De aquellos polvos, estos lodos
Hay un olor en el aire. Un olor que no se va. Desde hace semanas, los vecinos del barrio de Mirca lo han notado: un hedor dulzón, pegajoso, que impregna el ambiente y que se extiende desde el barranco de Los Gomeros hasta las curvas de San Juanito. No es un caso aislado ni una simple molestia momentánea. El problema se ha convertido en parte del día a día de quienes viven en la zona, hasta el punto de que han recogido firmas y presentado quejas formales ante las autoridades, exigiendo soluciones inmediatas.
El origen de esta incómoda presencia se encuentra en una carpa de secado de lodos de Barranco Seco, donde se procesan residuos de depuración de la isla. Pero algo ha salido mal. La instalación, diseñada para deshidratar los lodos antes de su disposición final, no está funcionando como debería. El resultado: kilos y kilos de residuos orgánicos que, en lugar de secarse de forma efectiva, siguen reteniendo humedad y entrando en procesos de descomposición anaerobia, liberando gases como el sulfuro de hidrógeno, el principal responsable del característico olor a huevo podrido.
Las quejas vecinales han obligado al Cabildo a reaccionar. La administración insular, según ha informado, ha decidido suspender temporalmente el traslado de estos lodos a Mirca y redirigirlos al Complejo Ambiental de Los Morenos, en Villa de Mazo. Pero esta medida, lejos de ser una solución definitiva, podría agravar el problema latente: la gestión de residuos en la isla.
Un problema que se apila (y que huele)
El Complejo Ambiental de Los Morenos lleva años operando al límite de su capacidad. La falta de previsión en la ampliación de infraestructuras ha convertido la gestión de residuos en La Palma en un juego de equilibrios precarios, donde cada ajuste en un punto de la isla genera un efecto dominó en otro.
Cuando Los Morenos se saturó, el Cabildo optó por trasladar parte de los residuos a Santa Cruz de La Palma. La planta de secado de lodos de Mirca fue parte de la solución improvisada. Pero esta instalación, que no estaba preparada para procesar los residuos provenientes de otras estaciones depuradoras como Los Llanos de Aridane y Las Breñas, colapsó ante la carga adicional. El resultado: un proceso de secado deficiente, residuos mal tratados y, finalmente, una plaga de malos olores que ha convertido a Mirca en el nuevo epicentro del problema.
La pregunta ahora no es solo cómo solucionar la crisis de los olores, sino cómo evitar que la gestión de residuos en la isla siga funcionando a base de parches temporales.
Un plan a largo plazo o un parche más
Suspender el traslado de lodos a Barranco Seco puede calmar temporalmente las quejas vecinales, pero no resuelve el problema de fondo. Si La Palma quiere evitar que esta situación se repita, es necesario un plan estructural que ataque la raíz del problema.
Parece razonable optimizar el proceso de secado de lodos. Esto significa mejorar el control de temperatura en la planta de Barranco Seco para garantizar que los residuos se deshidraten de manera efectiva y evitar que continúen descomponiéndose. También se requiere una revisión de los equipos de filtrado y control de emisiones para reducir la liberación de gases malolientes.
Pero incluso con estas mejoras técnicas, la planta de Barranco Seco no puede seguir funcionando como la solución improvisada a los problemas de Los Morenos. Es necesario un plan de gestión coordinada de residuos en la isla, que distribuya mejor las cargas entre las diferentes plantas de tratamiento y que contemple la creación de nuevas infraestructuras capaces de absorber el volumen creciente de residuos sin sobrecargar las existentes.
Otro aspecto clave es la transparencia y comunicación con la ciudadanía. Los vecinos de Mirca han vivido semanas de incertidumbre sin saber exactamente qué ocurre ni cuánto tiempo más tendrán que convivir con el problema. Un sistema de monitoreo de calidad del aire y un plan de información claro podrían ayudar a generar confianza y evitar que este tipo de crisis se repitan sin previo aviso.
De aquellos polvos…
El problema de los olores en Mirca no es un caso aislado. Es el síntoma de una crisis mayor en la gestión de residuos de La Palma. El traslado de lodos a Barranco Seco fue una solución de emergencia que terminó generando un nuevo problema. Ahora, con el desvío de los residuos nuevamente a Los Morenos, el problema simplemente cambia de lugar.
Sin una estrategia clara, el ciclo seguirá repitiéndose. Los olores de hoy son el resultado de decisiones tomadas ayer, y si no se actúa con previsión, serán también el problema de mañana. Mientras las administraciones buscan respuestas, los vecinos de Mirca siguen esperando que, más allá de los parches, llegue una solución definitiva.
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