Estampa otoñal
La mañana soleada
del otoño madrileño,
el paseo de un isleño
bajo la sombra arbolada.
El Retiro, qué gozada:
ver la gente pasear,
a los músicos tocar,
y en el lago, ilusionados,
parejas de enamorados
remando como en la mar.
Jócamo, 19.X.2024
NOTA: La imagen de El Retiro podría ser el lienzo impresionista de Renoir o, también, un cuadro hiperrealista de Antonio López. La mezcla intimista de las parejas que confiesan sus secretos, con el bullicio turístico de los visitantes en grupo.
Otros pasean su soledad, envueltos sabe Dios en qué recuerdos, escuchando el saxo que desgrana las populares notas melancólicas de “Bésame mucho…”
En el lago, los patos chapotean juguetones junto a las barcas, remadas por navegantes de agua dulce, más preocupados por inmortalizar el momento en una foto, que por sintonizar sus desarmónicas paladas.
Testigos mudos, los portentosos plátanos de sombra (Platanus x hybrida) y cedros del Himalaya (Cedrus deodara), orlados por setos de madroños (Arbutus unedo), a la sazón cuajados de frutos pintones, naranjas o rojizos, regocijo de los mirlos.
La rotonda del Ángel Caído, dirige nuestros pasos al paseo de Claudio Moyano, junto al Real Jardín Botánico, donde reposan los recuerdos del botánico Ginés López, que en esta ocasión nos trajeron a Madrid.
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