La Palma en el espejo del cine

El estreno de La Palma, en la plataforma Netflix, pondrá de nuevo a la isla de La Palma, en el centro del imaginario colectivo, pero esta vez a través de una catástrofe ficticia que, paradójicamente, evoca recuerdos recientes y, sin duda, despertará todo tipo de emociones entre la población y los visitantes.
La serie podría interpretarse como un arma de doble filo para el turismo: por un lado, su impacto visual tiene el potencial de atraer visitantes fascinados por los paisajes de la isla de La Palma; por otro, corre el riesgo de reforzar una narrativa de vulnerabilidad y fragilidad que podría hacer repensar los viajes de algunos turistas.
Esta representación plantea una encrucijada para el turismo local: mientras que el cine tiene la capacidad de fascinar y atraer visitantes, también puede perpetuar narrativas que subestiman nuestra resiliencia y fortaleza como comunidad. Y, con frecuencia, esa proyección viene de la mano de la propia población.
Para afrontar este desafío, es imprescindible que las administraciones públicas y las empresas turísticas, junto con la población, trabajen de manera corresponsable, articulando estrategias que pongan en valor la isla como un laboratorio natural y cultural único. La promoción turística debe ir más allá de las imágenes espectaculares que veremos en la pantalla; debe ser un relato que combine la belleza de los paisajes y la autenticidad, destacando tanto la riqueza natural como el paisaje social que ha surgido tras la erupción.
Formar a los técnicos de las administraciones en turismo es una tarea prioritaria. Debemos capacitarlos en la creación de mensajes que refuercen la seguridad y la confianza en el destino, promoviendo iniciativas que equilibren la atracción de visitantes con el respeto a nuestra naturaleza y nuestra cultura. Esto incluye fomentar campañas de promoción responsables, alineadas con la sostenibilidad y la autenticidad, y que sepan gestionar los impactos de las redes sociales, cuyo alcance puede amplificar tanto lo positivo como lo negativo.
Es esencial fomentar la transparencia en la evaluación de las políticas turísticas. Las administraciones deben comunicar de manera clara sus avances hacia un modelo sostenible, integrando a la ciudadanía como parte activa en los procesos de planificación y gestión. La isla tiene la capacidad de ser ejemplo de un turismo inclusivo y participativo, que refuerce el sentido de pertenencia de sus habitantes.
Las redes sociales han demostrado ser un arma de doble filo. Pueden construir una narrativa de esperanza, resiliencia y oportunidades, pero también alimentar percepciones alarmistas o desinformadas. Y es aquí donde surge la necesidad de un relato compartido, fruto de la participación social. Los habitantes de la isla no deben ser solo espectadores, sino la clave en cómo se cuenta y se vive nuestro territorio.
No se trata de temer al impacto mediático de la película, sino de abordarlo con corresponsabilidad. Y no estamos llegando a tiempo.
Las administraciones, empresas turísticas y población deben transmitir un mensaje claro: el de una isla que ha sabido superar adversidades y que apuesta por un modelo turístico que respeta tanto su naturaleza como su identidad cultural. Campañas informativas, experiencias turísticas que fomenten la educación ambiental y una gestión que priorice el bienestar de la comunidad local son algunas claves para convertir este reto televisivo en una oportunidad.
Debemos aprovechar este momento cinematográfico como catalizador de oportunidades y ello requiere integrar a la ciudadanía en los procesos de planificación y gestión. No se trata solo de atraer visitantes, sino de construir un modelo turístico que escuche las voces de quienes habitan la isla, fomentando un diálogo que transforme el turismo en un motor de desarrollo compartido y sostenible.
Lejos de ser una amenaza, La Palma es una oportunidad para reflexionar sobre la relación entre cine, turismo y territorio. La isla no necesita proyectar una imagen de perfección, sino destacar su capacidad de adaptarse, transformar desafíos en aprendizajes y ofrecer una experiencia auténtica que conecte a quienes la visitan con su riqueza natural y cultural, con su población.
*Elena María Pérez González es profesora titular de Universidad Europea de Canarias (UEC)
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