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Coalición Canaria prueba el reto de la fría oposición

Los miembros de Coalición Canaria en la noche electoral del 28 de abril.

Alexis González

Las Palmas de Gran Canaria —

Lo impensable ha sucedido. Coalición Canaria, un partido fundado en 1993 desde el poder y para perpetuarse en él, ha sido barrida de las principales instituciones insulares. Este viernes va a perder la Comunidad Autónoma, después de 26 años, con la investidura del socialista Ángel Víctor Torres como nuevo presidente gracias a un pacto progresista del PSOE con Nueva Canarias, Sí Podemos Canarias y Agrupación Socialista Gomera. Solo ese hecho supone un hito al terminar con un cuarto de siglo de control de CC sobre las cuentas autonómicas. Pero su trascendencia va más allá porque Coalición nunca ha vivido en la fría oposición, y su descalabro alcanza a cabildos y ayuntamientos sacrosantos que ha dominado durante décadas.

Como tal, Coalición Canaria nació en 1993, fruto de una alianza de once partidos insulares, que en marzo de aquel año sumaron sus votos en el Parlamento canario para apartar al histórico secretario general socialista, Jerónimo Saavedra, de la Presidencia del Gobierno. Fue mediante una moción de censura presentada por su vicepresidente, Manuel Hermoso, líder de las Agrupaciones de Independientes de Canarias (AIC), una federación de siete grupos insulares surgida de la UCD canaria. 

Aquel 31 de marzo de 1993, medio gobierno (AIC) censuró al otro medio (PSOE), y Hermoso Rojas, alcalde de Santa Cruz de Tenerife desde 1979 con UCD y ATI-AIC, se convirtió en el primer presidente nacionalista de la Autonomía. Lo hizo con los votos de su grupo (AIC); del Centro Canario Independiente (CCI), partido escindido del CDS del expresidente Adolfo Suárez y que más tarde se tornó en Centro Canario Nacionalista (CCN); de Iniciativa Canaria (Ican), partido de izquierdas que aglutinó en 1991 a Izquierda Canaria Unida (ICU), a Asamblea Canaria Nacionalista (ACN) y a otros grupos como Unión de Nacionalistas de Izquierda (UNI), todos en torno al exdiputado nacional y ex secretario general del PCC-PCE, José Carlos Mauricio; y de Asamblea Majorera, también nacionalistas de izquierdas de Fuerteventura.

Todos ellos crearon Coalición Canaria, junto al histórico Partido Nacionalista Canario (PNC) fundado en La Habana en 1924 y reflotado para la ocasión. Desde entonces CC ha dirigido el destino de las Islas, casi siempre en alianza con el PP pero también con el PSOE, y otras veces en solitario con gobiernos en minoría. El Ejecutivo canario ha estado en manos de CC desde 1993 (las AIC formaron otros pactos regionales entre 1987 y 1991 y de 1991 a 1993) y el partido fue consolidándose por el pegamento del poder. Ser clave para la gobernabilidad de España reforzó su posición para apoyarse en el PP o el PSOE en las Islas, sin que estos rechistaran aunque con el paso del tiempo CC fuera cayendo a segunda o tercera fuerzas en votos. El grupo nacionalista en el Congreso hacía valer en los años 90 sus cuatro diputados, con Mauricio codeándose con el ministro Rodrigo Rato y el presidente José María Aznar. Y en las Islas, también decidía los repartos de poder territorial en los que personajes como el exministro del PP José Manuel Soria fueron determinantes en esas alianzas de poder CC-PP.

Todo eso ha saltado por los aires en menos de un mes. Y tanto el PP como el PSOE canarios han colaborado para quitarse de encima a quien siempre mandaba sobre ellos, puenteándolos y dirigiéndose a sus jefes nacionales en Génova o Ferraz. “Yo no hablo con medianeros”, sino con el dueño de la finca, llegó a decir con desprecio el presidente saliente, Fernando Clavijo, sobre sus interlocutores canarios. Porque CC ha perdido el poder en la Comunidad por el Pacto de Progreso del PSOE con una de sus escisiones por la izquierda en 2005, Nueva Canarias, Podemos y ASG. Pero también se queda fuera de juego en los cabildos de Lanzarote o La Palma, o las capitales de esas islas, por la iniciativa del PP de pactar con el PSOE. Es lo que tiene llevar la voz cantante durante tantos años, dejando enemigos vivos por el camino…

Así, CC empieza ahora su particular travesía del desierto. Sin el Gobierno regional, sin sus cabildos intocables de Tenerife, LanzaroteFuerteventura o La Palma, sin sus ayuntamientos históricos de Santa Cruz de Tenerife o La Laguna, la barrida de las instituciones pondrá a la organización frente al espejo de verse en la oposición. Y ante el reto de sobrevivir como tal con una legión de cargos y cuadros en la calle. Sus principales dirigentes, entre ellos el presidente autonómico saliente, Fernando Clavijo, niegan la mayor, pero el riesgo de desmembrarse como partido que se ha consolidado al calor del poder está en la agenda de Coalición Canaria.

No en vano, en Coalición han convivido durante un cuarto de siglo tendencias de claro tinte conservador y hasta más regionalistas que nacionalistas, como las dos organizaciones originarias de las islas de Tenerife y La Palma procedentes de la UCD, la Agrupación Tinerfeña de Independientes (ATI) y la Agrupación Palmera de Independientes (API), con otras fuerzas de izquierda nacionalista, como Asamblea Majorera en Fuerteventura o Asamblea Canaria Nacionalista en Gran Canaria, la que en 2005 dio origen a su principal escisión por la izquierda: Nueva Canarias.

Con todos esos ingredientes y tiranteces, la flota de CC puede irse a pique durante el crudo invierno de la oposición. O ante la adversidad de verse sin coche oficial, despacho y sueldos públicos, cerrar filas por el ataque combinado del que ha sido objeto desde todos los flancos, de la derecha a la izquierda. No en vano, el sector más progresista de Fuerteventura se siente traicionado por Nueva Canarias en este cambalache de pactos que ha hecho perder a Asamblea Majorera-CC el Cabildo de una isla que ha gobernado desde 1999. Y las estrategias del PP y de Ciudadanos, rebelándose contra sus jefes en Madrid y en el caso de Ciudadanos sin cabeza ni dirección visibles en el Archipiélago, ha sido golpear a CC donde se pueda.

Porque, sin duda, el golpe letal ha sido la moción de censura presentada a CC en el Cabildo de Tenerife por PSOE y Ciudadanos con el apoyo externo de Sí Podemos, que acabará con 32 años de poder absoluto en esa isla. En ese cabildo se repite el pacto PSOE-Cs en el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, también vetado por los naranjas a nivel nacional, que ha terminado con 40 años de gobierno municipal de CC y sus antecedentes hasta UCD. Y en esas instituciones, como el Ayuntamiento de La Laguna gobernado durante los últimos 26 años, las alfombras llenas de polvo de años prometen vuelcos y no solo a las políticas locales ejecutadas por CC, sino a toda una red clientelar tejida con el paciente paso del tiempo en sus manos.

En el Ejecutivo regional que preside desde este viernes Ángel Víctor Torres, por ejemplo, las grandes líneas maestras del Pacto de Progreso empezará por revertir las políticas privatizadoras de CC en materia de Sanidad. Esas políticas de primar los conciertos sanitarios con clínicas privadas, bandera del Gobierno de Fernando Clavijo hasta el punto de nombrar consejero de Sanidad al gerente de una clínica privada, José Manuel Baltar, han estado en el ojo del huracán desde que CC forzara la salida del PSOE de su Gobierno en diciembre de 2016.

Enfrente, el Ejecutivo saliente de CC se ha encontrado al sector público sanitario, que harto del caos en los hospitales canarios ha llevado a Fiscalía, sin éxito por el momento, el desastre de Urgencias en el Hospital Insular de Gran Canaria. Pero si la Sanidad y el riesgo de seguir los pasos privatizadores de comunidades como Madrid ha estado en la agenda política canaria con este último gobierno saliente de CC, hasta el punto de ser el causante de la ruptura con el PSOE en 2016 –desde entonces hasta ahora fue el PP quien sostuvo el gobierno en minoría, con ASG-, la nula estrategia en la lucha contra el cambio climático es otra de las claves.

El Pacto de Progreso de PSOE-NC-UP-ASG no solo pretende dar contenido a los derechos sociales y la lucha contra la pobreza y exclusión social en las Islas, sino que debe revertir las políticas energéticas de CC, empeñada en introducir el gas como energía de transición, en unas islas de sol, viento y mareas que han dejado pasar décadas sin ponerse al día en energías renovables. Tanto, que hasta uno de los primeros concursos públicos de asignación de potencia eólica en las Islas ha acabado con condenas de cárcel a cargos públicos de la etapa en la que el hermano de José Manuel Soria dirigía la Consejería de Industria (2005) y el exministro por entonces presidente del Cabildo de Gran Canaria rondaba también por los alrededores eólicos, con intereses cruzados con licitadores del concurso.

Tampoco hay que retrotraerse tanto para dar con ejemplos de estrategias nefastas, en materia energética o de cambio climático, en estos gobiernos de CC. El nuevo Ejecutivo tendrá también que arreglar el desaguisado montado por Clavijo y su gobierno contra el cambio climático, y su empecinamiento en bloquear la puesta en marcha de un Observatorio para la Macaronesia en la isla de Gran Canaria. Una iniciativa liderada por el Cabildo de Gran Canaria presidido por Nueva Canarias, el rival de CC en el espectro nacionalista, y auspiciado por Naciones Unidas. El propio Fernando Clavijo dirigió sendas cartas a la ONU para paralizar esa iniciativa, ante el estupor del Ministerio de Transición Energética. Ahora soplan nuevos aires…

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