Antonio (nombre ficticio) comenzó a consumir marihuana a los 14 años. Ahora tiene 46, vive en Tenerife y lleva un año fuera de las drogas. Más allá de los porros, empezó a beber alcohol, lo que “desencadenó la inestabilidad” en su vida. “Falta de empatía con mi familia, pérdidas de trabajo, de amistades, episodios importantes de ansiedad”, cuenta en el último programa de Informe Trópico, presentado y dirigido por Carlos Sosa.
Este caos le empujó a recurrir a otras sustancias, como la cocaína y la heroína. La necesidad de recuperar su vida le llevó a pedir ayuda en el Proyecto Hombre, que ofrece acompañamiento a personas con adicciones. “Me ha enseñado que estaba muy equivocado. He aprendido cosas de mí que no sabía. Me ha enseñado a ver que se puede salir de esto”, narra. En Canarias, el alcohol es la droga más consumida y normalizada, seguida de la cocaína y de la heroína.
María del Carmen Lázaro es psicóloga y directora de Proyecto Hombre Canarias. En 2022 atendieron entre 500 y 600 personas y a sus familiares. “Trabajamos con ambos para una inserción más apropiada”. En el programa, emitido en Televisión Canaria, la experta cuenta que la rehabilitación del alcohol “está costando muchísimo”. “Socialmente está bien vista”, lamenta.
También destaca que después de la pandemia incrementó el número de personas que pedían ayuda. Aumentó el consumo de alcohol y de las benzodiacepinas. “Era con lo que nos podíamos drogar dentro de casa”, explica. Proyecto Hombre también trabaja con personas con patología dual. Son aquellos casos en los que hay un problema de salud mental y consumo de sustancias. En este punto, el profesor de toxicología de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria Luis Alberto Henríquez asevera que el alcohol es la droga más importante por el impacto que genera y su normalización social.
“Las personas que tocan nuestra puerta están desesperadas, desmotivadas y sin ganas de luchar”, señala Lázaro. La especialista además sostiene que para las mujeres es más difícil. “Nos vemos metidas en el cuidado de los hijos, de la familia, con demasiada carga como para preocuparnos por nosotras mismas. Pasa igual con muchas personas que también están en exclusión social, que no tienen redes de apoyo”.
Regular el cannabis
El debate sobre la regularización o la legalización del cannabis también ha estado presente en la sociedad en los últimos años. Thailo Rodríguez, activista en este ámbito, defiende las cualidades del cannabis en la medicina. “La actividad funciona con cierta alegalidad y es fácil que haya inseguridad jurídica no solo para los promotores de la iniciativa, sino para socios y pacientes”, dice. “Que no esté regulado los aboca a conseguir su medicamento en el mercado ilícito”, añade.
Según Rodríguez, Canarias podría ser líder en el cultivo y la venta de esta sustancia para que la gente pueda adquirirlo si los sanitarios se lo recomiendan. Iñaki Lavandera, exdiputado del Parlamento de Canarias por el PSOE, sostiene que hay “datos suficientes” como para poner en la balanza la prohibición y la regulación. “Las Islas tienen condiciones climáticas y diferencias fiscales que pueden favorecer la creación de puestos de trabajo en esta industria farmacéutica”, dice. “La política a veces va más lenta que la sociedad civil, pero soy optimista y España terminará dando pasos para que la regulación del cannabis sea más efectiva”, señala Lavandera.
María del Carmen Lázaro no comparte esta línea de trabajo. “Lo que importa es todo el dolor que puede causar en la sociedad y la familia y cómo cuesta salir”, valora. Además, insiste en que en Canarias los principales consumidores de cannabis son los adolescentes. “Aunque la legalicen, ellos no podrían acceder porque son menores de edad, tendrían que ir a la esquina”, defiende.
Lázaro recuerda, además, que el cannabis es “altamente adictivo” para los jóvenes. “He trabajado con gente a la que le ha provocado brotes psicóticos. He tratado casos de gente que fuma 20 porros diarios y no pueden dejarlo. Empiezan a los 15 y terminan a los 70”, advierte.
Un punto estratégico en el tráfico de drogas
El tráfico internacional de drogas es una de las actividades más lucrativas que existe. Al año, genera entre 300 y 500 mil millones de euros. El inspector jefe de la Brigada Central de Estupefacientes asegura que Canarias es un punto importante del tráfico de drogas en la ruta atlántica por su posición geoestratégica. La entrada de las sustancias se da por diferentes vías. Por vía aérea a través de mulas, o por vía marítima a través de barcos de pesca, recreativos o embarcaciones neumáticas.
En el año 2020, en España se produjeron más de 4.000 detenciones por tráfico de estupefacientes, derivados de cocaína y cannabis. En las Islas se han producido algunas de las operaciones antidrogas más importantes del país. “No se pueden dar respuestas locales a problemas globales. Tenemos que estar completamente coordinados”, señala el agente.
Para el activista Thailo Rodríguez, la lucha contra las drogas “ha fracasado”. “Una cosa es la lucha contra el tráfico de drogas y otra intentar reducir el consumo y qué tipo de adicciones”, indica.
La falta de recursos es una de las quejas en la que los expertos coinciden. Aunque existen diferentes entidades que trabajan en este sentido, hace falta más dinero. “Podríamos hacer más”, señalan. Por su parte, proponen trabajar más la prevención. “No se pueden banalizar los riesgos”.