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El Hospital Doctor Negrín de Gran Canaria deja de derivar pacientes con cáncer a la sanidad privada y reduce costes y lista de espera

Iván Suárez

Las Palmas de Gran Canaria —

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La incorporación, en julio de 2019, de un nuevo acelerador lineal para el tratamiento de pacientes con cáncer en el hospital Doctor Negrín de Gran Canaria, de referencia en la zona norte de la isla,  y la puesta en marcha, en enero de este año, de un plan de reducción de la lista de espera en el servicio de Oncología Radioterápica, con la ampliación de la actividad asistencial a los sábados, han puesto punto final a la polémica política de derivaciones a la sanidad privada iniciada en este servicio en 2014, con Brígida Mendoza (Coalición Canaria) como consejera.

El gerente del complejo, el neurocirujano Jesús Morera, que también fue consejero de Sanidad con el PSOE entre 2015 y 2017, ha confirmado que desde febrero no se remiten pacientes al servicio de radioterapia de Clínicas San Roque, el mayor grupo sanitario privado de la isla, que el año pasado percibió por este concepto 1,9 millones de euros. Frente a esta cantidad, la dirección del hospital Doctor Negrín estima que el plan para reducir los tiempos de demora tendrá un coste anual inferior a los 400.000 euros por la utilización de las cinco unidades de tratamiento (cuatro aceleradores lineales y un robot de radiocirugía) un día más a la semana, en doble turno (mañana y tarde), y el pago de incentivos a los profesionales que trabajen durante esas jornadas.

La mayoría de los facultativos de Oncología Radioterápica del hospital público respalda las medidas adoptadas por la dirección. Así se desprende de un escrito al que ha tenido acceso este periódico, remitido al gerente y al director médico del centro y firmado por nueve de los quince especialistas que ejercen en el servicio. La carta responde a informaciones publicadas la pasada semana en dos medios de comunicación a raíz de los problemas asistenciales originados en otra área del complejo, la de Oncología Médica, por la baja de cinco de sus ocho médicos en apenas cincuenta días. Esas noticias hacían extensible la situación de colapso al servicio de Oncología Radioterápica y lo vinculaban a la interrupción de las derivaciones al sector privado. 

Los profesionales que firman el escrito desmienten de forma categórica la “situación caótica” descrita en esas publicaciones y señalan que, gracias a la incorporación del acelerador lineal en julio y el plan integral de reducción de listas de espera aprobado en enero, con la puesta en funcionamiento de los equipos los sábados, los tiempos de demora, lejos de aumentar, se han reducido a “los inherentes al propio proceso y los requerimientos específicos de cada patología”.

Según recoge la carta, el número de pacientes con la planificación ya completada y a la espera de inicio del tratamiento de radioterapia era, a fecha 13 de mayo, de 35 pacientes en las cuatro unidades operativas (la quinta, el también polémico robot de radiocirugía Cyberknife, estaba averiada). Cada uno de esos equipos trató entre el lunes y el miércoles de la pasada semana de 31 a 41 pacientes al día. Los especialistas remarcan en esa carta que la próxima instalación de un quinto acelerador multifunción permitirá “optimizar” aún más los resultados y que los tiempos de espera ni siquiera se han visto afectados por la epidemia de COVID-19, una emergencia sanitaria que ha supuesto “un reto organizativo”.

“Es responsabilidad de todos evitar la difusión de bulos e informaciones falsas procedentes en ocasiones de fuentes anónimas con un evidente interés en dañar el prestigio y la calidad de la sanidad pública y contestar apropiadamente con objeto de tranquilizar a nuestros pacientes, sus familiares y, en general, a la sociedad de nuestra provincia”, concluyen los firmantes en un escrito que comienza advirtiendo de los riesgos de generar “una alarma infundada”. 

Fin a seis años de derivaciones sin concurso

Las derivaciones desde Oncología Radioterápica del Hospital Doctor Negrín comenzaron en abril de 2014, dos meses después de que Clínicas San Roque adquiriera su primer equipo para administrar radiación a personas con cáncer. A partir de esa fecha, se institucionalizó una práctica por la que se han estado remitiendo los últimos seis años una media de cinco pacientes a la semana a la sanidad privada, sin concurso de por medio y con independencia de los medios materiales y humanos con los que contara el servicio público o del número de pacientes que aguardaran para ser tratados. La fórmula utilizada durante toda esta etapa ha sido la del contrato menor urgente y la justificación, la insuficiencia de medios en un área que ha pasado de tener tres aceleradores lineales en 2014 a cinco en la actualidad y seis en un futuro próximo.

Aunque la lista de espera no se publica de forma oficial, los datos difundidos en el seno del servicio por la Comisión de Derivaciones, el órgano encargado de remitir pacientes a la clínica privada, ha situado la cifra en los últimos años en una horquilla de entre 280 y 400 pacientes. Uno de los episodios más controvertidos de esta etapa fue la adquisición, por 2,8 millones de euros, del equipo Cyberknife, instalado en 2017. Se trata de un robot de radiocirugía muy sofisticado, de alta precisión y baja toxicidad, pero menos versátil y con un coste de mantenimiento más elevado (285.000 euros al año) que el TrueBeam, la última unidad incorporada al servicio, un acelerador lineal que, según especialistas del sector, puede tratar al 90% de los pacientes atendidos en Cyberknife con similar nivel de sofisticación y en mucho menor tiempo, de manera que es más eficaz para reducir las listas de espera que en los últimos años han servido de justificación para derivar pacientes a Clínicas San Roque.

El robot de radiocirugía fue una apuesta personal del entonces jefe de Oncología Radioterápica del Negrín, el doctor Pedro Lara, que logró su propósito a pesar de la oposición, entre otros, del entonces consejero, el hoy gerente Jesús Morera. En su primer año de funcionamiento completo, el Cyberknife realizó 200 sesiones de radioterapia, una cantidad similar a la que puede hacer en tan solo una semana el TrueBeam. Lara abandonó el servicio, por la vía de una excedencia de dos años, en el verano de 2018, después de que Canarias Ahora publicara que trabajaba a la vez para el sector público y para Hospitales San Roque, la clínica a la que se remitía esa media de cinco pacientes a la semana desde el servicio que entonces lideraba y para la que, a día de hoy, sigue ejerciendo.  

Tras la salida del anterior jefe de servicio, las derivaciones continuaron e incluso se incrementaron durante los primeros meses del año pasado después de haber dado de baja, en octubre de 2018, el acelerador más antiguo. La última adquisición, el segundo TrueBeam del complejo, se puso en marcha el 22 de julio de 2019, aunque comenzó a operar a pleno rendimiento, en jornadas de mañana y tarde, a partir de septiembre, cuatro meses antes de que el gerente del Negrín, en coordinación con la entonces directora del Servicio Canario de Salud, Blanca Méndez, y el director del área de Salud de Gran Canaria, Bernardo Macías, aprobaran el plan de reducción de la lista de espera que ha puesto fin a las derivaciones a la sanidad privada.

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