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Pasión por el potajito

Camy Domínguez

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La mayoría de las mujeres divorciadas con hijos menores normalmente tenemos un convenio establecido por un juez mediante el cual se dicta una serie de medidas que, con más o menos acierto, reparten los días de vacaciones de los niños con ambos progenitores para que cada uno tenga derecho a disfrutar por igual de la compañía de dichos menores.

Después de pasar el año corriendo a un lado y a otro, entre exámenes, tareas, formación, burocracias y demás faenas que suponen el trabajo docente, cuando llega el verano y me quedo sin mis niñas aprovecho para bajar de peso, cosa que no hago el resto del año, que con el ajetreo no estoy pendiente de lo que engullo. Teniendo todo el tiempo para dedicarme a mí misma, sin que nadie esté poniendo caras largas a cualquier cosa que cocino, las ensaladas, las cantidades minúsculas de alimentos, las verduritas y sobre todo los potajes suelen ser lo más apetecido.

El potajito es lo más sencillo que hay, mi niña. Para hacerte un potajito solo tienes que poner en el caldero verduras, las que tengas en abundancia en ese momento, como coles, berros, espinacas, zanahorias, bubangos, calabazas,… lo que te plazca. Y puedes también añadirle sus papas, sus piñitas de millo, su carnita de cochino, su costillita o su panceta, además de engrosarlo con granos, como judías, lentejas o arroz, o añadirle su buen puñadito de fideos gruesos. No sé, a mí no me sale nada del otro mundo… pero es potaje, ¿no?

Una vez, cuando era pequeña, observé que mi padre se metía en la cocina a hacer un potaje y yo le caí atrás con papel y lápiz y fui anotando todos los movimientos que él hacía y así le copié una suerte de receta que no me queda muy diferente de lo que él preparaba. Y si no nos gustaba pues él nos recomendaba disfrazarlo con un par de cucharadas de gofio, que indiscutiblemente quedaría sabroso.

Debe ser la “operación bikini” o no sé qué diablos, pero últimamente parece que todo el mundo se ha puesto a dieta. ¡Porque mira que a la gente le gusta un potaje, eh! Te encuentras con que el gobierno de tantas y tantas instituciones está formado por un potaje de partidos que no se les ve la afinidad ni la coherencia entre unas ideas y otras por ninguna parte. Pero ellos se ligan de tal modo que hacen barrera para no dejar pasar por ejemplo a la fuerza más votada, o al menos un bloque de partidos afines. El programa de gobierno es lo de menos. Nadie apostó por esos programas a la hora de votar, pero la ley dice que es posible y ellos “tiran pa’lante”.

Y así te encuentras por esos ayuntamientos de Dios pactos insólitos de la izquierda con la extrema derecha o de la ultraderecha con la izquierda radical o de partidos que recurren a tránsfugas que no representan a nadie, salvo a sí mismos… Ahí tenemos por ejemplo el pacto del cabildo de Tenerife: El PSOE se junta con dos tránsfugas de C’s y con ayuda de Podemos, ¡zas!, le montan una moción de censura al recién investido Carlos Alonso, porque, no es que el nuevo proyecto sea bueno, ni sea mejor que el de CC, es que ya estaba bien de que gobernara la misma fuerza política tanto tiempo. El nuevo presidente del Cabildo, Pedro Martín, llevaba de alcalde veinticuatro años y tenía que cambiar de aires… así que, pues al cabildo otros veinticuatro y de esta te jubilas. ¡Puro oxígeno democrático en las instituciones! ¡Ay! Si cortáramos con la misma tijera…

También en estos días han investido al nuevo gobierno de Canarias, surgido para evitar que gobierne CC, porque es que ya llevaba mucho tiempo en el poder y había que echarlo. No importa que el proyecto sea bueno o malo. El proyecto es lo de menos: Ni bien Fernando Clavijo estaba tanteando a unos y otros partidos para reeditar su gobierno, para evitar este avance, rápidamente sale otro potaje de cuatro presidentes, porque conociendo el egocentrismo de todos ellos, ninguno se va a quedar callado para que pase el otro, así que de partida auguro cuatro años de potaje bastante salado, si atendemos a lo que dice el dicho.

En mi pueblo, Icod de los Vinos, también se les pasó la mano con la sal hace un par de años, con lo que el potaje de la moción de censura lo único que consiguió fue dejar maltrechos a la mayoría de los partidos, que aun así quisieron reintentar otro potaje después de las elecciones, pero se les echó a perder por falta de calabaza, o zanahoria, no sé. En fin…

Todos estos potajes o pactos de contención se me parecen a los embalses que se construyeron en la época de Franco, que muchos fueron un acierto para contener y aprovechar el agua, pero una obra civil de esta envergadura necesita, además de un buen proyecto, grandes cantidades de hormigón armado bien cimentado, con capacidad inmensa para aguantar firmemente toda el agua que se mueve en un río, con sus posibles crecidas estacionales. Ya sabemos la catástrofe que supuso la rotura de la presa de Ribadelago en Zamora en 1959, en la que casi un tercio de la población local perdió la vida con la riada.

A ver si estos potajes tienen una buena receta y son capaces de aguantar las riadas que están por venir y resolver todos los incendios que hay ahora en las instituciones. Porque poner cosas en un caldero al fuego lo sabe hacer cualquiera pero que tu potaje sea sabroso y a la vez lo pueda comer desde un bebé hasta un enfermo encamado o un deportista de élite, eso es otro cantar.

Pero como decía mi padre: “Si no te gusta, le echas gofio”.

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