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El obispo de Córdoba dice que “gastar la paga extra” en comida, bebida y regalos es vivir “torcidamente” la Navidad

El obispo de Córdoba, Demetrio Fernández.

Europa Press

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El obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, ha asegurado que “la Navidad es fiesta de alegría”, pero ha avisado del riesto de que “esa alegría la recibamos o la vivamos torcidamente, y esa no es la verdadera alegría, la alegría cristiana”, ya que, “por ejemplo, llegados estos días nos invade la sociedad de consumo, la incitación continua a encontrar la felicidad en el tener y en el placer”.

De hecho, según ha afirmado el obispo en su carta semanal, recogida por Europa Press, “todo a nuestro alrededor nos invita a consumir, a gastar y a disfrutar”, hasta el punto de que “para muchos la Navidad será solamente eso, gastar la paga extraordinaria en darse placeres en la comida, en la bebida y en los regalos”.

A juicio de Demetrio Fernández, “esa extorsión de la alegría nos hará llegar a enero con una resaca difícil de remontar, a la cuesta de enero difícil de escalar. Para muchos cristianos, incluso, la tentación es muy fuerte a recorrer esa ruta”.

Sin embargo, según ha argumentado en su carta semanal, “la alegría de la Navidad viene por otro cauce. La alegría cristiana viene porque el Señor está cerca, porque vamos a vivir de nuevo esa cercanía de Dios, que llega a hacerse hombre en un niño indefenso y frágil, que representa a todas las personas frágiles del mundo, y suscita en nosotros una compasión que incita a entregarse”.

En este sentido, el obispo ha señalado que “la liturgia cristiana tiene la capacidad de traernos realmente el misterio que celebramos. Realmente Dios quiere entrar en nuestra vida, realmente el Hijo de Dios hecho niño quiere invitarnos a una amistad duradera, y vamos a celebrar el nacimiento del Hijo de Dios en la carne humana tomada de su madre virgen”.

En definitiva, “el belén, el Niño y sus padres, los pastores y los reyes magos, vuelven a ocupar el primer plano de nuestra atención. Los niños, sobre todo, disfrutan enormemente de estas fiestas que se acercan, y nos hacen recordar nuestra infancia feliz junto al Niño de Belén. Preparemos nuestro corazón para acoger a Jesús, pidámosle a su madre un corazón como el suyo, para acogerle como merece. La preparación de estos días nos haga centrarnos en lo esencial, dejando lo accesorio y no permitiendo que eso accesorio nos distraiga del misterio”.

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