La orquesta de La Bajada
El ambiente cultural en la capital sube como la espuma los meses previos al encuentro Lustral. Y esto que debería ser bueno, no lo es tanto cuando se ensucia con los personalismos y las polémicas populistas que ciertas personas pretenden crear a costa de una fiesta que debería unir y no disgregar.
Algunos, muy sabedores ellos, pontifican sobre como debe ser La Bajada y apoyan sus muy respetables argumentos en que ellos son la voz de los palmeros, o la voz de la cultura, olvidando que la isla por suerte tiene muchas y distintas voces.
Viene está reflexión a cuento de la polémica que ha saltado a la prensa en cuanto a la orquesta que debe interpretar la música de La Bajada.
La Bajada de la Virgen es una fiesta de gran valor cultural. Una fiesta hecha por el pueblo, pero muy alejada de la mediocridad que tristemente contamina todo en estos nuevos tiempos.
Cultura debería escribirse siempre en mayúscula, como Bajada se escribe en mayúscula o los libros se escriben sin faltas, y las orquestas no desafinar. Un mínimo de calidad es necesario exigir y mantener. Y es triste ver, cómo la Cultura, sea, digamos Alta Cultura o Cultura Popular, que ambas entiendo con mayúscula, es arrastrada por el fango del populismo y los intereses particulares.
La Bajada de La Virgen con el esfuerzo de muchas personas ha llegado a un nivel de excelencia que debe mantenerse. Una calidad basada en la continua evolución, aportaciones de los artistas de La Palma que siempre se han sentido implicados con la celebración. Autores como Luis Cobiella, Toni Tabares y Elsa López este año, o más antiguos como Elías Santos, etc.
Si hablamos de la música de la Bajada, Luis Cobiella es sin duda el más destacado compositor que ha tenido la isla y que puso su música (su Minué es ya un himno en la isla), su obra teatral y su genialidad a disposición de la fiesta de forma gratuita. Es triste ver cómo algunos responsables culturales no ponen en valor su obra al no asegurar que su música sea interpretada con la calidad que se merece y pretenden a última hora formar de forma improvisada una supuesta orquesta sinfónica sin garantizar un mínimo nivel musical.
La música del Minué y el Carro desde hace muchas Bajadas ha sido interpretada por orquestas profesionales, buscando un nivel interpretativo acorde a la calidad del compositor que no se nos olvide es palmero. Y ese mínimo nivel interpretativo es necesario mantener.
Pretender que sus creaciones sean interpretadas sin esa garantía de profesionalidad me parece un menosprecio a su figura y ofender al talento de la gente de aquí.
La Asociación Luis Cobiella se ha manifestado al respecto y ha dejado claro que lo único que pide es que la música de Luis sea interpretada con la calidad que se merece.
La isla de La Palma no tiene orquesta sinfónica, y no la tiene porque una isla de tan solo 70.000 habitantes no puede tenerla. Y cuando la realidad es la que es, inventarse una a pocos meses de la Bajada es poner en riesgo el nivel ya conseguido.
Este año se perdió la maravillosa oportunidad de que gratuitamente viniera la Orquesta Sinfónica de Tenerife que ya se había comprometido a hacerlo en la edición no celebrada de 2020. Una de las mejores orquestas a nivel nacional que venía a colaborar de forma gratuita con la Bajada y la música de Luis Cobiella. Y se perdió porque algunos consideraron, desde su rancio populismo, que no es necesaria la excelencia interpretativa para las fiestas (para los populistas la excelencia siempre es mala), y apostaron por formar a última hora un proyecto para crear una supuesta orquesta palmera que lo único que tiene de palmera es su nombre apoyada o promovida desde algunos círculos políticos y culturales. Una orquesta que no es profesional pero que nos costaría como si lo fuera o incluso más. No estamos aquí hablando de colaboración desinteresada de palmeros a la fiesta como hacen los que bailan Los Enanos, o Los Acróbatas o los que bailan el Minué. Hablamos de una orquesta que aún no se ha formado, a base de reclutar músicos de fuera de la isla, que nunca ha tocado junta, y que, integrada por mucha gente sin experiencia orquestal no parece reunir un mínimo de garantía, que ya no hay tiempo para demostrar. Un experimento de ultima hora, que estaría bien que sus promotores nos dijeran lo que nos iba a costar a los palmeros.
Parece lógico pensar, que sería más seguro dejarse de extraños experimentos, además de más económico y con una calidad ya contrastada y contar con la orquesta que ya ha cubierto las fiestas durante las últimas celebraciones y que ha sido la Sinfónica de Las Palmas.
Sirvan estas líneas para defender modestamente al talento de compositores palmeros y de crítica a aquellos que con tal de colgarse algunas medallas o imponer su visión de cómo debe ser La Bajada pone en riesgo la calidad artística de unas fiestas que son de todos.
Y como reflexión final, si desde el Cabildo quieren montar una orquesta, su consejero tiene cinco años por delante para hacerlo. Cuando se pongan a la labor se darán cuenta que es como querer ser el tercer puerto del Imperio o la sexta ciudad del mundo en tener electricidad, meras ensoñaciones nostálgicas. Que empiecen a trabajar y dentro de cinco años demuestren con hechos la calidad de esa supuesta Orquesta de La Palma. A lo mejor si empezaran por metas más modestas como la de formar el coro insular tendrían más éxito en su liderazgo cultural. Las ensoñaciones del consejero cuestan dinero y van directas al fracaso.
Lamentar la oportunidad perdida con la orquesta sinfónica de Tenerife y felicitar a la orquesta Sinfónica de Las Palmas por su gran concierto de este sábado en el teatro Circo de Marte y esperemos poder oírla de nuevo en las fiestas lustrales interpretando la música de Luis Cobiella.
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