El Louvre certifica “sin duda” alguna que una de sus piezas es un felino románico de la fachada de San Isidoro de León
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No todos los días cambian una cartela de un museo (el letrerín que explica lo que se está viendo) por una investigación. Y mucho menos es algo habitual que lo haga el mismísimo Louvre en París de la de un historiador del arte español. Pues esto es lo que ha conseguido el gallego Francisco Prado-Vilar, un enamorado de San Isidoro de León que hace año y medio se encontró la escultura románica de un felino en un pasillo del museo parisino y que le causó tanto impacto al intuir que era de la fachada de San Isidoro de León que se puso a investigar cómo había llegado a Francia.
Prado es un enamorado de San Isidoro de León –que considera “que tiene un nivel simbólico extraordinario, de los mejores del mundo medieval, es inagotable en referencias artísticas y León en general, también”– y entre sus estudios escribió en 2009 un extenso artículo científico sobre la basílica regia legionense titulado 'Lacrimae rerum: San Isidoro de Leon y la memoria del Padre'. Licenciado en Harvard, es un experto en el arte medieval e investigador distinguido de la Universidad de Santiago de Compostela en el Departamento de Historia del Arte, formando parte del grupo de investigación Síncrisis y del CISPAC, el Centro de Investigación Interuniversitario de los Paisajes Atlánticos Culturales CISPAC. Fue el coordinador de la restauración del Pórtico de la Gloria de la Catedral de Santiago de Compostela, y ahora está también con otro proyecto ambicioso, que es la reconstrucción digital del Coro de Piedra del Maestro Mateo en la misma Seo del final de la Ruta Jacobea.
Como gran conocedor de San Isidoro –al ser gallego la vinculación del arte románico de la época con el Reino de León es crucial para comprender mejor la iconografía, por ejemplo, de la Catedral de Santiago y del románico en Galicia– cuando vió la escultura felina con una cartela que indicaba que provenía de “León, Spagna” todas las luces se le encendieron. “Me invitaron de profesor visitante en la École des Hautes Études, y como siempre vas al Louvre, vas de un lado al otro y fue llegar y pasar por ese sitio de transición entre varias salas y ver aquel león y llamarme la atención. Y me dije 'a ver, esta pieza sé más o menos de dónde es pero no la conozco'. Entonces miré la cartela y ponía que procedía de León, España, pero poco más. Fue ahí cuando me interesé por ella y fui directamente a pedir la documentación que tuviera el museo y me sorprendió que no había documentación ninguna. Lo único que tenían era el recibo de cuando le compraron la pieza a la galería parisina Brimo de Laroussilhe, una muy importante que todavía existe, en 1936. Y entonces ahí es donde me puse a hacer investigación”, comenta sobre el momento en que la localizó.
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La basílica legionense es regia, fomentada por la reina Sancha de León al reformar el antiguo monasterio “de piedra y barro” de San Pelayo a templo románico, y luego ampliada y mejorada por su hija Urraca, la del cáliz, la hermana de Alfonso VI. Así que cuando vio en un pasillo entre dos salas del Louvre la pieza del León a mediados de 2023, indicando la cartela de entonces del museo que provenía de León en España, le saltó la curiosidad. Y la intuición de muchos años de estudio provocó una rápida investigación que se sustanció en un artículo que publicó en julio de 2023 en Románico Digital titulado 'Un león románico en París: en busca de los fragmentos perdidos de la basílica de San Isidoro'.
Y poco más de año y medio después, aprovechando que está ahora mismo en París, ha podido comprobar cómo el Louvre ha cambiado la cartela certificando su investigación.
“Yo busqué donde creía que podía encontrar una foto antigua de donde estaba colocado ese león. Que creía que era en en la portada sur de la basílica de San Isidoro de León, pero me di cuenta que no, que ahí ya ese León se había destruido por las inclemencias del tiempo al comprobarlo en unas fotografías y que se sustituyó con esculturas de Andrés Seoane, que son las que se ven hoy en día. O sea, que el que había visto en el Louvre tenía que ser el de la desaparecida portada norte”, explica Prado.
Una aventura intelectual única
Toda una aventura de esas que marcan un hito en la carrera de un historiador del arte: “Efectivamente, sí, pero es de estas cosas que se juntan. Todo lo que vas aprendiendo y haciendo investigación a lo largo de un periodo”, reconoce el historiador del arte gallego: “Se te junta cuando ves una pieza y claro la investigación es compleja. Pero realmente una vez que estaba encaminado no fue tan compleja, porque por otras cosas que he estado investigando. Investigé en León hace tiempo que publiqué un artículo muy largo sobre la portada del Cordero y ahí ya me interesé por todos los fragmentos de la portada norte, que está desaparecida en su conjunto. Porque es una portada cronológicamente muy interesante junto a las del transepto. Y después coincidió que por asuntos de otra investigación en relación con el portico de la gloria y todo. Había buceado en todo cuanto archivo fotográfico, privado y público y entonces ya sabía dónde buscar un poco”.
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Un hecho tan importante, el cambio de la cartela, que Miguel Ángel Cajigal, famoso como @ElBarroquista por su divulgación cercana de la Historia del Arte y experto en museística, destaca sobremanera: “Es una muy buena noticia. Demuestra que los museos están vivos y pendientes del mundo que tienen alrededor. Que tienen contacto con la investigación que se desarrolla en otros organismos o en otros países”.
“Al mismo tiempo, es una prueba de que el conocimiento académico o científico está en evolución y revisión permanente. Los museos no son mausoleos de la cultura infalibles sino que pueden y deben ser ayudados a corregir y mejorar”, resalta Cajigal.
¿Cómo salió de España la pieza?
Francisco Prado-Vilar también recalca que le interesó cómo podía estar expuesta en el Louvre esta singular pieza. “Sobre todo me interesaba si podía conseguir información de cuándo salió esa pieza de España, si era posterior a 1933 o un poco después, porque en ese caso se podría reclamar”. Francisco Prado-Vilar es un experto en legislación de arte, ya que estuvo implicado en la recuperación de las esculturas del Maestro Mateo que tenía la Familia Franco. Sin embargo, en el caso de León no pudo encontrar la documentación de la compra en España: “La fecha que hay, cuando se la compró el Louvre a Brimo en el 36, no indica nada, porque podía haber estado fuera de España mucho antes”.
¿Y cómo salió de España? Prado-Vilar sostiene la hipótesis de que es de la colección de Juan Crisóstomo Torbado, uno de los arquitectos que salvaron la Catedral de León de la ruina, que también fue uno de los que hizo las primeras intervenciones de conservación en San Sidoro a principios del siglo XX. En su investigación confirma, “gracias a la digitalización a sus planos y varias fotografías” que el León no estaba en la portada Sur, la del Cordero, sino que estaba en la norte, que desapareció a lo largo del tiempo. “Él fue el que quitó algunas de las estructuras posteriores. Y un poco reconstruyó alguna planimetría de la portada y como tenía piezas de la portada norte en su colección particular, yo intuyo que este León también pudo acabar en sus manos o en manos de otros privadas, claro. Imagínate, tú estás trabajando en la portada norte y estás liberando un contrafuerte. Te encuentras este León emparedado allí, pues te la llevas para casa, vamos”. Una cuestión que a día de hoy sería anatema, pero “eran otros tiempos y yo ahí no juzgo a nadie. Aunque bueno, a algunos sí habría que juzgarlos, pero este señor no era especialmente de los peores”.
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Finalmente la investigación, al descartar que fuera uno de los leones de la portada Sur (la del Perdón), porque al ver las fotografías pudo comprobar que el que él creía en un principio (la que coronaba el contrafuerte derecho según se mira al edificio) en realidad se había destruido por el tiempo ya que hay fotos en el que se ve completo y años después sólo los restos, fue por ese lado. “En el Louvre fueron muy profesionales, cuando fui a por la documentación nunca me ocultaron nada”, les reconoce. Así que cuando tuvo listo el artículo con sus conclusiones se lo envió al máximo responsable del Departamento de Escultura Medieval del Louvre, el archivero Pierre-Yves Le Pogam, “y él dijo, qué maravilla, por Dios, muchísimas gracias. Además, él coincide que es un señor, ya debe estar cerca de retirarse, amigo de un mentor mío, Charles Little el director del Departamento Medieval del Metropolitan de Nueva York experto en escultura románica hispánica que me había citado varias veces en otras cosas, y eso supongo que facilitó las cosas, porque yo se lo mandé a Le Pogam sin conocerlo de nada y bueno, a él le encantó. De hecho lo cambiaron bastante pronto en la web”.
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Francisco Prado-Vila está ahora mismo en París, ILEÓN le contactó cuando estaba visitando el Museo de Cluny, y es ahora cuando ha podido comprobar que está cambiada la cartela de la pieza. “Y cuando la ví me sentí orgullosísimo, y también sorprendido, porque no es normal que una cartela ponga 'sin duda', porque es como una autoridad máxima que certifica tu investigación. Cuando no tienes un papel que te certifique que esa pieza es de allí, aunque estés convencidísimo, dices 'probablemente'; pero aquí ya no solo dicen que es de San Isidoro, sino que es 'sin duda' de San Isidoro.
“Es sorprendente realmente que cambiaran la cartela tan rápido y todo, la verdad está muy bien así tener un efecto directo en el arte, así en un museo tan importante. La verdad es que sí, me lleve una alegría; además con una investigación complicadilla, Porque parecía que era el de la portada sur, pero no. No todos los días cambian una cartela de un museo tan importante como el Louvre”, termina Francisco Prado-Vilar el relato de su aventura.
Y ciertamente, no todos los días un museo francés hace caso a un investigador español y destaca San Isidoro de León como uno de los lugares con la mejor iconografía medieval escultórica del mundo.