'La Revuelta' enmudeció ante la espía española más joven de la II Guerra Mundial: “No sabíamos lo que hacían los nazis”

Paula Hergar

5 de febrero de 2025 23:46 h

Pocas veces el público de La Revuelta se queda mudo, pero en la entrega de este miércoles ocurrió. Lo logró Liana Romero Swirski con su relato sobre su vida como la espía española más joven de la II Guerra Mundial, e hija de la agente doble conocida como la “Reina de Corazones”. 

Para presentarla, David Broncano explicó cómo le había llegado la “increíble” petición de su entrevista: “Me llegó un mail, a una dirección de hace 15 años, y en el tema ponía 'espía II Guerra Mundial'. Lo abro y era una señora que era la representante de la espía más joven. Pensé que podía ser falso, pero pasé el mail y efectivamente, no era broma”.

Por la puerta entró Swirski, una señora de 92 años, que es una enciclopedia histórica viva. Con una elocuencia fascinante, la invitada explicó cómo desde los 11 años “la habían estado entrenando” para acompañar a su madre, la espía Larissa Swirski, en sus misiones secretas.

Recordó cómo tras estallar la Revolución Rusa, su madre, de familia noble, huyó de Odessa hacia Alemania en 1920 y terminó instalándose en París, refugio de la nobleza rusa. Allí conoció a su padre, Manuel Romero, un marino sevillano. Ya casados, durante un viaje en Tánger, los alemanes contactaron con Larissa prometiéndole que, si trabajaba para ellos, le devolverían todo el poder y las pertenencias familiares una vez lograsen la victoria sobre el Ejército Rojo de Rusia.

“Hablaba seis idiomas, era muy guapa, tenía la típica imagen de espía. Y le dijeron que si trabajaba con ellos le devolvían todo al quedarse con Rusia. Ella quería recuperar la tumba de sus padres y así empezó a trabajar para los alemanes”, señaló. Hasta que su propia hermana le explicó lo que hacían en los campos de exterminio: “Cuando se enteró de todo esto mi madre dejó de trabajar con los alemanes, y se ofreció al bando contrario. No teníamos la menor idea de lo que hacían los nazis”.

Todo su relato mantuvo en silencio a un auditorio que no quiso interrumpirla en ningún momento. “El que yo esté aquí hoy, con un poquito de vitalidad, a pesar de la edad, es porque quiero dar un ejemplo de que se puede hacer en esta vida mucho si uno quiere. Fui modelo en los años 60-70, y este año he hecho ya tres pasarelas. Con la cojera y toda la cara”, decía orgullosa.

Liana dejó perplejo también a Broncano entregándole una cámara de espía del año 39-40 con microfilm: “Esto es increíble”, comentaba el presentador, mientras ella aseguraba que si en esa época te pillaban con eso “te mataban”.

La invitada también se sumó a la dinámica del programa, regalando polvorones de Chipiona y hasta un trocito del muro de Berlín cuando cayó. No tuvo problema en que le preguntaran por el sexo, ni por el dinero, sobre el que dijo que “olía mal”. Finalmente, el presentador la despidió con un: “Te vamos a invitar más veces, que nos cuentes más cosas”, y Liana aceptó.