El Tenerife gana a los fantasmas
El gol de Maikel Mesa obró como una expiación de todos los males que llevaban al Tenerife camino de otro resultado hiriente, inapropiado para el primer tiempo espléndido que firmó ante el Albacete. Agonizando una prolongación interminable, en inferioridad desde la expulsión de Waldo en el 65, con el rival cayendo al área amenazando el 2-1 con el que se agarraba a la vida, el gol de Maikel expulsó a los fantasmas y liberó a estos y aquellos en el entregado Heliodoro de la celebración final.
El 3-1, más en la forma que en los guarismos, da a los blanquiazules un estímulo extra y una semana más para seguir creyendo en el milagro de la permanencia. Puede que aun más importante en esta fase del curso sea la confirmación de los factores de crecimiento que le van asomando al Tenerife desde que lo conduce Cervera.
Fiel a su catecismo, el entrenador ha trasmutado errores por aciertos en lo que el equipo ha subido el tono general. Este Tenerife de ahora no es un espectáculo a los ojos, pero la sola aparición de algunos automatismos, el hecho de que ahora raramente pierda el escalonamiento y la mejora del juego a balón parado explican que el grupo de Cervera, ahora sí, vaya más por delante que a remolque.
Entonces lo de esta noche aguada ante un Albacete que le dio el balón al Tenerife para guardarse en cuarenta metros en un arranque contemplativo que pagó caro. Andando el minuto 6 ya había concedido un córner que en otro tiempo de este curso no le habría rentado al Tenerife.
Entre el tino de Luismi Cruz para colocar el balón en la olla y la pericia de José León –un cabezazo picado que mareó a Lizoain– se encontró el 1-0 y hasta el descanso una sucesión de remates liberados de los que pudo salir malherido de no ser por el portero. Por orden, un pelotazo de Diarra (m.17), un testarazo de Bodiger a punto de coger puerta (m.19) y luego Gallego (m.40) con un contrapié milagroso del portero.
Hasta el entreacto, el partido fue del Tenerife salvo la ocasión de Pacheco (m.21) que evitó Badía con una parada a pecho descubierto en lo que le encimaba. Ya fuera Diarra cayendo al espacio en la banda derecha como Bodiger saliendo de su posición para comprometer el mismo flanco, el Tenerife tuvo el balón, el tino de Fabio para pausar o acelerar a conveniencia y la fiabilidad en las disputas o los balones divididos, casi siempre de su lado.
El 1-0 al descanso le supo a poco, pero la salida eléctrica tras la pausa le quitó el mal sabor. Volvió Luismi Cruz a hacer suyo un córner –bendita eficacia dentro una actuación grisácea, errado en el último pase con la pelota jugada– y encontró su centro cerrado al primer palo la cabeza de Gallego para rematarla peinadita, con Lizoain vendido por el arrastre de tres blanquiazules a la corta.
Con dos de renta y medio encuentro por jugarse, el Albacete no encontró modo de meterle mano al Tenerife hasta que se aparecieron los fantasmas habituales, hoy fruto de la relajación y no de la fatalidad o la casualidad. León se aflojó lo justo en un balón sin mayor peligro, pero se fue al corte medio segundo tarde, lo justo para patear a Kofane antes que al balón, lo que se dice un penalti indiscutible. Badía adivinó el tiro de Morcillo, pero el rechace le quedó limpio para un segundo remate inapelable.
La tragedia terminó de coger forma en cinco minutos, para cuando Waldo –por lo demás uno de los factores de crecimiento que con Cervera han cambiado las prestaciones del Tenerife– se desconectó lo suficiente para irse al encuentro de Juanma, pugnando con la pierna en noventa grados por un balón dividido en la media cancha sin mayor valor. La patada, más alevosa que violenta, fue revisada por el VAR. Expulsado sin necesidad, no estará en Elche, como tampoco Gallego, que en la protesta por la roja de Waldo vio su quinta amarilla.
Con el Tenerife en inferioridad, Cervera apostó por Canterio y Marlos en los flancos de la línea de medios antes de que el Albacete metiera de golpe estiletes para amenazar por la banda de David (Nabil), un interior para filtrar (Pablo) y un segundo delantero (Higinio). La entrada de Maikel por Gallego y de Aitor Sanz para relevar al vaciado Bodiger cogió al Tenerife tan aplicado detrás como desnortado cuando recuperó el balón.
Badía volvió a evitar el empate en lo que Marlos era incapaz de sumar tres acciones positivas en la misma jugada y a Cantero no le asomaba el diente para doblarse con Mellor en la defensa por la derecha. Cosas del fútbol, los fantasmas fueron cazados en una recuperación en la salida del Albacete por los mismos Marlos y Cantero, el uno para descargar hacia el otro, el otro para colocar una pelota templada al palo largo –una suerte entre las mejores que maneja– donde esperaba Maikel Mesa y la espléndida volea con la pierna mala con la que apuntilló al Albacete y a los malos espíritus. Catorce meses después, el Tenerife volvió a hacer tres goles en un partido.
(3) CD Tenerife: Edgard Badía; Mellot, Sergio, José León, David Rodríguez; Luismi Cruz (Cantero, m.66), Fabio (Aarón, m.88), Bodiger (Aitor Sanz, m.83), Waldo; Diarra (Marlos, m.66) y Enric Gallego (Maikel Mesa, m.83).
(1) Albacete Balompié: Lizoain; Javi Rueda (Willy, m.90), Jon García, Lalo Aguilar, Juan María (Higinio, m.74); Juanma (Pablo Sanz, m.79), Pacheco (Nabil, m.74), Riki, Morcillo; Fidel (Javi Villar, m.46) y Kofane.
Goles: 1-0, m.6: José León. 2-0, m.48: Enric Gallego. 2-1, m.56: Morcillo, de penalti. 3-1, m.90+5: Maikel Mesa.
Árbitro: Sergio Muresan Muresan (Comité Valenciano). Expulsó a Waldo (m.61) por una entrada peligrosa a Juanma. Amonestó a Enric Gallego (m.61) y Maikel Mesa (m.9+50); y al visitante Pacheco (m.57).
Incidencias: Partido de la vigésimo quinta jornada de LaLiga Hipermotion disputado en el estadio Heliodoro Rodríguez López ante 12.708 espectadores.
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