Cien latigazos
Tranquilo, Cristiano, que tú eres rico, guapo y famoso, y mil millones de seguidores en redes te garantizan una buena cobertura, así que tranquilo que esos cien, creo que al final sólo son 99, qué alivio, latigazos a que te han condenado por dar un tímido abrazo y un beso en la frente a una chica que te había hecho unos lindos retratos, aunque sea una pena por adulterio en nombre de un dios compasivo y misericordioso, esos latigazos no son nada comparados con los 148 y los 38 años de cárcel a que han condenado a una mujer por defender los derechos de todas las mujeres de su país. No me gustan los castigos, que uno ha estudiado derecho penal en Santiago, y ya en el siglo XIX los más ilustres penalistas decían que las penas consecuencia de un delito no se ponían con la finalidad de castigo o venganza social sino para la rehabilitación del culpable. Pero quién soy yo para opinar cuando la Unión Europea por cuya integración voté hace bastantes años, ha pasado de ser el lugar más dialogante, solidario y pacífico del planeta, lección aprendida después de dos espantosas guerras mundiales y una ristra de conflictos regionales, ha pasado de ser esa isla democrática en medio de un mundo de dictaduras y autocracias a invertir, lo dijo Von der Leyen, ochocientos mil millones de euros en rearmarse, digamos hasta los dientes, aunque es un hecho de sobras conocido que nunca dejamos de vender armas y comprárselas a todo ‘kiski’. Hablando de latigazos no me parecen tan mal los que le dieron unas muchachas peruanas a un alcalde que había convertido en hábito mentirle al pueblo o los que le dieron vigilantes civiles a unos guardias que le estaban pegando a unas mujeres acusadas de brujería en dicho país. A mí no me miren, que yo sólo digo lo que he leído en la prensa de aquí y de allá, que del más allá ya hablaremos cuando toque. Mientras tanto no permitamos, euroafricanos míos, que la DANA del odio nos desborde. Defendámonos sí, pero como dicen en Galicia a ‘modiño’. Amén, que de aleluyas ya hemos tenido bastante.
Nota del traductor: ‘A modiño’ es “con moderación” o algo así.
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