Arte para romper el silencio sobre la violencia psicológica, un ''tatuaje en el cerebro que nunca se termina de borrar''
La violencia psicológica es “como un tatuaje en el cerebro que nunca se termina de borrar”. De la necesidad de romper el silencio sobre esta forma de maltrato no tan visible nace el corto No estás loca, dirigido y protagonizado por la directora y actriz madrileña María Bestar. La producción refleja la violencia que ella misma sufrió por parte de su expareja. “Ha sido para mí una catarsis. Necesitaba sacarme la impotencia del cuerpo en nombre mío y de todas mis compañeras”, afirma. El cortometraje fue proyectado el pasado 17 de enero en Gran Canaria en el encuentro No estamos locas, pero nos hacen la vida imposible, con la participación de la periodista canaria Nanda Santana, autora del libro Te haré la vida imposible.
Bestar, también cantante y compositora, ha dedicado toda su carrera profesional a denunciar a través del arte las violencias machistas que sufren las mujeres. Durante años ha trabajado con víctimas de violencias y de ataques con ácido en diferentes partes del mundo como Miami, México o Colombia. “La mejor manera de ayudar a las víctimas es la conciencia social. Nosotras ya sabemos lo que es esta violencia. Los libros, las películas o las canciones te permiten estar en la piel de la víctima, sentir lo que ella siente y empatizar. Mediante la empatía social se puede conseguir el cambio”, defiende.
El título del cortometraje, No estás loca, también interpela directamente al entorno de la víctima y del agresor. Así como evidencia la necesidad de reforzar el sistema para apoyar a las mujeres que sufren violencia psicológica. “Te hacen sentir loca en el momento en el que miran hacia otro lado. Cuando te dicen que es normal, que en los matrimonios pasan esas cosas”, insiste. “Pero no. Es violencia. De ahí al golpe hay una línea finísima. Las mujeres con las que he trabajado siempre me dicen que la herida física se cura, pero la psicológica se queda ahí para siempre. Cuando tienes un día malo te llega esa voz que te dice ”sin mí no eres nadie“, detalla.
Que una pareja de clase alta protagonice el corto tampoco es casualidad. “Estoy harta de que se diga que los maltratadores son personas con adicciones. En el corto el hombre siempre está con agua o un zumo de naranja, ni una gota de alcohol, y ella es económicamente independiente”, insiste. El propósito: romper con los estigmas. “Esto pasa en todas las clases sociales. Incluso en las más altas se esconde más por vergüenza”, señala.
Desnormalizar la violencia contra las mujeres y los menores
Interpretar su propia historia fue un proceso “liberador”. “Me costó más verlo que rodarlo. En el rodaje siempre preguntaba al equipo si veía la violencia, porque yo la tengo muy normalizada. El propósito era ese: desnormalizar la violencia”, cuenta.
El cortometraje, que cuenta ya con varios reconocimientos y premios, también visibiliza la violencia vicaria, aquella que se ejerce sobre las mujeres a través de los hijos e hijas. “Los hijos son el talón de aquiles y los utilizan para hacerte daño a ti. Es la crueldad más terrible que hay”, subraya Bestar. En esta línea, la directora de No estás loca recuerda que la violencia vicaria no es solo el asesinato de los menores. “Antes de eso hay años y años de tortura. Hablarle mal a los hijos de la madre, no pagar las pensiones para que la madre se vea apurada económicamente, o llevarse a los niños el fin de semana y decirte ”a ver si los vuelves a ver el lunes“. Esas 48 horas son una agonía”, ejemplifica.
Bestar colabora con la asociación Infancia Silenciada, que lucha por que los agresores no tengan la custodia compartida de los hijos. “Si un hombre tiene antecedentes y está comprobado que maltrata a la mujer, ¿cómo le puedes dar una custodia compartida? Si un niño ha presenciado que su padre casi mata a su madre, su referente de apego, ¿cómo va a tener la custodia? ¿Por qué no se escucha la voz de los menores?”, cuestiona la actriz.
“Las madres estamos cansadas”, asevera en esta línea la periodista Nanda Santana. Es portavoz del colectivo Madres VIVA, que reúne a diferentes mujeres víctimas de violencia vicaria y que además está conectado con otras entidades del ámbito nacional como Infancia Silenciada. “Cuando hay una condena por violencia, automáticamente se tienen que suspender los regímenes de visitas. Hay muchos menores que sus agresores sexuales son sus propios padres y el juzgado no hace nada”, critica.
Para Santana, cuando hay menores de por medio, “los juzgados tienen que actuar con muchísima más urgencia de la que actúan”. “Si hay que modificar los procedimientos, que se modifiquen”, sentencia. En su libro, Te haré la vida imposible, cuenta la violencia que ella y sus hijos sufrieron desde el momento de la separación. “A mis hijos les robaron su infancia. La infancia libre de violencia a la que todo menor tiene derecho”, insiste.
“El sistema legal de protección a mujeres y menores está ejerciendo a día de hoy una violencia inaceptable. Estamos hablando de seres muy vulnerables que tienen derechos aprobados por la ONU y por una Ley Orgánica en España”, reivindica. “Es inaceptable que no se esté protegiendo a los menores y que a las madres que luchamos por protegerlos se nos pongan etiquetas de todo tipo”, lamenta.
“En estos momentos de ataques al feminismo por parte de personas machistas, hay que recordar que lo que hemos hecho nosotras y lo que hacemos por nuestros hijos no es venganza. Es una llamada de atención para mostrar que hay una violencia en la sociedad y que, para superarla, necesitamos de muchas personas que no la nieguen. Una sociedad en la que se nos enseñe a tratar a cada persona con la delicadeza con la que merece ser tratada”, subraya.
La salud mental
No estás loca también ha sido proyectado en colegios, institutos y universidades. De todos los jóvenes que vieron sus historias reflejadas en el corto, Bestar recuerda a uno: “Cuántos jóvenes que como yo, viviendo estas situaciones, nos hemos querido suicidar”, le dijo. “Hemos visto cómo ha subido el suicidio adolescente en los últimos años. ¿Por qué no investigamos qué condiciones tienen en casa y qué están viviendo?”, plantea.
En esta línea, Nanda Santana indica que la pandemia de coronavirus “colocó la salud mental en el lugar en el que siempre ha debido estar”. “Todo lo que nos ocurre a nivel emocional, del alma, lo terminamos somatizando. Es importante que las y los profesionales de la Sanidad sepan ver detrás de una úlcera de estómago, de un dolor de cabeza reiterado en menores, de una madre que está agotada. Hay cosas que no detecta el análisis de sangre”, plantea.
Durante años, Santana temía por si sus hijos arrastraban de por vida las secuelas de la violencia. “¿Sanarán alguna vez?”, se preguntaba. Ahora, la periodista y escritora cita el libro Infancia interrumpida de la autora norteamericana Donna Jackson Nakazawa y recuerda que “la huella del maltrato no es irreversible”. “La cicatriz va a quedar, pero para enseñarte que lo has superado. Una infancia traumática condiciona tu vida enormemente, pero no la determina”, concluye.
0