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Sobhi Sihweil aguarda la liberación de su hijo de 15 años, encerrado sin cargos en una cárcel israelí: “Ellos son los terroristas”

Sobhi Sihweil en su casa en Abwein, Cisjordania.

Javier Biosca Azcoiti

Abwein (Cisjordania ocupada) —
25 de enero de 2025 22:43 h

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En casa de Sobhi Sihweil no se bebe Coca-Cola. “Apoyan al Ejército de Israel”, dice sonriendo mientras trae una bandeja con unas cuantas latas de Chat Cola, la marca palestina, y unas tazas de café hirviendo. Se sienta en el sofá y empieza a hablar de su hijo con un tono serio y tranquilo.

Su hijo más pequeño, Ammar, de 15 años, lleva cinco meses detenido en una cárcel israelí. Sihweil tiene la esperanza de que sea liberado como parte del intercambio de presos y rehenes acordado entre Hamás e Israel en el marco del alto el fuego en Gaza. Repitiendo la operación del fin de semana pasado, el grupo palestino ha liberado este sábado a cuatro mujeres militares e Israel ha acordado soltar a 200 prisioneros palestinos. Ammar Sihweil, sin embargo, no está en la lista.

“La espera genera mucha ansiedad y tensión. Es muy joven y nos enfada que no lo hayan soltado todavía, pero tenemos la esperanza de que salga pronto”, dice el arquitecto.

“Es una farsa judicial”

El 23 de agosto de 2024, soldados israelíes entraron en casa de los Sihweil a las 4:00 de la mañana y se llevaron a Ammar a la cárcel israelí de Ofer. Sobhi no sabe de qué se acusa a su hijo, ya que está bajo detención administrativa e Israel, bajo su régimen de ocupación militar, ha declarado su caso como secreto. 

“No hay una razón clara de su arresto. Lo que está pasando es una farsa judicial”, dice el padre. El abogado, por su parte, ha investigado el caso y alega que la causa real es un lanzamiento de piedras. 

La detención administrativa es un procedimiento por el que un mando militar israelí en Cisjordania puede detener a una persona durante hasta seis meses seguidos, sin cargos ni juicio, basándose en pruebas secretas. La detención, sin embargo, se puede prorrogar de manera indefinida. Ammar fue inicialmente detenido durante cuatro meses (hasta diciembre), pero el juez lo prorrogó el mes pasado otros cuatro alegando que seguía “siendo necesario por razones decisivas de seguridad”.

El documento militar israelí que decreta la detención administrativa del niño sostiene lo siguiente: “Tras revisar el material de seguridad de la persona mencionada abajo y considerando que todavía es necesaria por razones de seguridad, y dado que tengo un secreto fundamental, ordeno el arresto de Ammar Sihweil porque así lo requiere la seguridad pública”.

“En la práctica, la detención administrativa permite a Israel encarcelar durante años a palestinos que no han sido condenados por nada”, afirma la ONG israelí B’Tselem. El Comité de la ONU contra la tortura ha criticado el uso extensivo que hace Israel de este tipo de procedimientos.

“La estrategia de Israel al detener a niños es intentar frenarlos, asustarlos y que no se resistan a la ocupación”, dice el padre del chico, que fue detenido con 14 años y ha cumplido 15 en prisión.

Sin contacto con su hijo

Durante estos meses, Sihweil ni siquiera ha podido visitar a su hijo ni mantener una sola llamada telefónica. Desde los ataques del 7 de octubre que desencadenaron la guerra de castigo de Israel contra Gaza, en la que ya han muerto 47.000 palestinos, Israel cortó todas las comunicaciones con los presos. 

“Gracias a Dios sabemos que está bien de salud. Recibimos información sobre su estado a través de otros presos liberados de la misma cárcel”, explica Sihweil, que nunca antes había pasado por un proceso similar en su familia. “Los familiares de los presos tenemos un grupo de WhatsApp y, cuando alguno es liberado de Ofer, todos le llamamos para preguntar por nuestros seres queridos”, añade.

Sihweil, un arquitecto que estudió en Italia en los 90, vive en una zona acomodada en el pueblo de Abwein, a unos 37 kilómetros al norte de Ramala. A la entrada del municipio, una placa con el rostro del histórico líder palestino Yasir Arafat en un lado y con el de Sadam Husein en el otro da la bienvenida a los visitantes. A lo largo del camino hay muchas pintadas en las paredes con las caras de presos palestinos y exigiendo su liberación. 

“Normalmente, el Ejército viene por la noche. Antes del 7 de octubre de 2023 venían con regularidad, pero no pasaba nada”, dice. “Toda acción tiene una reacción y nuestros hijos están muy afectados por las matanzas que ven en Gaza. Se quedan toda la noche despiertos y tienen un grupo de WhatsApp en el que se avisan cuando viene el Ejército. Cuando vienen, ponen barreras con basuras y les tiran piedras. Es una reacción a Gaza”.

Israel ha publicado una lista con 733 nombres de presos que serán liberados en esta primera fase del acuerdo de alto el fuego, que durará 42 días. Aunque los menores no aparecen por su nombre, entre los 733 presos no hay ninguno nacido en 2010 ni detenido en la fecha que se llevaron a Ammar. Sin embargo, esa lista no representa necesariamente el total de personas que serán liberadas. 

La primera fase del acuerdo de alto el fuego durará seis semanas (comenzó el pasado domingo), periodo durante el cual Hamás soltará a 33 rehenes e Israel liberará alrededor de 1.900 palestinos, aunque la cifra dependerá, entre otros factores, de cuántos de esas 33 personas hayan fallecido en manos de Hamás. De la lista de 733 nombres publicada por el Gobierno israelí, 612 de ellos están condenados —284 de ellos a cadena perpetua—. El propio Yahya Sinwar, líder de Hamás y considerado el cerebro de los ataques del 7 de octubre, fue liberado en otro intercambio en 2011 en el que Israel liberó a 1.027 presos por un solo soldado israelí.

“No estoy seguro de en qué fase será liberado mi hijo, pero según cómo Hamás ha estructurado las liberaciones, depende de las circunstancias. Por ejemplo, si Hamás libera a civiles, a cambio se libera a mujeres, niños y ancianos detenidos. Si Hamás libera a soldados israelíes, entonces se libera a detenidos con condenas elevadas”, explica.

Cuando Ammar llegue a casa, Sihweil y su familia organizarán una gran fiesta de bienvenida. “Es una de las mayores alegrías y, según nuestras tradiciones, la gente viene a felicitar por la libertad”, dice. “Intentaremos también que recupere el semestre perdido en el colegio y le vigilaremos de cerca para asegurar que se centra en sus estudios sin verse distraído por otros asuntos”, cuenta a las puertas de su casa mientras el hermano gemelo de Ammar monta en patinete eléctrico de un lado a otro de la calle.

Menores en la cárcel

El Parlamento israelí aprobó en noviembre de 2024 una ley que permite condenar a prisión a menores de 14 años. Solo en el primer año de guerra en Gaza Israel multiplicó por cuatro la cifra de menores bajo detención administrativa. En 2022 había de media cinco menores detenidos bajo este tipo de procedimiento, cifra que se disparó a 73 en 2024. Con fecha de junio de 2024, Israel tenía a 226 menores detenidos.

“En noviembre de 2023 presentamos 1.100 casos [de menores detenidos] a la Corte Penal Internacional para su investigación. Además, hemos concluido que el orden basado en normas no se puede considerar creíble o viable [en estos casos]”, señala desde Ramala a elDiario.es Gerard Horton, abogado de la ONG Military Court Watch. 

Tras 12 años de trabajo, la organización está cerrando sus operaciones. En su informe final, Military Court Watch calcula que en los últimos 56 años, entre 39.000 y 56.000 menores han pasado por detención militar. Al menos 580 niños al año son trasladados a instalaciones de detención dentro de Israel, “lo que viola el Cuarto Convenio de Ginebra” por el traslado de población del territorio ocupado a la potencia ocupante.

“Ellos nos acusan de ser terroristas, pero nosotros creemos que es al contrario. ¿Qué se puede decir de aquellos que han matado a 50.000 personas en Gaza y han tirado bombas contra civiles? Sin duda alguna, ellos son los terroristas de verdad”, concluye Sobhi.

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