Hurtado viene de hurtar

El juez Ángel Hurtado, que investiga concienzuda y descarnadamente al Fiscal General del Estado, fue el único magistrado de la Audiencia Nacional que se negó a condenar al PP por corrupción en el juicio por el famoso caso Gürtel. Él no veía nada en un caso podrido en el que sus compañeros del tribunal entendían claramente que en el PP se había producido una corrupción de libro.

En 2020, el año que se inició la pandemia, ascendió al Tribunal Supremo, aunque se estrenó como juez en 1983 en Canarias al ser nombrado titular del Juzgado de Distrito número uno de Telde. Allí nació otra famosa trama de corrupción del PP: el caso Faycan. 

Es muy curioso esto de no ver delito donde los demás colegas sí lo aprecian de forma meridiana y clarividente. No hay que pensar que su ideología conservadora le impidiera condenar al PP en su momento más álgido de corrupción conocida. Eso sería de malpensados. Aunque el refrán dice: piensa mal y acertarás. Ya uno no sabe qué hacer ni qué pensar. 

El juez Hurtado ha tenido la desvergüenza de asegurar esta semana en un auto que el fiscal general del Estado hizo desaparecer de su móvil pruebas que lo incriminaban cuando esta afirmación es falsa de toda falsedad. ¿Cómo sabe el juez Hurtado que lo desaparecido en el móvil son pruebas incriminatorias si ni él mismo conoce lo que se ha borrado en el celular de García Ortiz? Si está seguro de que son pruebas, ¿entonces por qué se lamenta? 

Esa aseveración tan falsa como tajante debería incapacitar a este juez para seguir con el caso porque se le ve el plumero a muchas leguas de distancia y eso inhabilita a un juzgador profesional. Este juez que no vio corrupción en el caso Gürtel del PP (la justicia es ciega pero a lo que parece sí algo miope) sí ve o se imagina que los mensajes borrados por García Ortiz eran pruebas fehacientes y categóricas que lo condenaban antes de ser juzgado. 

Este juez no respeta los tiempos de la justicia y tiene claros prejuicios contra el fiscal general del Estado, a lo mejor porque ha sido nombrado durante el mandato de Pedro Sánchez y él no simpatiza con los socialistas. Los casos de este juez y Peinado claman al cielo. 

El juez Peinado trabajó para la Administración del Partido Popular y tiene a una hija de concejal del PP en Pozuelo de Alarcón, el municipio más rico de España. Esa sola razón debería incapacitarlo para seguir juzgando a la esposa del presidente del Gobierno. Eso es como si los jueces Garzón, Marlaska o Robles, que están vinculados como independientes a distintos gobiernos socialistas, se permitieran el lujo de juzgar a la mujer de Núñez Feijóo o al novio de Ayuso. Sería un escándalo de proporciones bíblicas. Los populares se rasgarían las vestiduras y clamarían al cielo. 

El juez Hurtado fue ascendido al Tribunal Supremo por un Consejo General del Poder Judicial dominado por el PP, ay, qué casualidad. Es muy peligroso que se pueda pensar que hay jueces que pueden deber favores a sus protectores y padrinos políticos. Como en el caso de estos dos jueces muy conservadores pero muy poco independientes y equidistantes.

Hurtado es un apellido muy curioso para un juez. No en vano Hurtado es el participio del verbo hurtar. El hurto es un delito recogido en nuestro Código Penal. En este caso el juez Hurtado quiso hurtarnos una sentencia condenatoria por la que no transigieron sus compañeros de sala.

Él no vio la corrupción del Partido Popular de Mariano Rajoy e incluso siendo presidente de la Sala mandó callar a los abogados de la acusación y al Fiscal en varias ocasiones cuando éstos pusieron entre las cuerdas al anterior presidente del Gobierno. No molesten al presidente, por favor, dejen dormir la siesta a don Mariano. 

España no se merece unos jueces tan partidistas que pretenden hacer política con la toga puesta y que provocan rubor y vergüenza ajena. Muchos meses antes de dictar sentencia toda España sabe cuál será el fallo, en este caso más fallo que nunca. Del error al horror.