Carlos Martínez, de Soria y del PSOE

He de reconocer que el personaje epigrafiado me resultó hasta ayer, a parte de una reminiscencia fugaz de acicate o buen comportamiento como alcalde reiterado de Soria, desconocido en lo autonómico. ¡Estamos tan distantes!, y somos tan desconocidos los ciudadanos leoneses y los castellanos entre nosotros, que así va como va la cosa. Fusión impuesta de nombre y despegue absoluto en el comportamiento por ausencia de interrelación y paisanaje.
Por las fotografías de las entrevistas, ya sea cuestión profesional del reportero gráfico, o por tablas, digamos que apunta maneras… ¡Para salir bien en la foto! Luego está la hipotética foto política del PSOE autonómico. Ya tiene marco, Secretario autonómico, ahora él se ha de ganar la permanencia. El “dedo divino de Ferraz”, que diría Tudanca, le apuntó con autoridad: ¡¡¡Tú!!!
A partir de ese momento ya sabe que tiene que estar dispuesto a no contradecir al poderoso y la foto queda digitalizada.
Las bases, ámbito territorial autonómico, a las que aludía en plan petición y apoyo Tudanca, no sé qué estarán diciendo o preguntándose. Por ejemplo: ¿Con nosotros quién ha contado? ¡Y no sin razón! En la foto de antes, el serio de la barbita, en la de ahora el airoso, el del aventado flequillo.
Como siempre en política, ninguneo al militante, y no digamos a futuro respecto al votante (útil y aludido hasta que vota).
Ahora veamos en lo autonómico, plan y actuación. Mensaje ya le ha llegado, me lo imagino; para empezar el primero va implícito, por intuición deductiva, el de las barbas a remojar operativo en Tudanca: no sigas en el filo de la navaja o te afeitarán en seco. Y así asegura que “descarta cambiar el modelo autonómico”
Norma: Ni bases ni besos. En el ente lo leonés se 'reconoce', eso sí, se hace mediante palabra, sin compromiso, en tanto se niega territorialidad propia en el ente autonómico, y por ende, nada reconocido en Europa. Esto último lo sabe bien, por su puesto en el Comité de las Regiones. Algo que hasta hoy nunca le ha intranquilizado, supongo, para qué, lo de León regional en el olvido no causa problemas, ahora con el cargo y secretariado autonómico, en algún momento habrá de pronunciarse.
Ya sé, en Europa cuentan las ‘demarcaciones’ territoriales, mejor o peor definidas en la Constitución española, y nadie propicia que se pregunte a los leoneses si están conformes en ser una coletilla tras la Y… y no es baladí el tema si nos ponemos a pensar en los fondos europeos y en la NUTS-2, que, no reconociéndonos la regionalidad leonesa, nos veda el ente, que acapara en lo global. Nunca nos han querido diferenciar en nada, ¿por qué hacerlo en esto si se perjudica Pucela, la bien plantaa.
Valladolid lo acapara todo
Sobre Pucela: Valladolid, centro acaparador de todo, venga de donde venga, o haya que ir a por ello a donde convenga, sea con malas artes incluso, para, así vestido el santo, pues los políticos de ambas manos han de besar la peana, esto es acatar el centralismo autonomista. ¡Que refuljan las almenas! ...y que en el foso se queden las ilusiones de los ninguneados leoneses.
Parece ver bien lo antedicho sobre Valladolid: Centro Logístico Autonómico a Magnum Plena, que ya CLAma al cielo… “no podemos tener polígonos industriales, ni trenes en todos los sitios…” De fábula, con uno que coma vale, los demás a sorberse el hambre. ¿Es así señor Martínez?, pues son palabras suyas, que, sin perder la moraleja, las he acoplado ahí señalando el dislate centralista, ése que no cesa de Magnificar Pucela.
Esta bien que diga que comprende “el sentir leonesista”, y de paso ir tratando de poner el ojo y la calma en lo político del leonesismo, que es sentimiento y es actitud reivindicativa en muchos leoneses. Vía y camino. Pero el pueblo, el leonés, independiente de cómo lo manifieste, se siente ofendido ante la falta de respeto a su identidad, que sencillamente es “el ser leonés”, sin amalgamas que no le respetan, tratando de paso encubrir el insano deseo de unir, unificar homogeneizar, lo que no es ni miscible por sentimiento ni por definición política.