Acompañamiento en León para normalizar el asperger, una manera muy especial de ver el mundo

Jóvenes usuarios de un centro de atención del Síndrome Asperger en León.

Nuria V. Martín

Cada 18 de febrero, el mundo rinde homenaje al Día Internacional del Síndrome de Asperger. Se trata de una fecha instaurada en el año 2007 para concienciar sobre este trastorno del espectro autista (TEA) y para dar voz a quienes viven con él. En este día, se recuerda el nacimiento de Hans Asperger, el psiquiatra austriaco que, por primera vez, describió este síndrome como una forma diferente, pero igualmente válida, de percibir y experimentar la realidad.

El término 'Síndrome de Asperger' se ha transformado en los últimos años. Desde la llegada del DSM-V, el manual diagnóstico utilizado en la clínica, el Asperger dejó de ser una categoría independiente y pasó a englobarse dentro del Trastorno del Espectro del Autismo (TEA), siendo reconocido como un nivel 1 de este espectro. Es decir, uno de los grados más leves. Sin embargo, esto no hace que sea menos importante o menos significativo en la vida de quienes lo experimentan y quienes les rodean.

La persona asperger se caracteriza por dificultades en la interacción social, como entender bromas, chistes o dobles sentidos. Tienen un pensamiento rígido y concreto, que dificulta la adaptación a cambios o situaciones inesperadas. Presenta una sensibilidad sensorial aumentada, reaccionando de forma intensa a ciertos estímulos como luces, sonidos o texturas. Además, muestran intereses intensos y específicos, que pueden convertirse en el centro de su atención y conversaciones.

Estas condiciones les plantea grandes desafíos sociales: les cuesta entender las reglas sociales no escritas, lo que puede generar situaciones incómodas; tienen dificultades para gestionar grupos grandes o entornos bulliciosos, lo que a veces los lleva a evitar eventos sociales; o la literalidad del lenguaje puede generar malentendidos, ya que interpretan las palabras en su significado exacto.

Autismo León

En la provincia de León, Autismo León desempeña un papel fundamental en la atención y defensa de los derechos de las personas con Trastorno del Espectro del Autismo (TEA). Esta entidad sin ánimo de lucro, impulsada por familiares de personas con TEA, trabaja en diferentes ámbitos para mejorar su calidad de vida y fomentar su inclusión social.

Existe la necesidad de identificarse con una etiqueta que explique su forma particular de percibir el mundo

Dentro de la asociación, Sandra Juan Barragán, coordinadora del Servicio de Habilidades Sociales y Desarrollo Personal y de Valoración Diagnóstica, lidera un equipo multidisciplinar que ofrece atención especializada desde la infancia hasta la adultez. Su labor se centra en desarrollar habilidades sociales, comunicativas y emocionales, así como en fomentar la autonomía y la integración en la sociedad.

Sandra recalca que, aunque en el ámbito clínico ya no se use el término 'asperger', a nivel social sigue siendo ampliamente reconocido. “Esto se debe a la necesidad de muchas personas diagnosticadas de identificarse con una etiqueta que explique su forma particular de percibir el mundo”, comenta.

Desde el Servicio de Habilidades Sociales y Desarrollo Personal de Autismo León, actualmente atienden a unas 85 personas y sus familias, una cifra que ha crecido en los últimos años. Un dato significativo que destaca Sandra es el incremento de diagnósticos en adolescentes y adultos, con un notable aumento en mujeres.

Autismo León, a través de sus servicios de diagnóstico e intervención terapéutica, trabaja para ofrecer respuestas y apoyo a todas estas personas, ayudándolas a comprender su neurodiversidad y potenciar sus fortalezas en un mundo aún poco adaptado a sus necesidades.

Gabinete Psicopedagógico y Neuroeducativo de Atención Temprana (GAPSIAT)

Mª Lourdes Valcarce Romani, especialista del Gabinete Psicopedagógico y Neuroeducativo de Atención Temprana (Gapsiat), relata las experiencias de muchas familias y personas que acuden al centro buscando respuestas: “La mayoría de nuestros usuarios son niños y adolescentes que llegan con sospechas, pero sin un diagnóstico claro. En otros casos, son jóvenes que buscan herramientas para adaptarse a la vida adulta”.

Un dato curioso que comparte Lourdes es que el asperger se presenta de manera única en cada persona: “Algunos tienen una capacidad intelectual brillante; otros destacan por su precisión y atención al detalle. Sin embargo, todos ellos enfrentan desafíos en la interacción social y en la flexibilidad de pensamiento”.

Uno de los aspectos que más cuesta comprender es que las personas con asperger no carecen de emociones, al contrario, sino que las expresan de manera diferente: “A veces parece que no sienten o no entienden las emociones de los demás, pero lo que ocurre es que necesitan más tiempo para procesarlas. Su mundo emocional es tan rico como el de cualquier otra persona”, puntualiza Lourdes.

Su forma de ser refleja una manera distinta de ver el mundo, que debemos aprender a respetar y valorar

Lourdes enfatiza que, aunque el Asperger puede suponer retos en la vida cotidiana, también aporta habilidades excepcionales: “Su atención al detalle, su pasión por los temas que les interesan y su capacidad para pensar de manera lógica y estructurada son fortalezas que pueden brillar en muchos campos”.

El papel de los centros especializados, como Gapsiat, es crucial en el proceso de diagnóstico y apoyo. Lourdes recalca: “Cuando las familias detectan señales, como intereses obsesivos, aislamiento social o dificultades para adaptarse a cambios, es vital buscar ayuda profesional. Un diagnóstico temprano permite intervenir de forma más eficaz y mejorar la calidad de vida de la persona”.

Nada de 'curar'

El tratamiento no se centra en 'curar' el asperger, sino en potenciar las habilidades de la persona y ofrecerle herramientas para afrontar los desafíos del día a día. “Trabajamos mucho en el desarrollo de habilidades sociales y en su adaptación al mundo que les rodea. También ayudamos a las familias a comprender y apoyar a sus hijos desde el respeto y la empatía”, comenta Lourdes.

En este Día del Asperger, Lourdes lanza un mensaje claro: “Es fundamental entender que no son personas caprichosas o difíciles. Su forma de ser refleja una manera distinta de ver el mundo, que debemos aprender a respetar y valorar”. Lourdes brinda algunas pautas: hay que ser claro y directo en la comunicación, evitando dobles sentidos o sarcasmos; se deben respetar sus rutinas y comprende que estos hábitos les proporcionan seguridad; es recomendable mostrar interés por sus gustos y aficiones, que son una parte fundamental de su identidad; y sobre todo, hay que escucharles y preguntarles cómo prefieren que se les apoye.

Centro Guía Gabinete

El Centro Guía , dirigido por Mercedes Jimeno Sánchez, se ha consolidado como un referente en León en la evaluación y diagnóstico del Trastorno del Espectro Autista (TEA) y el desarrollo infantil. Con más de 20 años de experiencia, su equipo de profesionales trabaja en la estimulación cognitiva, la comunicación, las habilidades sociales y la intervención en alteraciones del desarrollo. Mercedes explica que el TEA “afecta a diferentes áreas del desarrollo en mayor o menor medida, dependiendo de cada persona”, lo que hace imprescindible una intervención individualizada.

Se diseña un plan de intervención personalizado para abordar las dificultades más significativas de cada persona

La intervención en personas con TEA varía en función de su edad y nivel de afectación. En el Centro Guía, trabajan tanto con niños que no tienen lenguaje oral, desarrollando sistemas alternativos de comunicación, como con aquellos que poseen un lenguaje fluido, pero presentan problemas en la interacción social. “A veces tienen un amplio vocabulario, pero no saben cómo emplearlo en una conversación o en una relación social de manera adecuada”, señala Mercedes. Otro aspecto clave de la intervención es la gestión de los intereses restringidos y conductas repetitivas. En estos casos, el objetivo es “enseñarles a limitar esos intereses a contextos apropiados, ya que pueden volverse muy repetitivos y llegar a interferir en su día a día”.

Más allá de la infancia, el trabajo con jóvenes y adultos también es una parte esencial del centro. “Muchos llegan en la adolescencia o incluso en la adultez buscando un diagnóstico, porque es en estas etapas cuando empiezan a notar con más claridad sus diferencias y dificultades”, explica Mercedes. En estos casos, la intervención se centra en la adaptación e integración social, así como en el desarrollo emocional. Sin embargo, el diagnóstico temprano es una de las principales demandas de las familias que acuden al Centro Guía. “A menudo son los padres quienes detectan señales de alerta en sus hijos, o bien acuden por recomendación del pediatra o de algún profesional educativo”, comenta Mercedes.

Una vez confirmado el diagnóstico, la labor del centro no termina ahí. “Tras la devolución de información a la familia, se diseña un plan de intervención personalizado para abordar las dificultades más significativas de cada persona”. La implicación de los padres y del entorno es clave para garantizar un desarrollo adecuado y una mejor calidad de vida para las personas con TEA. El trabajo de Centro Guía pone de manifiesto la importancia de un abordaje integral y adaptado a cada etapa de la vida, siempre con el objetivo de que cada persona pueda desarrollar su máximo potencial y encontrar su lugar en la sociedad.

Entender y aceptar el asperger no solo mejora la vida de las personas que lo tienen, sino que también enriquece la sociedad al reconocer el valor de todas las formas de ser y pensar. Todos vemos el mundo de manera diferente, pero eso no significa que no podamos compartirlo y construir juntos un futuro más inclusivo y respetuoso.

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