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Más Orgullo para Europa
Había una vez una Europa orgullosa ¿se acuerdan? En Italia hace unos días intentaron recordarla unas 50.000 personas que tomaron el centro de Roma después de que el periodista Michele Serra expusiera en un artículo la urgencia de hacerse notar: “aquí o hacemos Europa o morimos”.
Porque por Europa han pasado los acontecimientos acelerando su vejez, multiplicando sus años por 7, por 70, y desmontando los sueños y la ilusión.
Había una vez una Europa orgullosa , ¿se acordará ella? Porque la senectud a veces viene acompañada de demencia, que desdibuja identidades, olvida personas, situaciones, ¿valores?
¿Puede permitirse Europa que una parte de ella misma escupa sobre sus principios y pisotee su propia identidad? Y me lo pregunto porque ahí está Hungría, aprobando leyes que persiguen derechos humanos fundamentales como el derecho a manifestación o a reunión para personas LGBTI+, mientras Europa protesta bajito.
Teresa Ribera, vicepresidenta ejecutiva de la Comisión Europea, ha escrito un mensaje en Bluesky diciendo que «El derecho a reunirse pacíficamente es un derecho fundamental que debe defenderse en toda la Unión Europea».
Ya, ¿y? Hungría en 2021 aprobó una ley anti-LGTBI+ que prohíbe informar sobre la diversidad sexual para, supuestamente, proteger a la infancia, y lo que hace es instalar el miedo, discriminar y estigmatizar al colectivo. Entonces la Comisión también pataleó un poco, Ursula von der Leyen, dijo que era una ley “vergonzosa”, pero siguió tendiéndole la mano.
La Comisión Europea tiene la responsabilidad y el derecho a emprender acciones legales contra los Estados miembro si considera que han infringido la legislación del bloque. Si su acción corrompe su sentido, desdibuja su ser, pueden imponer multar cuantiosas o negarles acceso a financiación europea, que es la hucha común. Ya lo ha utilizado en el pasado, porque no es la primera vez que Hungría va por libre saltándose la normativa europea, recordemos la reciente sanción del TJCE, por una “infracción sin precedentes y excepcionalmente grave del Derecho de la UE”, al mantener la restricción que impide a los inmigrantes disfrutar plenamente del derecho de asilo.
Todo club tienes sus normas, y si un socio se empeña continuamente en no cumplirlas, quizá sea el momento de pedirle que deje el club, puesto que daña su imagen y perjudica gravemente al resto.
He tenido la oportunidad de vivir muy cerca, el declive de la UE y su cambio. Me acuerdo con orgullo de la potente, rápida y coordinada acción europea para atajar de raíz los primeros e incipientes brotes de ultraderecha. Era el año 1999, y el ultraderechista canciller austriaco intentó una coalición de gobierno con su socio del democristiano Partido Popular, coalición que provocó un escándalo internacional y acarreó a Austria sanciones temporales, políticas y diplomáticas, de la UE. Fue contundente, fue rápido, fue creíble y fue necesario.
Se puede hacer, Europa tiene las herramientas para hacer cumplir el marco de derecho contenido en los Tratados, y de los que se ha dotado.
Pero Europa sigue, cansada, ausente, en una deriva en la que siente que se desdibuja un poco, sus valores, su orgullo, su identidad, y no calibra las consecuencias. La cuenta la están pagando miles de húngaros y húngaras, que viven con miedo, sienten cómo el odio les limita sus vidas, cómo la sinrazón gana terreno.
Pero no solo el pueblo húngaro, el resto de la ciudadanía contempla con estupor, la impunidad con la que avanza por Europa la extremaderecha, cómo se multiplica ese discurso del odio, las proclamas bélicas, cómo se ha rompen sin aparente remedio, los consensos internacionales que habíamos alcanzado. Se llama fascismo, y va rompiendo los límites de lo posible en democracia hasta quedárselo todo.
Si de algo debiera servirnos la edad es para acumular experiencia y saber que con el fascismo no se negocia. No nos sentamos en una mesa con quienes vulneran derechos fundamentales, con quienes cercenan las libertades.
Las manifestaciones LGTBI+ se llaman Orgullo, porque es necesario ese plus de voluntad para salir a la calle contra quienes te atacan por el hecho de ser, de sentir.
Eso necesita Europa ahora, orgullo, ilusión, valentía. Nos va la vida en ello.
*Gemma Martínez, secretaria de Municipalismo, Relaciones Internacionales y Unión Europea de Podemos Canarias
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