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“Nos encerramos en el baño porque escuchamos que había un tiroteo cerca”

Un policía vigilan en la plaza Marienplatz tras el tiroteo registrado en un centro comercial de Múnich

Sonsoles Valenzuela

El amor la llevó en octubre a Alemania y un sentimiento antagónico le está haciendo, apenas nueve meses después de su partida, plantearse volver a Jerez, su ciudad de nacimiento. La razón es que mientras escribimos estas líneas, Aída Pérez, de 25 años, está encerrada junto a otros nueve compañeros en Hollister, la tienda de ropa en la que trabaja en Múnich. Cerca del centro comercial Olympia, donde en la tarde del viernes se ha producido un tiroteo que ha acabado con la vida de al menos nueve personas y ha dejado varios heridos. Y mientras, la policía alemana sigue buscando a los responsables.

El turno de Aída en Hollister suele ser de madrugada, porque aún no habla suficiente alemán como para desenvolverse con los clientes a hora punta. Pero esa tarde había cambiado el turno para, al menos por un día, aliviar madrugones. En el trayecto del metro de su casa al trabajo iba leyendo las noticias que circulaban por su time line de Facebook, y así se enteró de lo que había pasado en el centro de la ciudad. “Cuando llegué a la tienda todos estaban comentando la tragedia y había gente llorando porque conocían a personas que estaban en el centro comercial del tiroteo”.

La noticia se fue extendiendo y “comenzaron a llegar noticias de otro tiroteo y después de otro más, en el Stachus, otro centro comercial cerca de nosotros. La gente estaba muy nerviosa y corría de un lado para otro. Empezamos a escuchar ruidos fuera, nos asustamos y nos encerramos en el baño porque escuchamos que había un tiroteo cerca. Nos llegaba información muy difusa y creíamos que vendrían. Sentimos verdadero pánico”.

“Ha sido un horror”

Poco a poco los ánimos se fueron calmando, cuenta Aída a través del móvil, porque “supimos que los otros tiroteos eran falsas alarmas”. De todos los tiroteos que corrieron en la rumurología de las calles, solo había sido certero el primer golpe. Aun así, “lo hemos pasado muy mal. Ha sido un horror, pero estamos más tranquilos sabiendo que el tiroteo no se ha extendido y que la policía está fuera, que nos ha llamado por teléfono para recomendarnos no salir por el momento del edificio” hasta que se conozca el paradero de los atacantes.

La policía alemana habla de “alta alerta terrorista” y sigue buscando a los tres supuestos tiradores que se han dado a la fuga, a la par que ha pedido que no se compartan en las redes sociales vídeos e instantáneas del operativo policial, para no favorecer a los sospechosos de los que se desconoce su identidad. En paralelo, las autoridades han decretado el estado de excepción en Munich. La ciudad y Europa están expectantes.

Al contrario de la línea de este relato, su final es en sentido inverso: del horror al amor. Al término de estas líneas, Aída nos cuenta que están a punto de salir del edificio para volver a su casa con su pareja.

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