Piedras de papel es un blog en el que un grupo de sociólogos y politólogos tratamos de dar una visión rigurosa sobre las cuestiones de actualidad. Nuestras herramientas son el análisis de datos, los hechos contrastados y los argumentos abiertos a la crítica.
La normalización de la ultraderecha y su crecimiento electoral
Una parte del ascenso de la ultraderecha está impulsado por individuos que ya tenían estas opiniones. No es que estos individuos hayan cambiado realmente lo que piensan; simplemente han pasado a sentirse más cómodos actuando de acuerdo con lo que ya pensaban en privado
Piedras de papel es un blog en el que un grupo de sociólogos y politólogos tratamos de dar una visión rigurosa sobre las cuestiones de actualidad. Nuestras herramientas son el análisis de datos, los hechos contrastados y los argumentos abiertos a la crítica.
El éxito de los partidos de ultraderecha es una de las tendencias políticas más discutidas recientemente. En los últimos doce meses, partidos de ultraderecha han ganado las elecciones en Italia, Holanda y Austria. Al mismo tiempo, esta ideología ha irrumpido con fuerza en países que antes se consideraban “inmunes” al fenómeno, como Alemania, España o Portugal.
A la hora de explicar este fenómeno, es habitual pensar que, si los partidos de ultraderecha están creciendo, eso significa que las sociedades se están volviendo más ultraderechistas. La pregunta obvia que sigue es: ¿qué está llevando a los votantes a convertirse en ultraderechistas? Se trata de una pregunta que ha suscitado un importante debate, tanto académico como periodístico.
Sin embargo, centrarse en la cuestión de “individuos que se convierten en ultraderechistas” puede ser engañoso. La persuasión es un proceso lento --los individuos no cambian de opinión tan rápidamente--, mientras que los partidos de ultraderecha tienden a crecer muy rápidamente una vez logran abrirse camino. Para ilustrar este punto, el gráfico 1 muestra el porcentaje de votos de los partidos de ultraderecha en seis países europeos (Grecia, Portugal, Suecia, Francia, Hungría y España) en las primeras elecciones a las que se presentaron. Como queda claro en el gráfico, suele ocurrir que los partidos de esta ideología pasan del 0% de los votos al 10%, 15% o incluso 20% en sólo un par de elecciones.
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