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El futuro judicial de Marta Rovira condiciona la negociación entre JxCat y ERC

Rovira ha limitado al máximo sus comparecencias públicas.

Neus Tomàs

Las últimos autos del juez Pablo Llarena no invitan a pensar que la nueva tanda de declaraciones en el Supremo vaya a ser favorable a los intereses de los partidos independentistas. Mireia Boya, de la CUP, será la primera en comparecer. Será este miércoles y ya ha avisado de que no piensa abjurar de la estrategia cupera ni abrazar la Constitución.

La semana siguiente será el turno de la secretaria general de ERC, Marta Rovira, y de la coordinadora del PDeCAT, Marta Pascal. Ambas llevan semanas preparando sendas declaraciones y, en el caso de la dirigente republicana, su futuro judicial condicionará la estrategia de su partido de cara a la dura negociación que mantiene con Junts per Catalunya.

Rovira ha reducido al máximo sus apariciones públicas y ha delegado las conversaciones con JxCat en otros dos dirigentes: Pere Aragonès y Miquel Gamisans. Pero eso no significa que no esté al frente de la estrategia de ERC. Aunque la relación con Carles Puigdemont es más que mejorable, ambos se reunieron el 10 de enero en Bruselas para desencallar la presidencia del Parlament y acordar que las consellerías del Govern se repartirían al 50%. Las distintas interpretaciones que después se trasladaron a los medios de los acuerdos de esa reunión no hizo más que ahondar en las diferencias entre ambos. Desde entonces han vuelto a a hablar vía Skype como mínimo en un par de ocasiones. Una de ellas, el día que Roger Torrent anunció por sorpresa que aplazaba el pleno de investidura.

ERC no quiere proponer a Rovira como candidata a la presidencia de la Generalitat pero sí aspira a que tenga un papel relevante en el futuro Govern. Desde que Oriol Junqueras entró en la cárcel, hace ya más de 100 días, ella es quien se encarga de dirigir el partido y de intentar frenar las pretensiones de JxCat de investir sea como sea a Carles Puigdemont. Si el lunes la declaración de Rovira no convence al juez Llarena es posible que ordene su ingreso en la cárcel. Un escenario que los republicanos no se atreven a descartar y que complicaría aún más la estrategia de Esquerra.

Puigdemont y los “inventos”

Paralelamente, JxCat sigue presionando a los republicanos y este martes puede producirse un nuevo capítulo en sus serial de desavenencias si Roger Torrent no modifica el orden del día de la reunión de la Mesa para incluir la reforma de la ley de la presidencia que el grupo de Puigdemont registró el pasado viernes. JxCat ha expresado su “sorpresa” porque este punto no está en el orden del día y confía en que el presidente del Parlament la acabe incluyendo. Los republicanos replican que no están por la labor de ir aprobando propuestas de manera individualizada. “Stop a los inventos”, ironizan.

En ERC se han reafirmado este lunes en su apuesta por un “pacto global” que sirva para reconocer la legitimidad de Puigdemont pero también para una investidura que aseguran que debe ser “efectiva”. Mientras buscan esta cuadratura del círculo en una negociación que genera cada vez más enfrentamiento entre ambas formaciones, los republicanos piden tiempo a JxCat, con la esperanza de que el calendario judicial aclare el escenario.

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