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Cuatro trucos para mantener la ilusión de los niños por los regalos navideños

Foto: Harald Groven

Juan Pedro León

Bilbao —

Cuando tenía 15 años los reyes magos me regalaron una bicicleta. Todavía recuerdo la bicicleta y todavía recuerdo como lloré de emoción, de alegría, de incredulidad. Creo que fue uno de los momentos más bonitos en cuanto a regalos se refiere. ¿Hay algo más bonito que el brillo en los ojos de un niño cuando abre un regalo? Romper este brillo y acabar con esta ilusión demasiado pronto es robar algo esencial a la infancia: la magia. ¿Cómo lograr perpetuarlo entonces? ¿Cómo conseguir que tu hija o hijo siga sintiendo felicidad a lo de toda su infancia, incluso más allá?

1. Regalar poco para seguir alimentando las ganas y el deseo

Lo más fácil hoy, incluso en estos tiempos de crisis, es que los niños tengan demasiados juguetes. La publicidad, el ambiente navideño y el entorno son factores que influyen en los padres y les hacen olvidar una compra responsable y pensar que “una vez al año no hace daño”. Pero tan malo es para un niño no recibir nada como recibir demasiado.

Muchos estudios señalan que en España “nos pasamos” con los regalos que hacemos a los niños en Navidad. Las estadísticas dicen que más del 80% de los niños en España tiene cinco regalos o más. La mayoría de pedagogos recomienda no regalar más de tres o cuatro cosas, a fin de no saturar el deseo ni de colapsar la capacidad de imaginación de la niña o el niño.

Si yo no hubiera esperado tanto mi bicicleta y hubiera tenido muchas otras cosas menos importantes que distrajeran mi deseo y mi atención, no lo recordaría con la fuerza con que lo rememoro. Es decir, el primer consejo es que no haya muchísimas cosas para poder así mantener el deseo de descubrir, la expectación de encontrar y finalmente hallar. 

2. Regalar teniendo muy en cuenta la edad del niño y sus deseos

Los regalos de Navidad tienen que ser deseos del niño o niña. Nosotros los padres somos las personas que de una forma más clara podemos influenciar la personalidad de las niñas y niños en su manera de ver el mundo. Es importante hacerlo inculcando los valores de igualdad y respeto. Estos valores se transmiten también a través de los juguetes y del juego. Jugar es fundamental para el desarrollo personal y un aprendizaje positivo.

Gracias al juego, las niñas y los niños comprenden el comportamiento y los patrones de conducta. Por eso hay que pensar seriamente sobre qué tipo de juguetes son los adecuados para cada edad, qué valores transmiten y qué van aportar a nuestros hijos e hijas. Las siguientes son algunas recomendaciones sobre qué regalar en cada rango de edad, elaboradas por FACUA:

  • De 0 a 2 años: los juguetes idóneos serán los que permiten experimentar con los sentidos y les animan a moverse. Correpasillos, arrastres, juguetes para encajar figuras, juguetes para apilar.
  • De 3 a 5 años: nos centraremos en juegos que fomenten la creatividad, imaginación y expresión, como los juguetes de construir, plastilinas con moldes, pizarra y libros con ilustraciones.
  • De 6 a 10 años: a partir de esta edad hay que buscar cosas que desarrollen sus capacidades cognitivas como la memoria, el razonamiento y juguetes que puedan usar con sus amigos. Juegos de memoria, rompecabezas, microscopio, construcciones de casas, castillos, accesorios deportivos: balones, raquetas, canastas.
  • A partir de 11 años: A partir de esta edad los niños quieren retos y desafíos. Los mejores juegos para esta edad son los juegos de rol, telescopios, juegos químicos, inventos.

3. Regalar, mejor, menos y bueno, que mucho y malo

Hay que hacer un ejercicio de responsabilidad y desechar los juguetes de usar y tirar, los productos de inmediato que no aportan nada a nuestros hijos ni les generan otra cosa que una ilusión de fácil digestión. Muchos de ellos van, además, van contra del medio ambiente y el consumo sostenible. Por otro lado regalar calidad enseña al niño a valorar lo importante y lo sostenible, ayuda a convertirlo en un buscador de lo que desea -es decir que activa su deseo- y evita que se convierta en un consumidor compulsivo de valores superfluos.

4. Regalar experiencias únicas, que normalmente no hacemos, como ir al teatro, a un parque de atracciones, ir al cine, etc

Aparte de juguetes, hay algo más valioso que les podemos regalar: nuestra atención. Las navidades pasadas triunfó un anuncio de Ikea en que los peques de la casa, puestos a elegir entre regalos y tiempo con los padres, se decantaban rotundamente por lo segundo. En este sentido un regalo perfecto son vivencias, emociones y aventuras. Cosas que nuestros hijos y nosotros compartiremos juntos.

Lo que debemos tener claro como padres es que lo importante no es regalar y regalar, sino preguntarse: ¿Regalamos felicidad? Porque el objetivo de un regalo es ese, hacer feliz a la niña o el niño, alimentar su autoestima y su curiosidad. ¿Quién no se acuerda de un viaje especial que hizo con sus padres? ¿De un día en el circo, en el Museo de Historia Natural, el Cine o el parque de atracciones? Os deseo una Navidad llena de magia en la que os regalen mucha felicidad, porque todos tenemos un niño dentro al que hay que alimentar. 

Juan Pedro León es autor del blog Entre Papás: Pensamientos de un padre apasionado

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