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FIFA: Mafia, goles y dinero

“Lo que se nos ha revelado hasta el momento es que al mando de este deporte existe una organización criminal al estilo de la Mafia”, afirmaba el senador estadounidense Richard Blumenthal en julio pasado, tras escuchar a los testigos de una comisión encargada de investigar la corrupción en la FIFA. “Quizá el término mafioso sea un insulto para la Mafia”mafioso, agregaba el senador, “porque la Mafia jamás sería tan desvergonzada, explícita y arrogante en su conducta corrupta”.

El Senado estadounidense decidió tomar cartas en el asunto después de que el Departamento de Justicia de su país procesara a 14 altos cargos del fútbol mundial por los delitos de extorsión, soborno, lavado de dinero y fraude. Según el escrito de acusación, los ejecutivos de la FIFA recibieron dinero a cambio de apoyo a la candidatura de determinados países al campeonato mundial y de contratos de televisión y publicidad. Por su parte, la justicia suiza ha emprendido sus propias pesquisas sobre las presuntas operaciones de lavado de dinero procedente del pago de la concesión de los mundiales de Rusia y Qatar, previstos para 2018 y 2022, respectivamente.

Estamos ante los procesos judiciales más exhaustivos abiertos hasta el momento sobre las presuntas actividades delictivas la FIFA, cuyo presidente, el suizo Joseph Blatter, anunció su dimisión a raíz del escándalo suscitado por la detención de sus colaboradores.

Las acusaciones de corrupción en el deporte rey no son una sorpresa para nadie. Durante años, la sombra de la sospecha planeó sobre la FIFA, pero ningún país se atrevió a hincarle el diente al problema.

Quien sí llevaba años haciéndolo es el periodista alemán Thomas Kistner, que acaba de publicar en España Fifa-Mafia (Córner Editorial), un libro demoledor sobre el negocio del fútbol, al que define como “el mayor agujero negro de nuestra época”.

El título de la obra no conduce a equívoco. Kistner sostiene que la FIFA funciona desde hace décadas a imagen y semejanza de la familia de Vito Corleone, protagonista de El Padrino, repartiendo las diferentes áreas de negocio entre sus miembros y utilizando la intimidación para conseguir sus objetivos. El jefe de la organización, según él, lo controla todo y no rinde cuentas a nadie, rodeado de miembros leales que cumplen con el código de silencio.

Sólo el dinero, explica este periodista de investigación, ha hecho posible que el Mundial de 2022 vaya a disputarse en Qatar, un país sin tradición futbolística que ha logrado incluso trasladar la competición al mes de enero para evitar las altas temperaturas del verano.

El libro, escrito en lenguaje de novela policíaca y con un tono a veces demasiado dramático, es un relato exhaustivo del deterioro de una institución centenaria que en su primer congreso, celebrado en 1914, poco antes del estallido de la Primera Guerra Mundial, se mostraba dispuesta a “apoyar toda iniciativa que acerque a las naciones y sustituya la violencia por un artbitraje para la resolución de los conflictos que entre ellas pudieran surgir”.

¿Cómo es posible que todas las fechorías cometidas por los directivos de la FIFA hayan permanecido ocultas durante tanto tiempo? Según el autor, a ello ha contribuido el entorno de clientelismo en que se mueve la organizacióon y el vacío legal con el que Suiza atrae desde hace años al deporte. No es casualidad, afirma Kistner, que la FIFA y otras muchas asociaciones deportivas tengan su sede en ese país.

El periodista del Süddeutsche Zeitung es especialmente crítico con el papel de los medios de comunicación en el encubrimiento de todos estos desmanes. Los periodistas deportivos, sostiene Kistner, “son a menudo aficionados que se han saltado la valla” y rara vez abordan el tema con rigor. Todo ello, sentencia el autor, ha abonado la percepción de que, “un negocio de miles de millones marcado por crecientes agresiones y nacionalismos, por la influencia de gánsteres y del crimen organizado, se haya convertido en un modelo de valores e ideales al que incluso los ejércitos de aficionados y analistas deportivos se adhieren con entusiasmo”.

[Este artículo ha sido publicado en el número de octubre de la revista Alternativas Económicas, a la venta en quioscos, librerías y app. Ayúdanos a sostener este proyecto de periodismo independiente con una suscripción]

“Lo que se nos ha revelado hasta el momento es que al mando de este deporte existe una organización criminal al estilo de la Mafia”, afirmaba el senador estadounidense Richard Blumenthal en julio pasado, tras escuchar a los testigos de una comisión encargada de investigar la corrupción en la FIFA. “Quizá el término mafioso sea un insulto para la Mafia”mafioso, agregaba el senador, “porque la Mafia jamás sería tan desvergonzada, explícita y arrogante en su conducta corrupta”.

El Senado estadounidense decidió tomar cartas en el asunto después de que el Departamento de Justicia de su país procesara a 14 altos cargos del fútbol mundial por los delitos de extorsión, soborno, lavado de dinero y fraude. Según el escrito de acusación, los ejecutivos de la FIFA recibieron dinero a cambio de apoyo a la candidatura de determinados países al campeonato mundial y de contratos de televisión y publicidad. Por su parte, la justicia suiza ha emprendido sus propias pesquisas sobre las presuntas operaciones de lavado de dinero procedente del pago de la concesión de los mundiales de Rusia y Qatar, previstos para 2018 y 2022, respectivamente.