El rodaje de 'La Isla Mínima' dejó un beneficio de 200.000 euros en Isla Mayor

En pleno debate sobre cómo la reforma fiscal va a afectar al sector del cine, los números hablan de sus posibilidades y del impacto económico que una película puede tener. No tuvo la repercusión económica que provocó en Almería el director británico Ridley Scott con The Book of Exodus pero la próxima película de Alberto Rodríguez, La Isla Mínima, dejó un 'pellizco' en varios puntos de la provincia de Sevilla. En Las Cabezas de San Juan, la propia capital sevillana y, sobre todo, en Isla Mayor, un municipio de algo más de 5.000 habitantes. Allí, en plena marisma convertida en epicentro escénico de la cinta, el impacto de la grabación quedó en unos 200.000 euros directos. 200 figurantes contratados, alquiler de viviendas, vehículos y animales, manutención del equipo técnico y artístico... Todo, durante tres semanas de rodaje.

La Isla Mínima está en proceso final de montaje y su estreno se prevé para el próximo otoño. Un año antes de esa fecha, el dispositivo completo de la película, más de 70 personas, vivió durante tres semanas en Isla Mayor. Esto supuso, según el Ayuntamiento isleño, “un gran beneficio económico y una oportunidad de negocio”. Además, subrayan, de la “publicidad” que recibe una población que se postula como escenario cinematográfico. Como en el caso de Almería al hilo del trabajo de Scott, aunque a menor escala.

Alquiler de viviendas, vehículos y animales

El impacto económico se traduce en el alquiler de 22 viviendas a unos 1.000 euros cada una, según la productora. Como extras y figurantes, la película contó con 200 personas del municipio, más algunos peones y vigilantes. Se alquilaron vehículos antiguos y animales, para usarlos durante el rodaje, y también otros locales para los equipos de arte y de producción. Empresas de restauración y distribución de alimentos también aprovecharon la presencia del personal desplazado por el sevillano Alberto Rodríguez.

Durante dos meses antes del rodaje en Isla Mayor, miembros de equipo técnico también se desplazaron a visitar posibles localizaciones. Lugares cercanos como Veta la Palma, el embarcadero o la denominada Playa de los Morenos. Las marismas del río Guadalquivir quedan así convertidas en protagonistas escénicas del largometraje en el que el director sevillano, tras el éxito de Grupo 7, se interna en la investigación policial sobre el doble homicidio de dos jóvenes adolescentes a manos de un “salvaje asesino”. La Isla Mínima se desarrolla en el año 1980, en “un lugar aislado con unos habitantes y una forma de vida que se acaban”, contó Alberto Rodríguez.

Así, convertirse en localización cinematográfica sale a cuenta.