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Una orquesta jerezana deslumbra en la Sala Dorada de Viena poniendo en valor el patrimonio musical andaluz

El último concierto del certamen tuvo lugar en la Sala Dorada del Musikverein de Viena

Sara Rojas

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El pasado 28 de julio la Sala Dorada del Musikverein de Viena estalló en un aplauso como el que resuena en esta joya musical cada 1 de enero durante el concierto de año nuevo. Pero esta vez no fueron los tradicionales sones de la Marcha Radetzky de Johann Strauss los que arrancaron los aplausos del público, sino los de España Cañí, uno de los pasodobles emblema de la cultura española, interpretado por los jóvenes de la orquesta Campos Andaluces.

Ese “estallido de alegría” que logró arrancar la orquesta filarmónica de Jerez de la Frontera bajo la batuta de Pedro Gálvez les ha valido el primer premio en el World Orchestra Festival, que se ha celebrado la última semana de julio en el corazón de la música a nivel mundial. “Hemos convertido España Cañí en la nueva Marcha Radetzky”, celebra ahora el jovencísimo director, quien a sus 22 años ha llevado a su orquesta a coronarse como la mejor del mundo frente a la veintena de agrupaciones de todo el planeta que han participado en el certamen.

Más allá de la edad de los músicos que integran la orquesta (de entre 14 y 25 años), el mérito de alzarse con este reconocimiento radica en que hayan arriesgado en su repertorio, apostando por obras que desprenden la esencia de los campos andaluces: desde marchas procesionales como Soleá, dame la mano del sevillano Manuel Font de Anta, uno de los himnos de la Semana Santa, hasta el ballet más icónico del sur de la península, El sombrero de tres picos, del maestro gaditano Manuel de Falla.

Lo habitual en este tipo de festivales es garantizarse el favor del público interpretando a los grandes clásicos, como Beethoven, Rachmaninov, Wagner o Saint-Saëns. Sin embargo, los jóvenes de Campos Andaluces han querido apostar por “poner en valor el patrimonio musical de nuestra tierra”, a menudo relegado a un segundo plano dentro del panorama nacional y desconocido más allá de las fronteras de Andalucía y España.

De Jerez a la capital mundial de la música

La orquesta Campos Andaluces nació hace cinco años en Jerez de la Frontera de la mano de “un grupo de amigos” que compartían el afán por hacer música. Desde entonces, el grupo ha ido creciendo e incorporando a músicos de todas las provincias andaluzas, conformando hoy una plantilla de más de 50 integrantes. Su talento y personalidad los ha llevado a tocar en escenarios de todo el continente europeo, desde Francia hasta Rusia, donde ganaron el premio internacional de música 'Rosa Vetrov' en Moscú.

A pesar de la proyección internacional que han ido adquiriendo, Campos Andaluces no ha desconectado de sus raíces jerezanas, llevando por bandera la ciudad que los vio nacer. Cuna del flamenco y tierra de tradición musical arraigada, Jerez de la Frontera cuenta entre sus artistas más ilustres con el maestro Germán Álvarez Beigbeder, autor de varias marchas procesionales y obras como Jerez, una de las piezas que la joven orquesta ha interpretado durante el festival musical.

Antes de poner el broche final a su paso por el certamen en la Sala Dorada, Campos Andaluces actuó en la plaza del Ayuntamiento de Viena, contando entre los asistentes con la embajadora de España en la capital austriaca, así como en la Casa de Strauss, entre otros enclaves prominentes de una de las ciudades insignia de la música. Sonó también Subida al calvario de David Hurtado, algo que el propio compositor sevillano ha calificado en sus redes sociales de “momento histórico”, agradeciendo al joven conjunto orquestal su esfuerzo por “poner en valor la música procesional” desde un escaparate internacional como es el World Orchestra Festival.

Más allá de llevarse el primer premio en la categoría de orquestas sinfónicas, Pedro Gálvez se queda con que el concurso haya servido para revalorizar el patrimonio musical andaluz, dentro y fuera de España. Prueba de ello es que la Sala Dorada “se volcara” con el repertorio español, entregándose en un aplauso que se prolongó varios minutos, como recuerda ahora su director, que se confiesa todavía “en una nube”.

Además de alzarse como orquesta ganadora de esta edición, Campos Andaluces “ha sido invitada oficialmente a regresar el próximo año a Viena”, tal y como adelanta a este periódico su director. “Lo difícil no era venir, lo verdaderamente difícil era que nos quisieran de vuelta”, expresa el joven Gálvez, quien considera este hecho como “el gran triunfo” de la orquesta que dirige y que seguirá soñando a lo grande convencida de que los sueños se cumplen.

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