La portada de mañana
Acceder
El PSOE llega a su Congreso con un ojo en la continuidad y otro en los tribunales
ERC elige a su líder en un congreso convertido en un plebiscito sobre Junqueras
Opinión - España: una democracia atascada. Por Rosa María Artal

Contexto y receptor ponen las barreras al humor negro, según un estudio de la UGR

¿Dónde están los límites entre lo adecuado y lo inadecuado en el humor? ¿Existen asuntos sobre los que no cabe la chanza? La barrera la marca el contexto y, fundamentalmente, el receptor. Así lo explica Hugo Carretero Dios, profesor del departamento de Metodología de las Ciencias del Comportamiento de la Universidad de Granada (UGR) y uno de los mayores expertos de España en estudiar el humor desde un punto de vista científico, quien apunta que “la clave de cualquier tipo de humor es dónde se cuenta el chiste, en qué contexto, ante qué audiencia y qué características tiene la persona que escucha el chiste”. El humor, sostiene el investigador, no existe sin receptor y sin contexto, por lo que evaluar un chiste teniendo en cuenta sólo el chiste en sí mismo es una simplificación del humor, de sus consecuencias y de su propia función.

A juicio de Carretero, polémicas como la del concejal de Cultura del Ayuntamiento de Madrid, Guillermo Zapata, quien ha dimitido por unos chistes publicados en Twitter sobre el Holocausto o las víctimas del terrorismo, “demuestran, una vez más, que el humor refleja en qué tipo de momento histórico nos encontramos”.

“En una sociedad donde la clave es el 'yo', el bienestar personal, y las emociones placenteras, se ve como un ataque imperdonable cualquier amenaza a ese bienestar. El humor debe ser para divertirse, no para reflexionar: debe ser ligero e intrascendente. Si nos hace pensar si el contenido es adecuado o inadecuado, es que no merece la pena”, concluye el investigador.

La Universidad de Granada, a raíz de la polémica en el Ayuntamiento de Madrid, acaba de publicar las reflexiones de Carretero, que ha dado lugar recientemente a una publicación en la revista más importante del mundo sobre el estudio del humor, Humor, en colaboración con el profesor Thomas Ford, de la Western of Carolina University (Estados Unidos), y donde también participa la profesora de la Universidad de Granada Mónica Romero.

“La investigación nos ha demostrado que quien alguna vez se ha divertido o ha contado un chiste racista no es racista, y que quien se ha divertido o narra un episodio de humor negro no es un terrorista o un asesino. El humor trasciende las reglas de lo real, para en un plano propio hacer sencillamente que la vida sea sometida a abstracción, maquillaje y reestructuración”, argumenta el profesor.

Como explica Carretero, la teoría más antigua que existe sobre el humor es la de la Superioridad-Denigración, donde ya se insiste en que la clave del humor siempre es denigrar a otro/otros. “En este sentido, la ridiculización o humillación son ingredientes básicos de gran parte del humor”. El investigador destaca que el humor negro “ha sido intentado controlar a lo largo de la historia. Es más: la distinción entre un humor ”adecuado e inadecuado ha estado presente igualmente a lo largo de los tiempos“.

“Como es lógico, nunca se ha conseguido controlar a ese ‘humor inadecuado’. La palabra humor tiene su origen en el latín ”umor“, referido a los fluidos corporales. Y creo que se ha hecho heredero de ese origen, en el sentido de que como cualquier fluido o líquido, su forma va a depender del recipiente donde se introduzca, y ese recipiente se llama sociedad, poder, ideología o creencias imperantes”, explica el experto. “Si algo define al humor es, precisamente, su falta de límites, y es ahí donde surge el humor negro”.

El humor y la tragedia

“La antropología nos muestra que el contenido de las bromas y objeto de los chistes suele estar relacionado con los asuntos más importantes de cada sociedad: los intereses dominantes, las actitudes y valores relativos a las identidades (género, etnia, clase social, etc.), pero también las tragedias, como una forma de romper normas, al tratarse el propio hecho de contar ese chiste inadecuado como una reivindicación de que tenemos derecho a poner en duda lo que nos dicen que es intocable”, apunta Carretero.

“El humor, por encima de cualquier contenido concreto, es el ingenio con el que ideas aparentemente opuestas se colocan juntas para despertar y provocar la respuesta de humor. La sorpresa es la clave del humor, y no hay nada más sorprendente e inesperado que hacer humor con la tragedia o con el drama de una manera creativa e ingeniosa. Es decir, no basta con hacer uso del drama o la tragedia: hay que hacerlo de manera ingeniosa, creativa”, relata el experto de la UGR.

De esta forma, nos puede resultar “gracioso” el humor negro, porque la forma de presentarse el chiste nos resulta creativa y original, aunque a la misma vez nos despierte rechazo el contenido sobre el que versa. El humor ante todo supone una ruptura de las reglas, y cuanto más fijas sean estas reglas, más alerta aparece el humor para intentar romperlas.

El investigador de la UGR recuerda que el chiste más antiguo del que se tiene constancia data del año 248 d.C., y pertenece a una serie de manuscritos llamados Philogelos (“Amante de la risa”), de autor anónimo. El elemento común entre todos estos chistes es que el foco principal era ridiculizar o humillar. “La denigración siempre ha estado presente, de una forma u otra, en el humor a lo largo de la historia”, destaca Hugo Carretero.

Carretero concluye que lo largo de la historia, tradicionalmente ha habido un lugar para el humor y otro para lo serio. Había sitios donde uno podía hacer bromas y disfrutar del humor y otros donde su uso era incluso penalizado o reprobado. En la actualidad, aunque el humor lo domina todo, lo domina de una manera “benigna” o inocua.