Ha muerto Anita Sirgo a los 93 años de edad, le faltaban sólo cinco días para cumplir los 94. Con ella se va parte de la memoria viva de Asturias. Mujer luchadora, militante histórica del Partido Comunista de España y del sindicato Comisiones Obreras, republicana convencida y luchadora incansable.
Sirgo nació en el seno de una familia minera, en Lada, Langreo, que sufrió la represión franquista después de la caída de la Segunda República. Nunca pudo ir a la escuela. Su padre, huido al monte al acabar la Guerra Civil, fue asesinado en 1947 y enterrado en una cuneta por los nacionales. Su madre estuvo presa en la cárcel de Arnao y ella misma fue detenida, por primera vez, con tan sólo 12 años.
Con 20 se casó con Alfredo Braña, minero del Pozu Fondón, y desde entonces se intensifica la lucha de ambos en el seno del PCE. Participa activamente en las huelgas mineras del 62 en las que las mujeres jugaron un papel fundamental informando, recogiendo ayuda para las familias afectadas y acosando a los esquiroles que iban a trabajar. Un episodio que ella narraba siempre que podía con orgullo, “les echábamos maíz pa llamalos gallinas”, contaba, en una clara acusación de cobardía por entrar al tajo.
Estuvo en el encierro de la catedral de Oviedo, junto a otras cuarenta mujeres, para dar visibilidad a la lucha minera en todo el país. Un encierro que fue apoyado por el obispo auxiliar. Cuando en Francia y Bélgica se organizaron huelgas de solidaridad con los trabajadores españoles abandonaron su reclusión.
Llegaron entonces las represalias que la llevaron a la cárcel. Allí sufrió torturas y la raparon a tirones. De las palizas perdió la audición del oído izquierdo, pero como siempre presumió, no delató a ninguno de sus compañeros de partido. Uan dura historia que relata el cortometraje de la realizadora asturiana Amanda Castro, 'A golpe de tacón'. Ella misma lo relataba así en 2019 a elDiario.es.
Vivió dos años en el exilio en Francia, junto a históricos dirigentes del Partido Comunista como Santiago Carrillo, y allí aprendió a leer y escribir. Pero como mujer de acción quiso volver a su Asturias natal en 1966. La muerte de su marido coincidió con la etapa de la Transición y la legalización del partido, al que fue siempre fiel. Ha militado hasta sus últimos días, participando en manifestaciones sindicales y también sumándose a los actos de reivindicación feminista como el Tren de la Libertad o las Marchas por la dignidad.
El último homenaje que recibió Anita Sirgo fue en su localidad natal, en el centro social de Lada. Allí, apenas un mes antes de las últimas elecciones generales, Sirgo volvía a hacer un alegato por el voto de la izquierda. “No hay que dejar de luchar nunca”, dijo, y mostró su convicción de la necesidad de contrarrestar el auge de las fuerzas de la ultraderecha, “pueden venir problemas”, advirtió.
Estaba en silla de ruedas pero mostró su convicción de que volvería a ponerse en pie para “pelear por los derechos, las pensiones, lo público”, decía. También dejó testimonio de cómo quería que fuese su despedida: “Quiero salir de mi casa con la bandera republicana y que mis compañeros vayan en manifestación con una pancarta reivindicativa”, comentó. Y para acabar, una espicha para que todos los suyos coman, beban y se diviertan.
Muestras de condolencias
La dimensión de la pérdida para la memoria histórica viva de Asturias se ha visto inmediatamente en las redes sociales donde son muchos quienes han mostrado su tristeza por el fallecimiento de Anita Sirgo. Desde el presidente del Principado Adrián Barbón, pasando por la líder de Sumar, Yolanda Díaz, y los altos mandatarios del sindicato CCOO y de Izquierda Unida.
La capilla ardiente quedará instalada en el salón de actos de la sede de CCOO del Nalón, en La Felguera, desde hoy a las dos de la tarde. Mañana martes, a las cuatro y media, se celebrará el acto de despedida y posteriormente su féretro será llevado luego a hombros al Pozu Fondón.