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El Nobel

Ángel Agudo y Francisco Javier López Marcano morirán por la democracia, que como escribió Camba “es igual que hacerlo por el sistema métrico decimal”. El primero, al igual que Nadal, es zurdo de mano pero no de pie y presidente del PSOE de Cantabria, bastión de esa nueva política que trae a Alfonso Guerra para que Chabela se haga un selfie; el otro, número cinco al Parlamento por el PRC, es fan de los trajes de Albert Anastasia y padre del número uno del mismo partido en Torrelavega. Pura regeneración, como Korn con el nu-metal y el Días Desur con su tortilla de patatas. A ambos les ha ocurrido lo que a Camilo José Cela. “Señor Cela, ¿le ha sorprendido que le dieran el Premio Nobel de Literatura?”, le preguntó un periodista despistado. “Muchísimo, sobre todo porque esperaba el Nobel de Física”, respondió el genio de Padrón con una retranca que en otros tiempos fue muy habitual en Bonifaz y Amós de Escalante. Hoy no tanto.

Agudo y Marcano, excomunista y ex mejor amigo, no ocultan su sorpresa ante lo que sucederá en los próximos días: van a chupar más banquillo que Canales con Muñiz. Víctor Gijón, en cambio, no se asombra; porque Víctor Gijón es el Bruno Cardeñosa de la bahía: lo sabe todo; sobre Paz Hidalgo, sobre Rennes-le-Château, sobre censos electorales y sobre la crisis del periodismo. Especialmente sobre la crisis del periodismo. Y es así como, una vez más, el Racing, del que el Gobierno echa pestes en privado desde el minuto uno de legislatura, que sobrevive como Liam Neeson en Taken, a base de hostias, marca el juego electoral. En realidad ya lo hacía, si no entren en la web de Western Gulf Advisory y vean la foto de portada. O mejor, pregunten a Paco Gómez Nadal, al que le han pedido hasta que deponga su MacBook en Zabalburu y pida perdón a las víctimas.

El que muestra su tranquilidad habitual y su sonrisa de Marky Mark es Íñigo de la Serna, que ante tanto lío ha apostado por hacerse la manicure al tiempo que piensa si Ana Pastor le miraba así a solo él o se lo hace a todos, o si es verdad eso que dice Nati Abascal sobre los skinny jeans. “Yo soy Varane, Ana. Ferreras es Modric”, divaga. Con Agudo y Marcano en las portadas, el todo Santander se ha olvidado de que el alcalde de Gotham le dijo a los rojos de laSexta que sus cuentas son transparentes como la cecina de El Riojano, así que no ha tenido que dar explicaciones sobre sus dietas en Rabat, Singapur, Dubai o Resconorio. Vamos a ser bien pensados; quizá a sus gastos les ocurre lo que al agua y al aparato digestivo de Camilo José Cela.

Ángel Agudo y Francisco Javier López Marcano morirán por la democracia, que como escribió Camba “es igual que hacerlo por el sistema métrico decimal”. El primero, al igual que Nadal, es zurdo de mano pero no de pie y presidente del PSOE de Cantabria, bastión de esa nueva política que trae a Alfonso Guerra para que Chabela se haga un selfie; el otro, número cinco al Parlamento por el PRC, es fan de los trajes de Albert Anastasia y padre del número uno del mismo partido en Torrelavega. Pura regeneración, como Korn con el nu-metal y el Días Desur con su tortilla de patatas. A ambos les ha ocurrido lo que a Camilo José Cela. “Señor Cela, ¿le ha sorprendido que le dieran el Premio Nobel de Literatura?”, le preguntó un periodista despistado. “Muchísimo, sobre todo porque esperaba el Nobel de Física”, respondió el genio de Padrón con una retranca que en otros tiempos fue muy habitual en Bonifaz y Amós de Escalante. Hoy no tanto.

Agudo y Marcano, excomunista y ex mejor amigo, no ocultan su sorpresa ante lo que sucederá en los próximos días: van a chupar más banquillo que Canales con Muñiz. Víctor Gijón, en cambio, no se asombra; porque Víctor Gijón es el Bruno Cardeñosa de la bahía: lo sabe todo; sobre Paz Hidalgo, sobre Rennes-le-Château, sobre censos electorales y sobre la crisis del periodismo. Especialmente sobre la crisis del periodismo. Y es así como, una vez más, el Racing, del que el Gobierno echa pestes en privado desde el minuto uno de legislatura, que sobrevive como Liam Neeson en Taken, a base de hostias, marca el juego electoral. En realidad ya lo hacía, si no entren en la web de Western Gulf Advisory y vean la foto de portada. O mejor, pregunten a Paco Gómez Nadal, al que le han pedido hasta que deponga su MacBook en Zabalburu y pida perdón a las víctimas.