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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

“Estoy preparado para todo, tengo muchos proyectos pendientes”

Francisco Javier López Marcano (Torrelavega, 1955) es uno de esos viejos 'rockeros' que nunca muere ni pasa de moda. Idolatrado por muchos y odiado por otros, dejó su sello personal en la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte marcado a fuego y adornado con latinismos. Curtido en mil batallas, fundador del PRC y líder indiscutible de la formación en “la cuna del regionalismo”, a falta de cuatro meses para las elecciones se prepara para volver a pisar con fuerza los 'escenarios'. 

Hace cuatro años que tuvo que renunciar al acta de diputado y cambió el Parlamento por las aulas. En este tiempo no se ha desvinculado de la vida orgánica del partido, donde ejerce como vicesecretario general. Durante la entrevista con eldiario.es no rehuye ninguna pregunta, como tampoco lo hizo en el cuerpo a cuerpo con la oposición, lo que, a su juicio, le valió para ser blanco preferido de sus adversarios.

Aunque a veces no es tan contundente en sus respuestas, basta con saber leer entre líneas para darse cuenta de que anhela un cargo de máxima responsabilidad en el próximo Gobierno de Cantabria. Cree que el tiempo y la Justicia le han dado un indulto más que merecido y que Miguel Ángel Revilla sabrá reconocérselo.

¿Preparado para volver?

Preparado para todo. He vivido tantos azares, tantas circunstancias… muchas más favorables que adversas. Si el partido lo necesita, sabe que puede contar conmigo.

¿Se le están haciendo largos estos cuatro años alejado de la primera línea política?

No, soy muy feliz con la enseñanza y se me ha hecho muy llevadero. He vivido circunstancias complicadas a lo largo de mi actividad política, pero he estado muy arropado por muchísima gente. Mis amigos, mis correligionarios y, sobre todo, mis familiares, han demostrado una fe y una lealtad inquebrantables que, a buen seguro, ha contribuido a que no renunciara a la actividad orgánica del partido.

Después de una trayectoria dilatada y de renunciar voluntariamente al acta de diputado para permitir la investidura de su secretario general, ¿en algún momento pensó en dejar la política?

No, soy un clásico. En ningún momento pasó por mi mente eso. Al contrario, seguí convocando comités locales, comités comarcales y seguí asistiendo a las ejecutivas. Cuando uno pertenece a un partido, además de la renuncia obligada a una parte de tu libertad individual, te debes a la disciplina que exige ese partido. No se puede ser militante a medias, como no se puede dimitir al 99,9%.

¿Qué cree que recuerda la sociedad de su paso por el Gobierno?

Ingenuo no soy. Mi carácter hace que la gente que me quiere, me quiera mucho, y la que no me quiere, directamente me odia. No hay tibiezas, creo, a la hora de juzgarme. En estos cuatro años he oído en innumerables ocasiones “a ver cuándo vuelves”, “se te echa de menos”… Tampoco quiero envanecerme por ello, pero todos los días tengo episodios que son agradables y que ayudan a sobrevivir y hacen más breve la espera, si es que de espera se puede calificar esto. Mucha gente recuerda mi etapa como un periodo de incesante actividad, no exenta de errores, como es lógico. Afortunadamente tengo una página muy completa, con muchos logros, y aunque puede haber división de opiniones, creo que quienes me recuerdan de forma grata son más numerosos.  

Estamos en febrero y es prácticamente imposible no pensar ya en las elecciones. ¿Estará en la lista de su partido al Parlamento de Cantabria?

Miguel Ángel hará su propuesta y la Ejecutiva lo ratificará, pero tengo la fundada esperanza de estar en esas listas. Yo, en realidad, no he podido nunca ser diputado según el concepto que yo tengo. Cuando fui vicepresidente de la Mesa del Parlamento en una legislatura turbia y convulsa no pude más que cubrir el expediente, cumplir con mis obligaciones. Estoy hablando de otro tipo de aportación. Creo que se me entiende perfectamente. Y tampoco pude serlo en el año 2015 por esa dimisión tan impulsiva, tan espontánea y contundente. Y sí, confío en estar esa lista.

¿Cree que fue injusta aquella condición impuesta por Podemos?

No me lo he planteado nunca, pero visto lo que ha sucedido con Podemos en Cantabria, no diré que me llevan los demonios, pero sí que algo inherente a mi carácter se rebela. Me pregunto cómo tres personas pueden salir de caza mayor y pedir la cabeza de una persona por cosas muy absurdas. No tenía ningún sentido, da la impresión de que necesitaban ante sus votantes demostrar que el apoyo al nombramiento de Miguel Ángel como presidente requería de una justificación de ese tipo, que no deja de ser una intromisión a la dinámica interna de otro partido. Pero no hay odio, son circunstancias desfavorables que hay que asumir. Indudablemente la pregunta “¿de qué les ha servido?” surge de vez en cuando, sobre todo cuando ves su situación tan preocupante para quienes creemos que la política es un arte noble.

Por lo que comentaba antes de cómo entiende la política está claro que le gusta asumir responsabilidades y eso da pie a entender que le gustaría ostentar la gestión de algún área en el próximo Gobierno.

(Piensa). Tengo por costumbre, o también si se quiere por ese egoísmo vitalista que llevo dentro, de madrugar. En la pasada legislatura llegaba pronto al Parlamento y recuerdo algunos días en mi despacho que a las nueve de la mañana se me había acabado el día y ya no sabía qué hacer. Eso, para mí, es como una tortura, como una condena. Mi carácter es de mucha intensidad, de mucha actividad, porque para vivir tranquilo no opta uno por esas formas de vida.

¿Tiene alguna idea o proyecto que le gustaría poner en marcha?

Tengo muchos proyectos pendientes. Y alguien puede argumentar: ¿Cómo es posible que Javier, que ha sido consejero de Cultura y Deporte tres legislaturas y de Turismo dos, siga teniendo proyectos? Es que he adaptado mi mente a viajar con mente de consejero, con mente de alcalde, con mente de responsable… Cada vez que viajo en mi cabeza se hace un proyecto. Eso también te lo da el conocimiento de tu tierra, que se ha convertido en mi asignatura preferida.

¿Su ADN político y personal va ligado a la Cultura y el Turismo o hay otras áreas en las que también tiene interés?

Yo soy uno de los muchos cántabros que está preocupado por la situación de la cultura y el deporte, menos por el turismo. Creo que esta no ha sido la mejor legislatura. Si en una tierra como Cantabria la cultura no ocupa un lugar preeminente es que algo falla. Fui muy claro, primero con mi secretario general, a quien se lo dije en el despacho, y segundo con los compañeros de la Ejecutiva: es una irresponsabilidad monumental renunciar a la gestión de la cultura. Un partido regionalista no se puede permitir esa licencia, ese lujo irresponsable.

¿Qué opinión tiene sobre la otra área que usted gestionó, el Turismo?

Hay consejerías en las que casi se habla como cuando hablas de la Confederación Hidrográfica del Cantábrico, que es un ente abstracto, anónimo, al que no le pones cara. Pero en Turismo, en Cultura o en Deporte la persona va delante de la propia consejería, marca su estilo. Paco Martín pone su alma y yo la mía, y esos entusiasmos no tienen por qué ser iguales.

En mi etapa me integré perfectamente con el sector del turismo. Yo siempre les decía: “Soy el único de vuestro sector que no tiene un bar, un restaurante, una posada rural, un hotel… pero soy de los vuestros”. Viví con ellos los éxitos y los fracasos, y el alma es capital en estos ámbitos.

Yo hubiera programado otro Año Jubilar Lebaniego, hubiera diseñado otras campañas de promoción, hubiera hecho FITUR de otra manera, pero son los afanes y los espíritus de las personas.

La Sociedad del Año Jubilar Lebaniego emitió ocho transferencias opacas a la productora de los conciertos de Iglesias y Jarre. ¿Comparte esa filosofía de que los cántabros no puedan saber lo que se ha aportado a esos espectáculos?emitió ocho transferencias opacas a la productora de los conciertos de Iglesias y Jarre.

Por mi carácter, he tenido que escuchar de todo, pero nuestra gestión fue de dominio público. Todo el mundo sabía lo que habían costado los grandes conciertos e incluso recuerdo haber comparecido en el Parlamento con convenios de Ryanair y otras aerolíneas, y siempre facilitábamos todos los datos.

En mi opinión, uno de los grandes problemas del Año Jubilar fue que se renunció a la pertenencia al Año Xacobeo. Cantabria es de pleno derecho miembro de la Comisión Xacobea y nosotros en mi época conseguimos bastantes ingresos por esa vía, pero la anterior celebración, al disociarse Cultura de Turismo, por razones que no vienen al caso, no fue posible, y eso para mí fue un error de bulto. Pero bueno, Paco Martín ha hecho cuanto ha podido, ha hecho su Año Jubilar Lebaniego y yo hice el mío.

Mirando ya hacia el futuro: en el actual contexto político de Cantabria, ¿no ganar las elecciones sería una decepción para el PRC?en el actual contexto político de Cantabria

Sí, sí. Sin rodeos.

¿Se podría calificar de fracaso?

Sí, sería una decepción, pero es que no vamos a ganar las próximas elecciones porque la normalidad sea un valor. Vamos a ganar porque vamos a presentar el mejor proyecto, porque vamos a presentar las mejores personas para defenderlo y porque vamos a ser capaces de entusiasmar a los cántabros y vamos a ser muy enérgicos a la hora de recabar la participación de todos para que no nos pase como en Andalucía, donde participaron un 52%, y vamos a combatir ese voto del cabreo, ese voto visceral, con entusiasmo, con buenos proyectos y con buenas personas para defenderlos. Además de todo eso, somos un partido que ha evidenciado una solidez y una fortaleza muy poco comunes, porque somos un partido rocosamente unido.

Usted compartió legislatura en el Parlamento con Ruth Beitia. ¿Le sorprendió su designación como candidata a la Presidencia de Cantabria?

No solamente fuimos compañeros de la Mesa del Parlamento, sino que fue una de las personas que votó a favor de que se me llevara al juzgado.

Me sorprendió muchísimo porque Ruth Beitia es una deportista genial, tiene una trayectoria deportiva muy difícil de igualar, pero no solo por aquello de ‘zapatero a tus zapatos’, que ya es bastante, sino por otros motivos. Ruth Beitia está muy acostumbrada a saltar con colchoneta y en la política no hay colchoneta, saltas al vacío y los batacazos pueden ser crueles.

En los últimos días han aflorado tensiones entre el PRC y el PSOE. ¿Usted percibe que no hay tan buena sintonía entre los socios de Gobierno como en la anterior etapa?

Yo tengo un grato recuerdo de delegados del Gobierno como Samuel Ruiz, que se dedicaban a ser delegados del Gobierno. Miguel Ángel se ha limitado en algunos casos muy contados a responder y a defenderse, pero siempre por alusiones o pequeños ataques desde la Delegación.

No me parece muy preocupante, me parece más circunstancial que sustancial. Es más coyuntural que estructural. La época es muy propicia para esto.

Parece que todos los partidos van a querer sacar a bailar al PRC tras las elecciones. El PP ya ha manifestado abiertamente su disposición a pactar; también Ciudadanos ha dado claros síntomas de que le gustaría entrar a formar parte del próximo Gobierno, y el PSOE ha sido el socio de los regionalistas en los tres últimos gobiernos de coalición. ¿Cuál de ellos sería su preferencia a la hora de alcanzar un acuerdo?

Proyectos concretos y objetivos comunes. Ya sé que lo que se me pide es mi opinión, pero la máxima autoridad la tiene la Ejecutiva y estoy seguro de que nuestro secretario general nombrará una comisión al afecto y trabajaremos conjuntamente, pero anteponiendo proyectos.

Yo conozco al PP y al PSOE en la oposición y los conozco como socios de Gobierno. Si se me pregunta con cuál mejor, yo trabajé muy a gusto con el PP. Tengo muy buen recuerdo de algunas personas, pero lo mismo con el PSOE. Al final hablamos de lo mismo: son las personas las que van a tirar de los proyectos.

¿No tendría reparos en pactar con el PP?

No debo, salvo que el colectivo al que pertenezca me lo pida. Si tengo que acatar la decisión colectiva del partido, lo haré. En este sentido, soy espartano. Ahora bien, ¿qué PP? ¿Un PP liderado por José Joaquín Martínez Sieso, que fue un caballero, o un PP liderado por un coterráneo tuyo (Ignacio Diego)? No tiene nada que ver en mi caso particular.

¿Y dónde encuadra al PP de Buruaga?

Ahí han tenido unas circunstancias bastante confusas. Si hay algo que los regionalistas llevamos muy mal es que alguien desde Madrid nos imponga determinadas cuestiones. Esos cambios de rumbo nos resultan indigestos. Habría que preguntárselo al PP quién va a ser el candidato definitivo.

Buruaga está confirmada ya por Génova.

Sí, sí, todo parece indicar eso, pero también estaba confirmada Ruth Beitia...

En esta tanda de posibles aliados no ha mencionado a Ciudadanos.

No, pero no por falta de respeto. Puede que porque hiciera referencia a mi propia historia política. La aritmética de esa noche ofrecerá vías. No he mencionado a Ciudadanos pero puedo hacerlo también. No tengo ninguna aversión hacia ellos. En realidad, respeto a todos los partidos. Hay que tener criterios y las herramientas de trabajo que vas a tener a tu disposición durante cuatro años: proyectos, líneas estratégicas, personas y objetivos irrenunciables.

Cuando acabe la próxima legislatura Revilla tendrá 80 años. Ha dicho que será la última vez que se presente como candidato. Hace un año, 1.800 simpatizantes del PRC se reunieron para rendirle a usted un homenaje. ¿Se ve en disposición de suceder a Miguel Ángel Revilla como secretario general del PRC?

No es una cuestión que me preocupe, tampoco al partido. A Miguel Ángel la edad no le impide levantarse a las siete de la mañana; a Miguel Ángel la edad no le impide ir a su despacho y recorrer España promocionando Cantabria, y no le impide resolver problemas. Lo conozco y me cuesta creer que esté fuera de la escena política, salvo que los imponderables lo exijan.

Es el mejor cabeza de cartel que puede haber en España. ¿Alguien en su sano juicio puede ver a Miguel Ángel sin que la conexión con Bilbao sea efectiva, sin que Comillas vuelva a estar en esa lanzadera de progreso, sin que las minas estén en marcha, sin que Valdecilla esté saneada? No podría vivir sin eso. Miguel Ángel ha convertido, y que me perdonen Aurora, sus hijas y su nieta, la política en su vida.

Usted aún tiene una causa judicial pendiente sin resolver. ¿Eso no le impedirá ocupar un cargo público si es que no se archiva antes de las elecciones?

Espero que no. Será la Ejecutiva y el secretario general el que decida eso, pero yo no he transgredido nunca las líneas rojas marcadas por el partido. Es cierto que queda una pieza separada de las subvenciones (al Racing) en las que a mí se me dijo que los informes estaban bien. Tenía el visto bueno del interventor delegado de la Consejería y del interventor de Hacienda, y es en Hacienda donde pagan, no pago yo. Es decir, cualquier consejero es un hito más en una cadena de la Administración.

Tan escasa relevancia tengo yo en eso que un extraordinario consejero de Economía y Hacienda dijo: “Pero cómo está Javier en esta historia si el que tenía que estar era yo”. Eso lo ha dicho en lugares públicos, privados y semiprivados el amigo Agudo, y digo amigo porque, además de ser coterráneos de Torrelavega, esas circunstancias que hemos vivido han sido suficientes como para fortalecer cualquier amistad. No vivo con esa espada de Damocles. Cuando sea, será. Si convierto esa espera en temor, acabaría en un diván de psiquiatra y no estoy dispuesto.

La última. ¿Qué le haría más ilusión: ver a Miguel Ángel Revilla ganar las próximas elecciones y dejar al PRC en lo más alto o ver a su hijo como alcalde de Torrelavega?

Las dos cosas (ríe). Ambas cosas porque se pueden dar.

¿Qué importancia ha tenido usted en la carrera política de su hijo?

Deliberadamente ninguna; por la vía de la normalidad la de todo padre con su hijo. En mi casa hay libros, hay discos y Javier ha tenido un padre que iba de acto en acto. Ha tenido muy difícil escabullirse a eso. Pero luego las decisiones las ha tomado él. Tiene carácter y tiene su propio carné de identidad.

Siempre digo que tiene tres ingredientes que a mí me parecen fundamentales para ser un buen político: las cualidades de una buena persona, la palabra de tratante y la memoria de elefante. Es un magnífico candidato, sin duda mejor que su padre.