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Un libro, una película, un disco. Así se simple y de interesante es “El planazo del Sr. Sanabria”. Tres recomendaciones culturales imperdibles para navegar entre el underground. Primero empezó con una sección en el programa y ahora tiene sus propios programas completos.

Afghan Whigs - Gentlemen

afghan

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El pasado viernes 5 de octubre cumplía 25 años Gentlemen, de Afghan Whigs y si queréis sentiros un poco mal, ese mismo día, no ese mismo mes, o semana: el mismo día se publicaban Phaseshifter de Redd Kross, Painful de Yo La Tengo o Anodyn de Uncle Tupelo. Eran otros tiempos. Este planazo combina loas al álbum en cuestión y también al libro de la colección 33 1/3 de la editorial Bloomsbury, que como deberíais saber son monográficos sobre discos míticos. Se publican en inglés, pero hay seis en castellano publicados por Libros Crudos. El relativo a Gentlemen, está escrito por Bob Gendron, reputado periodista del Chicago Tribune, y en él se pormenoriza la génesis, grabación y repercusión del disco a través de entrevistas en profundidad con los cuatro responsables de la banda en aquel momento, esto es, Steve Earle (nada que ver con El Steve Earle) a las baquetas, Rick McCollum a las guitarras, John Curley al bajo y el hiperviatminado e hipersexuado Greg Dulli a las voces, y dios, qué voces.

Como buen libro comienza recordando los inicios de la banda con aquel indie punk ruidoso, hasta que entraron a formar parte de Sub Pop, la Meca en los 90 y garantía de repercusión en el resto del orbe. Si bien no de éxito, al menos financiero. A pesar que Up In It del 90 si que había reminiscencias del rollo sub pop (la influencia de los Replacements era palpable) a partir de Congregation (1992), la banda de Greg Dulli hizo un esfuerzo consciente de alejarse de la abrasión overdrive imperante y viraron hacia sabores souleros. Tras girar como locos durante el 92 probando en vivo nuevos temas, dieron forma a una de las obras maestras de la época. Gentlemen sorprende con una abigarrada mezcla de rock alternativo y un soul hiriente, crudamente emocional. El disco busca desde el primer segundo una emoción cruda, conflictiva, lacerada, claustrofóbica, desnuda, real y fuera de control, y el resultado no puede resultar una cosa más perturbadora y más dolorosamente bella

Aquí no hay rastro del cinismo imperante en los primeros 90, no hay ambages, las canciones suponen la crónica de la agonía de una relación; queda claro desde un primer vistazo a la portada, esa icónica imagen de dos niños influida por la inquietante obra de la fotógrafa Nan Goldin y que trasmite perfectamente la baja autoestima, el desprecio, la culpa, los celos, y la violencia que impregnan las letras de Dulli. O como cuenta Gendron en el libro: “Gentlemen se tensa con la guerra psicológica, el drama de dormitorio, la culpa católica, el engaño censurable, y la vergüenza indeleble de una relación que no funciona de ningún modo”

Gentlemen fue concebido en Cincinatti, cuna de la banda, pero grabado en Memphis por sugerencia de Jody Stephens (batería de Big Star) en los míticos estudios Ardent. Y se nota; la pulsión soul que impregna la ciudad que vio nacer a Stax se infiltra entre la potente base rítmica y las guitarras, especialmente en la desgarrada expresividad de Dulli como cantante.

A menudo se ha utilizado el término ‘cinemática’ para describir la música de Afghan Whigs por la cualidad narrativa y el ritmo episódico de los temas. En el caso de Gentlemen además el concepto es cíclico; el disco comienza y se cierra con piezas tranquilas; ‘If I Were Going’, con ese inquietante fade in de inicio y ‘Brother Woodrow/Closing Prayer’ para clausurar con una inquietante y bella banda sonora a la que añaden un cierre de cello discordante. Entre medias, drama, miseria y llanto. Temas opresivos como ‘My Curse’ cantado por Marcy Mays (riot grrrrls, chequeen Velvet Hammer de su banda Scrawl) la claustrofobia de ‘What Jai lis like’ y especialmente ‘Debonair’, primer single del álbum y un intento, según Dulli, de mezclar el groove de los Jackson’s Five con la turbadora naturaleza de Angelo Badalamenti.

Cuando se apela a emociones tan viscerales rara vez se logra que todo conecte de la manera que lo hace en Gentlemen, pero Dulli y los Whighs se mostraban imparables e implacables mientras el mundo miraba hacia otra parte; alguno podría pensar que este exorcismo emocional, violento y abnegado sería la cumbre de la banda, pero todavía faltaba por llegar Black Love. Pero eso forma parte de otra añada.

En el libro de Gendron se analizan con atención las causas del fracaso de ventas del disco: sobreexposición emocional, alusiones descaradas al fornicio y la carnalidad y, musicalmente, un sonido espacioso alejado del raca raca - bumba bum de las bandas que lo petaban por entonces. La generación grunge simplemente no estaba preparada para la intensidad de Gentlemen, y es mejor así, de esa manera nos libramos de escuchar ‘Be Sweet’ en un anuncio de vaqueros.

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