Del Estatuto de las Mujeres Rurales a la Ley de Agricultura Familiar y en el camino, pandemia, guerra y sequía

El Estatuto de las Mujeres Rurales y la Ley de Agricultura Familiar son los dos hitos de los últimos cuatro años de los que más satisfecho se siente el consejero de Agricultura, Agua y Desarrollo Rural de Castilla-La Mancha, Francisco Martínez Arroyo, “dos buenas leyes, una para empezar, otra para acabar”, en el momento de hacer balance de la legislatura que termina.

“Empezamos con el Estatuto de las Mujeres Rurales, hoy en vigor, hoy la realidad de las mujeres en el medio rural, en las empresas, en las organizaciones agrarias, en el campo es completamente distinta a la que teníamos hace 4 años y eso es porque hemos hecho la ley. Y acabamos la legislatura con una Ley de Agricultura Familiar para apoyar precisamente el modelo que queremos en Castilla-La Mancha, el de las empresas pequeñas y medianas de nuestra agricultura y ganadería en nuestro medio rural, gente que vive en nuestros pueblos, que genera la riqueza allí, que no se va a deslocalizar. Ese es nuestro modelo, para eso hemos hecho una ley que prioriza nuestro modelo y obliga a que en todas las ayudas tengan más cuantía estas explotaciones que en el resto”, señala Martínez Arroyo, a pesar de las críticas del PP y de la norma no fue tampoco apoyada por Ciudadanos en las Cortes regionales.

Hay otros muchos momentos importantes a lo largo de estos cuatro años que han tenido de todo, incluidas una pandemia por el COVID y una guerra, la de Ucrania, y que, según ha señalado en una entrevista concedida a AgroalimentariaCLM, “han sido muy complicados”. Aún así, está orgulloso de lo que se ha conseguido y sobre todo de haberlo hecho “con la complicidad del sector, de las organizaciones profesionales agrarias y de las cooperativas”.

Y acaba en un momento preocupante por la sequía que afecta a todo el país, también a Castilla-La Mancha, y para lo que está trabajando, para poner en marcha soluciones: “Hemos anunciado un paquete muy importante de ayudas para el plan sequía de Castilla-La Mancha, por un lado, flexibilidad en el cumplimiento de los requisitos da la PAC, en las ayudas directas y en las ayudas de desarrollo rural. Hemos decidido poner en marcha una ayuda directa de 30 millones de euros para nuestra agricultura y ganadería familiares en Castilla-La Mancha, para todas las explotaciones que tienen secano de cien euros por hectárea, la tienen que pedir en esta solicitud única de la PAC”.

Además, con atención especial a los cultivos leñosos, “similar a los que hicimos con el olivar cuando tuvimos los daños por Filomena. Una especial de una especie de Filomena para todos los cultivos leñosos, viñedo, olivar, almendro, pistacho, albaricoque, melocotoneros, pero por la sequía, vamos a dedicar a esta ayuda 16 millones de euros, la vamos a publicar antes de verano”. En total, “casi 50 millones de euros para agricultores y ganaderos con la complicidad de las asociaciones agrarias”.

A su juicio, “este final es un resumen de lo que hemos hecho en estos cuatro años, primero con la pandemia, luego con Ucrania y finalmente con la sequía, siempre del lado de los agricultores y ganaderos. En resumen 160 millones de euros además de los 50 que se han puesto a disposición de los agricultores y ganadores por la sequía, por todas estas dificultades en la legislatura que ha sido muy compleja”.

Y cree que con todo ello se ha conseguido un hito que, “creciendo Castilla-La Mancha, hoy por encima del PIB que teníamos antes de la pandemia, la única comunidad autónoma de España, el sector contribuye mucho más al PIB de lo que lo hacía en 2019”.

En el haber también “la aprobación de la Ley de la Viña y el Vino, las ayudas para incorporación de jóvenes que comprometimos para todos, que han sido para todos; las ayudas para los profesionales que eran prioridad en el programa de desarrollo rural ahí están; hemos hecho convocatorias con muchos recursos públicos”.

Y algo muy importante que ya se marcó como objetivo cuando fue nombrado consejero, consolidar empresas más grandes en el sector agroalimentario: “Hemos conseguido una integración cooperativa que no existía en Castilla-La Mancha, hoy hay 8 entidades prioritarias de interés regional, 15 agrupaciones de productores. Esto significa no sólo mejor situación para las empresas, que tienen más fuerza, más músculo, facturan más y es un seguro de vida para que siga habiendo emprendedores en el campo que dependen de esas empresas, que hoy son más grandes de lo que eran hace cuatro años, en un sector que cada vez crece más y que hoy tiene entre las 20 empresas más grandes de Castilla-La Mancha, a 13, la primera es del ámbito agroalimentario y eso es un éxito y estoy muy orgulloso”, afirma.

La Ley de Calidad Agroalimentaria, en el tintero

Sin embargo, siempre quedan cosas por hacer y si hay algo que se le ha quedado en el tintero es la aprobación de una ley de calidad agroalimentaria, que estaba entre sus objetivos, y para la que ha trabajado con el sector: “Es una ley muy importante porque de ahí va a depender la regulación de las denominaciones de origen en Castilla-La Mancha, de las figuras de calidad y es el objetivo próximo que tenemos, el resto de las cuestiones que nos planteamos están altamente conseguidas”.

El momento más duro

En unos años tan intensos y llenos de imprevistos, no le es difícil escoger el momento más duro: “Los meses de pandemia, los meses de la cuarentena, hemos trabajado en el Gobierno regional de manera muy intensa, en los momentos más difíciles de la cuarentena teníamos dos y tres consejos de Gobierno a la semana, aquí hicimos un equipo de emergencia, de trabajo, para sacar adelante muchísimas cosas”.

Ya entonces se puso en marcha la “flexibilización de los requisitos de la PAC, entonces aprendimos cómo hacerlo para que pudiera seguir funcionando la agricultura y la ganadería, para que no hubiera problemas para las ayudas después, y todos cobraron; y también para que hubiera suministro de alimentos; hicimos excepciones para que los trabajadores pudieran estar en el campo; dimos ayudas para el transporte, para el alojamiento; estuvimos trabajando para que se pudieran esquilar las ovejas, cuestiones muy concretas que permitían que la maquinaria continuase funcionando”.

Todo este esfuerzo que hizo el sector por continuar con la actividad considera que ha sido decisivo para el crecimiento, para que aumentase su contribución a la riqueza regional: “Creo que el porcentaje de contribución a la riqueza regional ha aumentado porque se mantuvo muy activo en la pandemia, era un sector imprescindible. Yo estoy muy orgulloso del sector, de los agricultores y ganaderos porque realmente estuvieron al pie del cañón. Tenemos un sector con un musculo profesional extraordinario, capaz de soportar situaciones de mucha dificultad y cada vez tenemos más liderazgo en los mercados. Si en la pandemia no hubiera habido sector agroalimentario, el PIB de la región hubiera caído mucho más de lo que cayo, fuimos de las Comunidades Autónomas donde menos cayó porque es donde más participación tiene el sector agroalimentario”, señala.

Los mejores recuerdos

En esos recuerdos que no se olvidan dos especiales: “Hay muchos bonitos, pero dos en concreto me vienen a la cabeza: la aprobación de Estatuto de las Mujeres Rurales fue una gran satisfacción porque no existe en otras comunidades autónomas, nos comprometimos desde el inicio, lo hicimos con las mujeres rurales, con mujeres que están verdaderamente en los pueblos, mujeres que saben lo quera eran necesario y esa ley hoy es un ejemplo, cada vez que hoy llega un papel a esta mesa siempre hay un párrafo que dice que las mujeres cobra más y eso no hubiera sido posible sin el Estatuto de las Mujeres Rurales”.

El otro momento, es uno muy reciente, casi el final de la Legislatura: “La apertura de la tubería manchega, cuando el presidente le dio al botón y en vez de ir agua al Levante venía a Castilla-La Mancha, que ya está empezando a derivarse agua del trasvase para que llegue a los municipios que han firmado el convenio es un éxito muy importante. Hay que agradecer el trabajo de los que me precedieron, del presidente Barreda y de la ministra Narbona. Ese es el futuro para 700.000 castellanomanchegos, incluso hasta Puertollano, porque vamos a conectar Puertollano, porque hemos hecho una primera fase, pero vamos a hacer una segunda y la primera ya está hecha”.

En todo esto no se ha sentido sólo: “He sentido mucha complicidad con el sector, en algunos casos hemos tenido dificultades, este es un mundo complicado. Yo les mencionaba en estos días en cosas que hemos realizado juntos, el relevo generacional, las ayudas por la sequía… Y en el caso de Cooperativas la coincidencia de objetivos es absoluta, tenemos claro lo que necesita el sector. Les debemos mucho a ellos también”.