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El compost, uno de nuestros “aliados clave” contra la crisis climática

Lodos de depuración, estiércol, fracciones orgánicas de biorresiduos, residuos agropecuarios, entre otros, conforman la materia con la que se forma el compost. Aunque su utilización para combatir los efectos de  la desertificación se remonta a tiempos inmemoriales, es en las últimas décadas cuando se ha configurado como materia fundamental para luchar contra la contaminación y promover la economía circular en la gestión de los residuos.

Con esta premisa, Amigos de la Tierra ha publicado el informe “El Compostaje, un aliado contra la crisis climática”, en el que demuestra los beneficios del compost en la adaptación y mitigación del cambio climático. El estudio se enmarca en el proyecto ‘Aplicación de compost procedente de residuos municipales a suelos agrícolas y pastos’, que cuenta con el apoyo del Ministerio para la Transición Ecológica a través de la Fundación Biodiversidad. 

La investigación, realizada junto a la Universidad de Santiago, revela la capacidad del compost para combatir los procesos de desertificación, así como los millones de toneladas de gases de efecto invernadero (GEI) que podrían evitarse con el tratamiento de los residuos orgánicos a través del compostaje.

Análisis de proveedores y terrenos

En total, se ha analizado el compost de 19 proveedores diferentes, así como los 24 terrenos en los que se ha aplicado la enmienda orgánica, desde huertos hasta viñedos y dehesas. Se trata de la primera investigación que agrupa el análisis de compost y su aplicación para conocer su contribución en la adaptación al cambio climático en territorios con condiciones y características tan diferentes, desde Aragón, Baleares, Cataluña, Galicia y La Rioja hasta Madrid.

Entre sus numerosas indicaciones, este documento subraya que una gestión incorrecta del uso de la tierra así como el cambio climático son factores que contribuyen a la desertificación y la pérdida de suelo fértil. Así, los resultados demuestran que el uso del compost reduce estos procesos de desertificación. La materia orgánica se ha incrementado en todos los suelos de un 4% al 8,6% de media, llegando a cuadruplicarse en algunos casos. Estos porcentajes se traducen en la mejora de fertilidad del suelo y, por tanto, en un aumento de la producción agrícola. El resto de valores analizados pasaron de media al 5% de carbono orgánico y 0,35% de nitrógeno.

A su vez, el compost ha incrementado la estabilidad de agregados en todos los terrenos, lo que implica mayor porosidad y permeabilidad con una mejor aireación y flujo de agua, y una mejora en la fijación de nutrientes. En la misma línea, los suelos cuentan ahora con un PH equilibrado llegando a valores próximos a la neutralidad. 

La ONU denunciaba recientemente que en el mundo se pierden cada año 24.000 millones de toneladas de suelo fértil y más de un cuarto de las tierras ya no pueden utilizarse. En este contexto, el compost es “uno de los aliados clave”. Además, España es una de las regiones más afectadas por los procesos de desertificación, con un 70% de su territorio afectado. 

El compostaje puede evitar la emisión de más de un millón de toneladas de gases de efecto invernadero

En 2016 las emisiones generadas por el tratamiento y eliminación de los residuos en España supusieron el 7% del total de las emisiones de gases de efecto invernadero, constituyendo la cuarta mayor causa de emisión de gases de efecto invernadero en Europa.

En total para el estudio se han aplicado 30,38 toneladas de compost, lo que equivale a 91,14 toneladas de biorresiduos. De esta forma se ha evitado la emisión de entre 10,02 y 30,07 toneladas de gases de efecto invernadero. Al año se generan en España 9,46 millones de toneladas de biorresiduos, por lo que se podrían evitar más de 1,05 millones de toneladas de GEI. 

Con este informe sobre la mesa, Amigos de la Tierra insta a las administraciones a apostar por el compostaje como una herramienta decisiva para contribuir en la lucha contra la crisis climática.  

Lodos de depuración, estiércol, fracciones orgánicas de biorresiduos, residuos agropecuarios, entre otros, conforman la materia con la que se forma el compost. Aunque su utilización para combatir los efectos de  la desertificación se remonta a tiempos inmemoriales, es en las últimas décadas cuando se ha configurado como materia fundamental para luchar contra la contaminación y promover la economía circular en la gestión de los residuos.

Con esta premisa, Amigos de la Tierra ha publicado el informe “El Compostaje, un aliado contra la crisis climática”, en el que demuestra los beneficios del compost en la adaptación y mitigación del cambio climático. El estudio se enmarca en el proyecto ‘Aplicación de compost procedente de residuos municipales a suelos agrícolas y pastos’, que cuenta con el apoyo del Ministerio para la Transición Ecológica a través de la Fundación Biodiversidad.