El día del Miércoles de Ceniza, cuando termina el carnaval, en Cogolludo, es tradición que salgan, por las calles de la villa ducal, sus famosos chocolateros, y también desde hace ya unos años, chocolateras.
Como sucede con todo lo que tiene que ver con las botargas, se desconoce el origen de esta tradición, aunque está calificada como una de las costumbres ancestrales de la localidad. Consiste en que unos jóvenes se vistan con trajes blancos, faja roja a la cintura y pañuelo rojo al cuello, faltriquera para hacer acopio de los bizcochos, y capucha que les tapa la cara.
La costumbre era que salieran salir cinco o seis mozos, quintos de las milicias, pero después de que se perdiera la tradición, fueron las mujeres de Cogolludo quienes la recuperaron, allá por los años ochenta. Por eso, ahora hay tantos chocolateros como chocolateras, un afán en el que se emplean las mozas del pueblo, como cuenta Ángela Nolasco, que fue ayer una de ellas.
Salen en la tarde del miércoles de ceniza, y últimamente también el sábado siguiente para acercar la tradición a más cogolludenses y a los visitantes, y llevan chocolate en orinales de porcelana -ahora de plástico-. La faltriquera, la llevan bien surtida de bizcochos, con los que intentan hacer picar, a los que se encuentran por la calle, con el chocolate para que rompan el ayuno propio de la cuaresma.
Tradición de tentación
El chocolate lo hacen, en la calle de Los Labradores, 1, las voluntarias de la Asociación de Mujeres de Cogolludo. Y fue allí mismo es donde se vistieron estos hombres y mujeres demonios para tentar a propios y extraños con el dulce, ayudados por las voluntarias de la Asociación. La costumbre es que todos lo hagan en el mismo lugar, aunque este cambie cada año.
Al oponerse los interpelados a tomar el chocolate, estos diablillos los embadurnan con él, manchándoles, si es preciso. La interpretación que se le da a los chocolateros es que representan al hombre demonio que van tentando a pecar a la gente que se encuentra en su camino.
En la Plaza Mayor, el Ayuntamiento, que facilita lo necesario a los voluntarios que mantienen la tradición, había preparado una lumbre, frente al Palacio Ducal, para que no se quedara frío el chocolate. Con ese lugar como base, comenzaban las carreras. Los niños, que saben de la tradición, se acercan a disfrutarla intensamente corriendo delante de los chocolateros.
La fiesta de los chocolateros forma parte de la Ruta de las Botargas de Guadalajara, a la que también pertenecen las botargas de Aleas y de Beleña. Precisamente por ello, este próximo sábado se va a repetir, en Cogolludo, el Encuentro Etnológico de Botargas que ya tuvo lugar en el año 2023.