La portada de mañana
Acceder
El PSOE llega a su Congreso con un ojo en la continuidad y otro en los tribunales
ERC elige a su líder en un congreso convertido en un plebiscito sobre Junqueras
Opinión - España: una democracia atascada. Por Rosa María Artal

Las Tablas de Daimiel, nuevamente en situación crítica: “No hay agua, no hay nada que pueda morir”

Con menos del 3% de su superficie encharcada, el alcalde de Daimiel pedía hace más de una semana al Ministerio de Transición Ecológica que tomase las “decisiones oportunas” para garantizar la conservación del parque. Leopoldo Sierra pedía así un plan de trabajo para “revertir” la situación clínica del Parque Nacional, y volvía a pedir un trasvase que, aseguraba, cuenta con el apoyo de la “mayoría” del Patronato de las Tablas de Daimiel.

Manuel Carrasco, técnico superior del Parque Nacional declaraba en Radio Daimiel que ya eran menos de 60 las hectáreas inundadas en el humedal, este pasado 24 de agosto. La zona encharcada concretaba el técnico, se correspondía con la “madre” del río Guadiana, mientras que la situación era “bastante dura” y con “malas perspectivas” hasta que acabe el verano. Carrasco ha relacionado la situación con las altas temperaturas de la reciente ola de calor, con temperaturas de hasta 44 grados. La situación, afirmaba el técnico, es similar a la del verano pasado, aunque con un ritmo de desecación más rápido.

Carrasco también descartaba que se volviesen a repetir incendios subterráneos, al haberse humectado la zona de turberas que es la que sufre los proceso de autocombustión. El técnico insiste también en la idea del alcalde de Daimiel, de habilitar un trasvase desde el Tajo-Segura, pero también pide la activación de los sondeos de emergencia, basándose en lo que se explica en el Plan Rector del parque. Para el técnico, la solución es la “recuperación estructural de los recursos naturales del Alto Guadiana”. “Suena irreal, pero debería ser una meta a la que no se debería renunciar, ya que es lo que originó el humedal que ahora luchamos por conservar”, añadía en la entrevista al medio local.

El técnico también se refirió a la inundación de emergencia que se consiguió al activar los pozos en el pasado mes de mayo, lo que permitió asegurar la cría de pollos de patos colorados en la zona de Cañada Mendoza. Sin embargo, también habló de la “contrapartida” que supuso dicho recurso: que se deja “seca la mayor parte del parque”, lo que afecta a la masiega, un “icono” de la flora en el Parque Nacional.

Negativa al trasvase por parte de Ecologistas

Sin embargo, desde Ecologistas en Acción insisten en su postura antitrasvasista. Así lo confirma Rafael Gosalvez Rey, representante de las asociaciones ecologistas de Castilla-La Mancha en el Patronato del parque. “Los problemas de una cuenca hay que resolverlos desde la misma cuenca, no desde otra que tenga otros problemas añadidos”, asegura Gosalvez, que insiste en que “no sería ético ni legítimo robar agua a otra cuenca para meterla en otra que no va a servir para nada”, afirma.

Para Ecologistas el problema de fondo es la agroindustria, la “intensificación” de la agricultura. “¿De qué sirve trasvasar agua si el problema de base no está resuelto y es que estamos ante un territorio en el que la agricultura ha sido la que ha tomado las riendas del agua”, afirma. Por eso, explica, lo mejor sería “aplicar el artículo 155 y quitar las competencias de Agricultura en Castilla-La Mancha, pero no sólo aquí, sino también en Murcia”.

“El problema es la incompetencia y la gobernabilidad del PP y PSOE que han apostado a favor de la agricultura, porque no es tiempo para agricultura intensiva y la situación se va agravando. Necesitamos una solución a largo plazo”, recalca el ecologista. Además, asegura, las perspectivas son peores que hace décadas. “En la estructura agraria actual son los cultivos leñosos los que se han vuelto dominantes, el pistacho, la viña en espaldera”, afirma. Es algo similar a lo que ocurrió con el maíz o la remolacha, pero con la diferencia, explica, de que los cultivos leñosos son prioritarios y su riego se mantiene, no como en el caso del maíz o la remolacha cuyos riegos se podían detener.

“Hemos ido a peor y la prueba son las Tablas de Daimiel. El hidroindicador son los 'Ojos del Guadiana', que sólo hubo un pequeño momento en el que volvió a surgir agua de la zona, pero nada que ver con lo que hubo en su momento”, recalca. Vuelve a culpar a la agroindustria, en este caso, en relación a los químicos. “Los agroquímicos han terminado saliendo todos en las Tablas de Daimiel, tras cuarenta años de agricultura intensiva”.

La situación es tal, lamenta, que ya ni mueren peces. “Porque aquí no hay agua, no hay nada que pueda morir”, lamenta. La única solución que proponen desde las asociaciones ecologistas es que se deje de regar. “Ya no hay tiempo para una transición amable. Habría que dejar de regar ya. Pero nadie se va a atrever a hacerlo”, asegura, aunque concede que la Confederación Hidrográfica del Guadiana es la “única que está tomando el toro por los cuernos”.

“La única solución sería dejar la sequía para mostrar sus estragos y así, a lo mejor, alguien se atreva a tomar una decisión. Es la única esperanza que nos queda”, afirma. Por eso, insiste para concluir: “No podemos hipotecar una cuenca que ya está hipotecada como el Tajo, por la misma situación en la que se encuentra este río. El trasvase tiene que venir de la viña en espaldera, pistacho y almendra”, concluye.