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Las cajas olvidadas en un almacén que muestran la historia del transporte público en Barcelona

En la Barcelona de hace un siglo, el transporte de masas por excelencia era el tranvía. La ciudad, mucho más pequeña que ahora, estaba rodeada de localidades que más tarde pasarían a convertirse en los actuales barrios y distritos. Y este medio de transporte, que alcanzó su cenit con la llegada de la electricidad (1899), se convirtió en el medio ideal para conectar la urbe. Pero el paso de los años y el aumento de la población hizo necesario conectar la ciudad mediante la red de metro y autobús en detrimento del tranvía.

Más de un siglo después, el departamento de patrimonio histórico de la fundación TMB recuerda en una exposición de fotografías inéditas cómo era el transporte público del primer tercio del siglo XX en Barcelona: desde la época dorada del tranvía –tan popular que hasta se le dedicó un famoso cuplé, versionado años después por Núria Feliu– a la proliferación de estaciones de metro. Parte de esta memoria podrá verse de forma gratuita en el espacio Mercè Sala, en la estación de metro de Diagonal, hasta finales de marzo.

La responsable del archivo de la empresa municipal de transportes, TMB, y comisaria de la exposición, María José Muñoz, explica que durante un proceso de catalogación de material aparecieron 10 cajas que contenían 124 placas de negativos sobre vidrio. Todas estas imágenes anónimas pertenecían a las tres empresas que anteriormente gestionaban el transporte público de la ciudad: Gran Metro, Tranvía y Autobuses, de cuya fusión resultó TMB.

Los especialistas evaluaron el material y tras un proceso de digitalización “muy laborioso”, en palabras de Muñoz, decidieron compartir con la ciudadanía el hallazgo. Del centenar de negativos que encontraron, eligieron la veintena de fotografías más representativas, que conforman un importante documento histórico por su tipología documental.

El visitante podrá observar fotografías de las obras de construcción del Gran Metro y de las herramientas que los obreros utilizaban, así como escenas cotidianas como los descansos para comer de los trabajadores, incluidas las fiambreras características de la época. También se documenta la repercusión que tuvo la llegada de la electricidad en el transporte. Y se recuperan estampas curiosas, como un servicio especial de tranvía para el transporte de grupos escolares o las imágenes de los 'Tranvía Jardinera', un tren con vagones descubiertos que en verano ofrecía un viaje más fresco.

Los inicios del transporte público en Barcelona se remontan a la época de 1850-1860, cuando se abrió un plano que circundaba la ciudad con tartanas y galeras, unos vehículos similares al carruaje. Paralelamente en el interior de la ciudad circulaban también los primeros ómnibus.

 

Al poco tiempo, en 1872, se inauguró el primer tranvía con un trayecto que cubría el recorrido de La Rambla hasta la iglesia de los Josepets, en la actual plaza Lesseps. Se trataba de un tranvía tirado por caballos, y fue sustituido al cabo de poco por tranvías de tracción a vapor, que a su vez en 1899 serían reemplazados por los tranvías eléctricos. En pocos años se electrificaron todas las líneas y en 1907 ya se podía hablar de un sistema totalmente eléctrico. 

En 1906 apareció el primer competidor del tranvía: el autobús. Tal fue la disconformidad de la compañía de tranvías por la introducción del nuevo medio de transporte, que dos años más tarde los autobuses se retirarían por las presiones que infringieron los denominados 'tranviaires'. Pero en 1922 llegó a la ciudad  el autobús con motor de petróleo y eléctrico, una primicia en el Estado, y ya no pudieron hacer nada para frenar su paso. El autobús funcionaría a pleno rendimiento hasta nuestros días. 

Ante la celebración de la Exposición Internacional de Barcelona de 1929, las empresas de transporte se esforzaron por ofrecer unos servicios propios de una ciudad puntera, entre los que cabe destacar el soterramiento del tren de Sarrià. Este se combinaría con la construcción de los primeros túneles de metro por parte del Ayuntamiento. A pesar de que los primeros proyectos de metro datan de 1908, el servicio no se inauguró hasta 1924 con un recorrido que enlazaba la plaza de Lesseps con la plaza Catalunya.

Durante los años cincuenta la red se desarrolló hacia los barrios de Sant Andreu y Horta. No obstante, el gran desarrollo del metro comenzó en los años sesenta, cuando la gestión pasó a depender del Ayuntamiento. Gracias al 'Plan de urgencia' de 1963, el metro entró en una fase de expansión y pasó a cubrir una buena parte de la trama urbana. Más adelante, penetraría en municipios vecinos como L'Hospitalet o Badalona. 

El tranvía, que tanto peso tuvo en las primeras décadas del siglo XX, desapareció en 1971 ante el apogeo del autobús y el metro. En su último recorrido, que fue un día antes de San José (como obsequio de santo para José María de Porcioles, alcalde de Barcelona en aquel momento), mucha gente salió a la calle a despedir al que había sido su medio de transporte durante casi un siglo. Pero no acabó de desaparecer del todo, ya que en 2004 se inauguró una red moderna de tranvías que comunican los barrios de las redes del Trambesòs y Trambaix, con una esperada conexión entre ambas redes por la Diagonal, todavía sin concretar.

 

La responsable de la muestra destaca la recuperación de un material fotográfico muy especial y reivindica el negativo de cristal como un “instrumento eficaz” para presentar una realidad histórica en alta resolución. “Los negativos sobre vidrio son de una extrema delicadeza, pero también de una excelente calidad; son poco conocidos por el público general, pero muestran detalles que la revelación de la época no es capaz de mostrar”, explica la responsable de la muestra. La exposición cuenta también con un vídeo que ahonda en la técnica utilizada para recuperar las imágenes sobre los negativos de cristal.