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Trucos para multiplicar tu planta de albahaca del súper y hacerla casi eterna

Las plantas de albahaca del súper constituyen un modo casi universal de adentrarnos en la horticultura. La maceta es relativamente barata y viene lista para consumir. Es normal que comprarlas nos parezca una buena idea para mejorar nuestras recetas de pasta y pizza con sus hojas frescas y tan aromáticaspizza. Sin embargo, el sueño hortelano suele desvanecerse demasiado pronto: a las semanas, en el mejor de los casos, de llegar a la cocina la mayoría de las plantas de albahaca se secan y mueren. Pero esto no tiene por qué pasar.

Lo primero que necesitas saber: cuando compramos una maceta de albahaca del supermercado no estamos adquiriendo una única planta, sino un terrón donde se amontonan doce plantas pequeñas (plantones), cuando no veinte. Esto le da a la maceta el aspecto vigoroso y frondoso que esperaríamos de una aromática de gran calidad. Pero es ficticio; muy al contrario, estos plantones pronto empezarán a competir entre ellos por el espacio. Fuera del confort de los invernaderos de cultivo, y en un ambiente doméstico (nuestra cocina), las pequeñas plantas acusan la falta de nutrientes, de luz y de agua.

Cuatro plantas de albahaca por el precio de una

Por eso, para que tu planta de albahaca te proporcione hojas durante meses necesitas clarearla y deshacerte de la mayoría de esos plantones. Para no dañar el cepellón (es decir, las raíces con el sustrato), corta con unas tijeras las plantitas más débiles por la base del tallo, la más cercana la tierra. Y aprovéchalas para cocinar. Lo ideal es quedarse solo con dos plantitas, y empezar a arrancar las hojas solo cuando tengan una altura de unos 15 centímetros. Y, en ningún caso, eliminar más de un tercio de las hojas de una sola sentada.

Pero puedes sacarle bastante más provecho a tu albahaca del súper. Si divides la maceta tendrás cuatro plantas por el mismo precio que pagaste por una. Y mucho más fuertes. Solo tienes que sacar tu planta del tiesto de plástico y, delicadamente, separar con los dedos la bola de tierra y raíces en dos. Después, vuelve a dividir cada mitad para obtener cuatro trozos. En este vídeo, en inglés, puedes ver cómo se hace:

Recorta al ras, como antes, los plantones más débiles, hasta quedarte con dos o tres ejemplares en cada fracción. Ya puedes trasplantarlos, por separado y con tierra nueva o sustrato, en cuatro macetas del mismo tamaño o algo mayor. Riega tus nuevas macetas de albahaca de forma generosa y colócalas en un lugar soleado. No tardarán en recuperarse, ¡y disfrutarás durante meses de hojas frescas en tus pizzas!

Plantas de albahaca a partir de los tallos del súper

Si quieres obtener decenas de plantas de albahaca gratis también puedes usar los manojos o tallos ya cortados que venden en bolsas o pequeños envases en la sección de refrigerados. Pero escoge los más frescos y con todas las hojas en buen estado. Para que echen raíces, solo necesitas llenar un bote de cristal con agua hasta la mitad de su capacidad (bastan unos cinco dedos), y meter dentro los tallos.

Si hay alguna hoja que quede en contacto con el agua, pellízcala para arrancarla y evitar que se pudra, y aprovéchala para tus platos. Coloca el frasco en una ventana con sol; aunque si incide demasiado, separa un poco los frascos para no quemar los esquejes. Si todo va bien, en menos de una semana asomarán las primeras raíces; y en quince días serán lo suficientemente vigorosas como para soportar un trasplante en maceta. Parece magia, pero no lo es: se llama reproducción vegetativa.

Del mismo modo, puedes hacer más y más esquejes de tus plantas de albahaca cuando estén bien crecidas. Basta con cortar una ramita lateral (si quieres que crezcan más altas) o superior (para obtener una planta más arbustiva) con la uña. Esta misma técnica sirve para obtener otras aromáticas, como cilantro, perejil, menta, hierbabuena, lavanda o romero.

Por último, recuerda que a la albahaca le chifla el calor. Tus macetas agradecerán crecer en un lugar cálido, luminoso y protegido; por eso les va tan bien el invernadero o una ventana soleada en la cocina o el salón. Sin embargo, no les gusta empaparse. Escoge un sustrato que drene bien, y, antes de coger la regadera (mejor por la mañana), pálpalo para saber si necesita agua.

Además, un ambiente húmedo les beneficia: puedes crearlo con un aerosol o pulverizador. De este modo, disfrutarás de tus hojas de albahaca fresca durante meses y meses, sin gastar más dinero y sin necesidad de dedicarle demasiado espacio. Pocas cosas resultan más agradecidas que la albahaca.

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