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Obituario

Adiós a Karin Ohlenschläger, la gestora que cambió el arte contemporáneo español

Karin Ohlenschläger en una exposición en 2016

Peio H. Riaño

25 de agosto de 2022 21:57 h

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Karin Ohlenschläger fue una gestora cultural fuera de serie. Falleció este miércoles, a los 63 años. Era licenciada en Historia del Arte por la Universidad de Kassel (Alemania) y fue una pieza clave en la exportación de valor artístico español desde los años ochenta. El último proyecto al que estuvo ligada, en una trayectoria tan dilatada como determinante, fue la dirección de La Laboral de Gijón, de donde la clase política la eliminó en 2021, después de casi cinco años de trabajo en absoluta carestía de medios y recursos. Eran otros tiempos, otros compromisos, otra clase política cuando fundó el proyecto que abriría el arte contemporáneo a la experiencia tecnológica. Nos referimos a MediaLab, el proyecto que creó en el año 2002, junto con Luis Rico, para el Centro Cultural Conde Duque, dirigido entonces por Juan Carrete. En 2007 se trasladó a la Plaza de las Letras en el barrio de Las Letras, con la rehabilitación del edificio de la antigua Serrería Belga.

Nacía un programa inédito de actividades de formación, investigación, producción, reflexión y exposiciones cuya misión era hacer dialogar al arte, la ciencia, la tecnología y la sociedad. “Estas actividades sirvieron para impulsar la emergente cultura digital en el ámbito de Madrid y para establecer relaciones entre diferentes actores de la comunidad local y favorecer su conexión con circuitos nacionales e internacionales”, recuerda la historia oficial de un lugar que fue clave en la primera década del siglo XXI. 

“La figura de Karin es crucial para entender la historia de nuestras instituciones culturales”, dice Manuela Villa en referencia al inicio de Medialab. “Fue una institución que representó a la modernidad más absoluta y abrió el mundo artístico al digital. No se puede entender la historia del arte contemporáneo en España sin MediaLab. Es una lástima que se encuentre en el estado que está actualmente”, indica Villa, Secretaria de Cultura y Deporte de la Ejecutiva Federal del PSOE y diputada en la Asamblea de Madrid. Manuela recuerda la exposición Banquete. Metabolismo y comunicación (2003) y Banquete. Comunicación en evolución (2005). “A mucha gente Banquete nos dio la vuelta a la cabeza”, añade la gestora cultural sobre la muestra que reunió a 60 creadores, que reflexionaron sobre la relación entre la comida y la cultura. Los medios de comunicación quedaron atrapados por “una cocina futurista alimentada por energía solar”.

Un referente oficial y alternativo

Ohlenschläger estuvo presente en la escena artística española desde los ochenta. Siempre estaba ahí, investigando las nuevas fórmulas, preguntando a los artistas, sin dejar de mirar y de dar a conocer. Lo llamativo es que no se reconociera su papel decisivo, pero silencioso. “No ha sido bien tratada nunca”, dice la artista Concha Jerez, Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, Premio Nacional de Artes Plásticas y Premio Velázquez. Ohlenschläger fue comisaria de varias exposiciones de Jerez y crearon una amistad desde los años del mítico Espacio P (un referente entre los espacios alternativos autogestionados por artistas en Madrid), que se ha mantenido hasta el último día.

“Ella no se quejaba nunca, sumaba siempre”, resume Jerez a Ohlenschläger. Cree que lo más importante de MediaLab sucedió en los ciclos de formación, cuando llegaron especialistas extranjeros a fomentar el uso de las nuevas tecnologías entre los más jóvenes. “De ahí también salió una cantera de jóvenes comisarios especializados en nuevas tecnologías”, indica Jerez, que reconoce el apoyo de Ohlenschläger en su expansión más allá de España. 

Es un exponente de la internacionalización del arte español contemporáneo. No se lo hemos llegado a reconocer, no se le ha tratado con el respeto que merecía su trabajo riguroso

Marta Pérez Ibáñez Presidenta del Instituto de Arte Contemporáneo (IAC)

También reclama reconocimiento, aunque sea póstumo, Marta Pérez Ibáñez, presidenta del Instituto de Arte Contemporáneo (IAC). Juntas formaron parte del claustro de la Universidad Nebrija. “Es un exponente de la internacionalización del arte español contemporáneo. No se lo hemos llegado a reconocer, no se le ha tratado con el respeto que merecía su trabajo riguroso. No solo con los artistas, sino con todos los agentes del sistema del arte, incluyendo el mercado. Yo creo que ha dejado mucha huella”, cuenta Pérez Ibáñez. ¿Por qué no ha tenido más presencia? “Porque ha sido una mujer muy discreta. Y muy constante en su trabajo. Siempre fue elegante”, incide. 

Independiente y generosa

Ohlenschläger representa la lucha de los gestores culturales independientes con los presupuestos de las administraciones y los intereses de los gobernantes. Siempre es la parte más débil, la que desaparece si aspira a construir un legado a largo plazo. “A ella no se le ha permitido permanecer lo suficiente, como a otros directores de museos, para ver el fruto de los programas que ponían en marcha en las instituciones”, sostiene Pérez Ibáñez.

Precisamente, la Asociación de Directores y Directoras de Arte Contemporáneo en España (ADACE) ha lamentado el fallecimiento de su compañera con un comunicado en el que señalan que “no es posible llevar a cabo una genealogía del arte español sin reconocer su gran aportación y acercamiento a distintas escenas y contextos”. Los directores de museos la recuerdan por su “cercanía y humanismo”, por su ética y principios, “motivos que desde siempre la empujaron a mejorar las condiciones del sector del arte en España”. Y como Concha Jerez destacan su generosidad y su trabajo incansable. “Su generosidad y su amplitud de miras ilimitada”, dice Jerez. Los que trabajaron con ella desde hace treinta años, como Marcelo Expósito, han destacado su perseverancia, su tenacidad y constancia. “Es una de las profesionales que más ha hecho por la legitimidad de las artes electrónicas en nuestro país”, según Expósito.

“Libertad es lo que una hace con lo que le han hecho”, escribió Jean Paul-Sartre y es la frase que ha elegido la propia Karin para despedirse de sus hijos, su familia y sus amigos, en una carta emocionante. “Sintiéndome muy afortunada por haber podido compartir con vosotros momentos inolvidables, en lo personal y en lo profesional”, escribió Karin. “Gracias a nuestros encuentros hemos aprendido, hemos sufrido , hemos disfrutado y hemos crecido”.

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