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El contrato para retener ‘Mata Mua’ permite a Carmen Cervera vender sus obras alquiladas al Estado

Peio H. Riaño

9 de febrero de 2022 14:50 h

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Veintiún años después, ¿el problema se ha resuelto? “Esta firma garantiza la permanencia de la colección en el Museo, al menos los próximos 15 años”. El matiz lo pone el barón Borja Thyssen-Bornemisza, que por primera vez toma la palabra en la institución de la que su madre es vicepresidenta vitalicia y arrendataria de una colección de 330 obras. Por su alquiler el Estado español le pagará 6,5 millones de euros más IVA (1,3 millones de euros) anuales hasta 2037. En total, 97,5 millones de euros más IVA que se podrían prorrogar otros tantos años con una nueva negociación, como indica Ángel Acebes, abogado de Carmen Cervera, y muñidor junto a José María Michavila del contrato. “Se puede prorrogar lo que quiera al término del plazo. Es decir, el Estado podrá ejercer la opción de compra o prorrogar el alquiler por lo que se quiera”, indica a elDiario.es el exministro de Interior, Justicia y Administraciones Públicas durante los gobiernos de José María Aznar.

El Ministerio de Cultura ha repartido entre la prensa el contrato, en el que se aclara que el Estado español alquila la colección a dos sociedades llamadas Omicron Collections y Nautilus. Sin embargo, en el documento que se ha hecho público se ha censurado el lugar donde están registradas ambas. Hasta el momento, Carmen Cervera mantenía su trust en paraísos fiscales como las Islas Caimán, según desveló los Paradise Papers del ICIJ al repecto de Omicron Collections, o las Islas Cook para la sociedad Nautilus. El texto aclara que la transferencia bancaria debe hacerse a una cuenta abierta en Europa o en países con convenio “para evitar la doble imposición [en países con convenios] firmados por España”. Se desconoce si las sociedades tienen su residencia en Andorra.

Lo más problemático del contrato es el punto 2.4: “Los arrendadores podrán libremente y en cualquier momento durante la duración del contrato, transferir y adjudicar por cualquier título todas o parte de las obras a otras personas físicas o jurídicas”. Es decir, el alquiler no garantiza la permanencia íntegra de la colección en el Museo: Carmen Cervera podría vender, alquilar o prestar (“a cualquier título”) cualquiera de las piezas presentadas hoy. Hay más: la baronesa Thyssen tiene la facultad de disponer libremente, “incluida para su venta a terceros”, de tres obras de la colección a excepción de Mata Mua. El contrato convierte la decena de salas dedicada a la colección alquilada en galería comercial.

Alquiler a la venta

En el documento firmado por Carmen Cervera, el ministro Miquel Iceta y Borja Thyssen-Bornemisza bajo la mirada de Mata Mua, se aclara que los arrendatarios podrán comprar la colección “o una parte de la misma”. “En este caso se iniciará un proceso de negociación para acordar los términos de la compraventa. Dicho proceso de negociación deberá culminar antes de la finalización del arrendamiento y no suspenderá éste”. Además, al precio de compra que se estipule entre ambas partes se le restará las anualidades correspondientes al alquiler, es decir, los 97,5 millones de euros. Pero solo “si el acuerdo versara sobre la totalidad de la colección”. Si el Estado quisiera comprar solo una parte de la colección, se aplicará a las cantidades abonadas “un porcentaje similar al precio de las obras seleccionadas sobre el precio total de la colección”.

¿Cuál es el problema de este apartado? Que el total de la colección ha sido valorado en 1.703.796.510 dólares (1.490.200.060 euros). ¿Quién ha puesto este precio a la colección de Cervera? La propia dueña y el Ministerio. El contrato aclara que es un “mutuo acuerdo de las partes”, pero no se especifica si en este proceso ha intervenido la Junta de Calificación, Valoración y Exportación del Patrimonio Histórico por parte del Estado español. En la última Garantía del Estado publicada en el BOE, se calculaba el valor de la colección (de 425 obras) en 341.153.048 euros. Para entender este disparatado crecimiento del valor de la colección en más de 1.149 millones de euros basta con revisar el precio que se le ha otorgado a Mata Mua: si hasta el momento el Estado lo valoraba en 40 millones de euros, ahora crece hasta los 219 millones de euros, algo más de cinco veces más su valor publicado hasta este contrato.

Si Cervera recibe una oferta por una de las obras expuestas en el museo público antes de la finalización del contrato de alquiler y la cantidad satisface a la coleccionista, el Estado tiene derecho de adquisición preferente. Pero solo dispone de dos meses para notificar su voluntad de ejercitar dicho derecho. Si Cervera lesiona este derecho tendrá que indemnizar con una anualidad de renta (6,5 millones de euros) al Estado y en su lugar a la Fundación Thyssen, de la que Cervera es vicepresidenta.

La Ley de Patrimonio Español regirá el devenir de las obras en el museo con muchas salvedades. Por ejemplo, si alguna de las obras de Tita se declarara inexportable y ella quisiera sacarla del país, tendrá derecho a percibir el valor de la obra. ¿Cómo se fijará ese valor? Se intentará llegar a un acuerdo entre ambas partes en el precio. A falta de acuerdo, se solicitará a la Junta de Calificación, Valoración y Exportación del Patrimonio Histórico una tasación del valor de las obras inexportables. Si dicha tasación no fuera aceptada por Tita se nombrará un tercero “entre las agencias de mayor prestigio internacional” (Christie's y Sotheby's, casas de subastas con las que Tita trabaja a diario) para determinar el valor. Es muy significativo que el Ministerio de Cultura haya accedido a que las casas de subastas tengan más peso en la valoración de las obras que el organismo público.

Un acto con lágrimas

Como ya es habitual en ella, acudió de blanco al acto y con una mascarilla que reproducía parte del polémico cuadro de Paul Gauguin. Mata Mua (1892) cuelga en el epicentro de las más de diez salas que exponen la colección de Cervera, que ha desplazado definitivamente a la colección del barón que adquirió el Estado español en 1993, por 350 millones de dólares. Tita, con permiso del Patronato y del Ministerio de Cultura, ha mandado la colección propiedad de España y fundamento del museo al 'gallinero'. Ahora, parte de las 775 obras cuelgan en las plantas superiores. Tita se queda con el cogollo del museo y convierte Mata Mua en el nuevo icono del museo público. La víctima es el Retrato de Giovanna Tornabuoni (1490), obra de Domenico Ghirlandaio y pintura favorita del barón. De esta manera, el museo público prioriza la colección alquilada sobre la propia, sin que exista ningún tipo de continuidad entre ambas. Carmen Cervera ha logrado aislar sus pinturas y enfatizar su patrimonio sobre el resto.

“Estoy contenta por mi marido”, dice Carmen Cervera después de la presentación en la que se ha emocionado y no se han permitido las preguntas. “He disfrutado mucho, junto con el director Guillermo Solana, de la colocación”, añade. “El color siena era solo para el hall. Los museos de este color blanco son muy importantes y si podemos pintaremos todas las paredes del museo de este color. Hay un poco más de impresionismo y mi hijo ha añadido un par de obras”, cuenta. Una de ellas, es Paseando por Southwark 2 (2014), del artista londinense Julian Opie. “Ha quedado precioso”, dice Acebes sobre la nueva colocación, que indica que ella ha elegido y diseñado la nueva ubicación, el color blanco de la sala... “¡Incluso ha venido a colgar cuadros! Me consta porque las veces que hemos venido a papeles ella estaba dando indicaciones”, añade el exministro.

Miquel Iceta ha dicho en el acto que es un “privilegio” tener la colección en el museo, aunque no se ha movido del mismo en las últimas dos décadas. Ha querido incidir en la calidad de la misma: “Es la colección privada de las más importantes, bueno, al menos, es la más importante que yo conozco”. Sin embargo, la colección no ha sido valorada por el cuerpo técnico del Ministerio de Cultura, los expertos de la Junta de Calificación, Valoración y Exportación de Bienes del Patrimonio Histórico. Tita ha querido especificar en el contrato que los retratos del matrimonio, realizados por Macarrón, deben continuar en su ubicación actual, es decir, el vestíbulo principal del museo.