El jurado del premio Princesa de Asturias de las Letras ha elegido a Juan Mayorga para concederle este año su reconocimiento, por “la enorme calidad, hondura crítica y compromiso intelectual” de la obra del dramaturgo, cimientada en los pilares de la “acción, emoción, poesía y pensamiento”. Ha destacado su “formidable renovación de la escena teatral, dotándola de una preocupación filosófica y moral que interpela a nuestra sociedad”. Según el jurado, Mayorga “concibe su trabajo como un teatro para el futuro y para la esencial dignidad del ser humano”.
Unas horas después del anuncio del premio, atiende al teléfono a elDiario.es. “Sin quitarle importancia al premio, que la tiene y mucha, de lo que se trata es de seguir trabajando. Para mí, el acontecimiento es encontrar un nuevo argumento, escribir una frase, construir una situación”, señala.
Además, advierte de que “en las letras, las dramáticas suelen estar preteridas o invisibilizadas”, por lo que es relevante que este año el Princesa de Asturias de las Letras haya ido a parar a la dramaturgia. “Basta echar un vistazo a las recomendaciones literarias de los suplementos culturales para regalar o llevarse en verano. La literatura dramática es ignorada. Eso me parece escandaloso. La literatura dramática para una lengua como la nuestra, en la que la ejercieron autores como Calderón, Lope de Vega, Valle Inclán o García Lorca, debería ser esencial. Y creo que con este premio se señala el valor del texto teatral”.
Me parece escandaloso que la literatura dramática sea ignorada. En una lengua como la nuestra, con autores como Calderón, Lope de Vega, Valle Inclán o García Lorca, debería ser esencial
“Siento que este es un premio que me excede, desde que en séptimo de EGB me dieron un nueve por una redacción no he dejado de recibir reconocimientos inmerecidos”, señala, con modestia sincera. “Lo que pasa es que este ya es muy inmerecido. Así que se trata de empeñarse en merecer lo que todavía no mereces. Hay que seguir trabajando. Me esfuerzo por cumplir esa máxima latina de 'nulla dies sine linea', ningún día sin una línea. Quiero seguir imaginando, pensando, recordando y escribiendo”.
Cuando Mayorga es consciente de que pasa a ingresar una lista de premios a las Letras en las que se encuentran Miguel Delibes, Francisco Nieva, Arthur Miller, Carmen Martín Gaite o Günter Grass admite sentir “puro vértigo”. “Hay gente en esa lista que para mí fue decisiva, que son parte de mi biografía personal… Eso me persuade todavía más de que no merezco este premio”, añade.
El Año Mayorga
Este está siendo uno de los grandes años de la carrera de Juan Mayorga, pletórico de trabajo y reconocimientos. Recientemente ha estrenado obra en el Teatro Español —el monólogo Silencio con Blanca Portillo— que surge del texto que el autor leyó al ingresar como académico en la Real Academia Española en 2019. Y El golem, dirigida por Alfredo Sanzol, en el Teatro María Guerrero. No son las únicas de sus obras que se han podido ver en los escenarios durante los últimos meses.
“Es verdad que este año han coincidido muchas cosas”, admite. Además de las mencionadas, montó Voltaire en el Teatro Galileo de Madrid, luego La lengua en pedazos, una versión de El diablo cojuelo y, a nivel internacional, el estreno en Francia de La paz perpetua y en Portugal de La lengua en pedazos. Además, fue designado director artístico del madrileño Teatro de la Abadía.
“Intento escribir textos que despierten el deseo de teatro. Todos los escribo con gran ambición”, explicó sobre el carácter de su obra en una entrevista a elDiario.es el pasado mes de enero. “Quiero hablar sobre lo humano, sobre lo que nos vincula, sobre nuestra fragilidad y pequeñez y sobre nuestro derecho a la dignidad y a la libertad, lo cual puede encontrar interlocutores en diferentes lugares”, añadió.
Además de ser miembro de la RAE, es académico de número de la Real Academia de Doctores de España, socio de honor de la Real Sociedad Matemática Española y miembro del Comité Científico de la Biblioteca Nacional de España. Ha recibido, en España, el Premio Ojo Crítico de RNE (2000), el Telón de Chivas a las Artes Escénicas (2005), el Premio Nacional de Teatro (2007), el Premio Valle-Inclán (2009), el Nacional de Literatura Dramática (2013) y cinco premios Max de las Artes Escénicas. En 2016 le fue otorgado el Premio Europa Nuevas Realidades Teatrales.
Entre montaje y montaje, Mayorga dirige el máster de formación permanente en creación teatral de la Universidad Carlos III. Unos estudios que ha consolidado tras ocho años como una referencia en toda España.
De la filosofía al teatro
Mayorga comenzó su andadura teatral en 1989. Previamente estudió Filosofía y Matemáticas, y amplió su formación filosófica en las universidades de Münster, Berlín y París. Se doctoró en 1997 con un trabajo sobre el pensamiento de Walter Benjamin. Aprendió dramaturgia en los talleres de escritura de José Sanchís Sinisterra, Josep Maria Benet i Jornet o el chileno Marco Antonio de la Parra, un tiempo en el que gestó sus primeras obras en torno al grupo de dramaturgos Teatro del Astillero, bajo la batuta de Guillermo Heras.
En aquella época, Mayorga pergeñó un teatro político sobre la memoria europea que culminó en 1998 con uno de sus montajes más representados y laureados: Cartas de amor a Stalin. De aquellos noventa es su primera pieza, Siete hombres buenos, una obra sobre un Gobierno ficticio de la República en el exilio, que aun ganando el Premio Marqués de Bradomín tardó 30 años en ver la luz. Un letargo entre la escritura y la escena que, sin bien muchos de sus textos ya en este siglo han ido representándose al poco de ser escritos, es normal en la carrera de Mayorga.
A veces, en esos largos periodos de tiempo entre la escritura y la representación, Mayorga reescribe algún aspecto, como la inversión de género de la protagonista de El jardín quemado, que no se pudo representar en 1997 por motivos de política cultural y que se ha estrenado en Italia en 2016 y recientemente en España.
Mi mejor obra es 'Himmelweg', nada de lo que he hecho luego ha superado aquella pieza
A las preguntas de elDiario.es, el dramaturgo recuerda momentos importantes de su carrera, como cuando piezas suyas llegaron a teatros como el Royal Court en Londres, el Teatro San Martín en Buenos Aires, el Teatro Nacional de Oslo o el Piccolo Teatro di Milano. “Pero quizá, en lo profesional, los momentos más importantes son aquellos en los que aparece una buena historia que quieres contar”, confiesa. “Creo que mi obra menos mala , mi mejor obra, es Himmelweg. Quizá el año más importante para mí fue cuando la acabé de escribir, en 2002. Creo que nada de lo que he hecho luego ha superado aquella pieza”, añade.
En otoño se se entregarán los premios de la Fundación Princesa de Asturias, momento en el que Mayorga espera poder conversar con otro de los galardonados, el periodista polaco Adam Michnik. “Estoy deseando hacerle preguntas y aprender de él”, admite. “No en balde una de mis obras, El cartógrafo, transcurre en el Gueto de Varsovia. Me siento profundamente europeo, siento que Europa es Atenas, pero también es Auschwitz. De nuestro pasado fallido puede proceder una paradójica luz, una luz que nos permita que Europa sea un espacio de crítica, de cultura, de civilización y de memoria. Y evitar que nunca más se entregue a la barbarie”, explica.
Propuesta desde Almagro y defendida unánimemente
La candidatura de Juan Mayorga ha sido propuesta por Rafael González Cañal, catedrático de la Universidad de Castilla-La Mancha y director de las Jornadas de Teatro Clásico de Almagro, y ha sido elegida entre 41 de 19 nacionalidades. Hacía tiempo que este premio no se acercaba al teatro, siendo los dos últimos dramturgos reconocidos Francisco Nieva en 1992 y Arthur Miller en 2002.
“¡¡Era mi candidato, por fin!!”, ha exclamado ante los periodistas que cubrían el acto la catedrática de Literatura Española de la Universidad de Barcelona Rosa Navarro que, ha ironizado, ocultó “sabiamente” esta circunstancia durante las primeras deliberaciones, “y luego fue una sorpresa ver que no era solo mi candidato sino que había una voluntad bastante unánime en todo el jurado”, según recoge EFE.
El director de la Real Academia Española (RAE) y presidente del jurado, Santiago Muñoz Machado, ha revelado que el premio se concedió “por amplia mayoría” del tribunal, que llevó a cabo un trabajo “ejemplar” por la profundidad del debate para conceder un galardón que, finalmente, satisfizo “incluso a los que tenían otro candidato”. Para Muñoz Manchado, Mayorga es “un hombre joven al que le queda mucha carrera por delante” y ha logrado “un éxito formidable” con el que ha conseguido atraer a la juventud al teatro.
El año pasado, fue el escritor francés Emmanuel Carrère quien mereció el premio. En ediciones anteriores se ha galardonado la obra de Anne Carson, Adam Zagajewski, John Banville, Antonio Muñoz Molina, Leonard Cohen, Paul Auster, Claudio Magris, Arthur Miller, Augusto Monterroso, Günter Grass, Philip Roth, Carlos Fuentes, Camilo José Cela, Mario Vargas Llosa y Juan Rulfo, entre otros.
Ya se ha entregado el quinto de los ocho premios Princesa de Asturias de este año. El dedicado a las artes fue para la cantaora Carmen Linares y la bailarina y coreógrafa María Pagés. El de Comunicación y Humanidades fue para el periodista polaco Adam Michnik. El de Ciencias Sociales fue para Eduardo Matos Moctezuma y el de los Deportes para la Fundación y el Equipo Olímpico de Refugiados.
El premio está dotado con 50.000 euros, una escultura de Joan Miró, un diploma acreditativo y una insignia. El jurado ha estado integrado por Santiago Muñoz Machado (presidente), Sergio Vila-Sanjuán Robert (secretario), Xosé Ballesteros Rey, Xuan Bello Fernández, Blanca Berasátegui Garaizábal, Anna Caballé Masforroll, Gonzalo Celorio Blasco, Jesús García Calero, José Luis García Delgado, Pablo Gil Cuevas, Francisco Goyanes Martínez; Carmen Millán Grajales, Rosa Navarro Durán, Leonardo Padura Fuentes, Ana Santos Aramburo, Jaime Siles Ruiz, Diana Sorensen y Juan Villoro Ruiz.