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Miss Raisa, rapera feminista: “Me he sentido un saco de boxeo entre la cultura musulmana y la española”

Ángeles Oliva

18 de diciembre de 2022 22:39 h

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Imane Raissali no piensa en ella misma como inmigrante, ni como mujer musulmana, ni como rapera. Piensa en ella como Raisa, dice que ha roto la caja de prejuicios que sentía hacia ella misma, cuando se encerraba sola en su propia jaula de miedos y vergüenzas. “Pienso en mí como ser humano, con sentimientos, pensamientos, prioridades, sueños, objetivos. No me pongo etiquetas. Yo no me veo como una mujer inmigrante, ni como madre, soy muchas cosas, tantas que si me pongo etiquetas me estaría limitando muchísimo. Yo puedo ser y fluir lo que me dé la gana y realmente he vivido tanto tiempo con tantas exigencias y tantas etiquetas impuestas que estoy muy cansada de eso. Y si el resto del mundo me ve como una inmigrante, con todas las connotaciones que eso conlleva, yo a mí misma no, porque yo tengo sueño, tengo hambre, voy al baño, tengo miedo… al igual que cualquier otro ser humano, y creo que todas las personas somos inmigrantes de alguna forma u otra. Yo me veo como un ser humano simple, con sus luces y sus sombras”, sostiene la cantante, que 2021 recibió el premio TikTok de Diversidad e Inclusión y ahora publica el libro Porque me da la gana. Una vida contra los prejuicios (Lunwerg Ediciones, 2022), un canto al orgullo de ser quien uno o una es.

La artista cuestiona en sus canciones qué es eso llamado integración. Ella llegó con su familia desde Tánger a Barcelona con ocho años y siente que se integró desde el momento en que puso los pies en la nueva ciudad, y puso todo su empeño en convivir con su nuevo entorno, aprender nuevas lenguas y relacionarse con sus nuevos compañeros de sociedad. Dice que son los demás los que hacen que no se sienta integrada: “No me conocen. Para muchas mentes ignorantes integración significa olvidar los orígenes, la esencia y los valores con los que te construiste como persona. Para mi eso es una riqueza cultural, y hay quienes quieren borrarlo de un plumazo. Quieren que tengas una apariencia parecida a la suya, que ya no hables otros idiomas excepto el suyo. Y me pregunto por qué tengo que renegar de un conocimiento, unas vivencias, unos idiomas, una manera de hacer, unos valores que también me han formado y que forman parte de mi ser”, explica Raisa.

Y añade: “Desde que llegué a Barcelona, con ocho años, me esforcé muchísimo para estar al mismo nivel académico que mis compañeros, para hablar catalán o castellano. Hacía deberes extra para poder aprender lo máximo y lo más rápido posible, para que no me vieran como 'ay, pobrecita, no sabe. Ay, pobrecita, es una inmigrante que acaba de llegar'. A mí esa mirada de pena nunca me ha gustado, que me consideren una víctima. Yo quiero que me vean como una igual, como una persona, con sus objetivos y que tiene ganas de prosperar y evolucionar en la vida”, explica la rapera, que cuenta en su libro cómo al llegar a Barcelona pasó a pertenecer a una familia extranjera, “una familia de moros o de putos moros, según el interlocutor y el momento concreto en el que se dirigen a ellos”.

Un saco de boxeo entre dos culturas

Con 12 años, Imane decidió ponerse el velo. Fue algo irreflexivo: su madre y sus tías lo llevaban, algunas chicas del barrio, también. Cuenta que fue aprendizaje por imitación. Cuando en 2019, con 23 años, empezó su carrera musical, recibió críticas y ataques en redes sociales desde todos lados. Desde algunos sectores se le atacaba por llevar el hiyab y no adaptarse a las costumbres españolas, algunos sectores musulmanes le criticaban por hacer música, que consideran haram (pecado, en árabe), algunas voces decían que era una musulmana cool. Ella canta que no se le plantea lo mismo a ningún artista masculino musulmán. “Al final te sientes un poco un saco de boxeo. Porque estás en medio de dos comunidades, de dos culturas o dos países que te exigen mucho, ambos. Y es muy complicado construir tu identidad. Hay personas muy malas y quiero hablar de personas, no voy a poner etiquetas, porque a mí me han atacado de diferentes sitios, gente musulmana y gente no musulmana, gente diciéndome que soy una vergüenza para el Islam y luego otros diciéndome que me vaya a mi país por no sé qué y te das cuenta que hay que ir con mucho cuidado porque un paso en falso te puede costar la salud mental, que a mí me costó un poco, eso es cierto”, cuenta Imane.

Con 18 años su madre intentó que se casara con un vecino de más de 30 que la conocía de verla por la calle y le había pedido permiso para iniciar una relación con Imane. Al ver el desánimo de su hija ante esa posibilidad, su madre renunció a la idea, pero entonces fue su hermano el que quiso que se casara con un amigo suyo, más joven y muy conectado con la cultura marroquí. Sin apenas conocerse, celebraron una boda en Marruecos que ella recuerda triste, y sin música porque su marido la consideraba pecado. Imane tuvo una hija con él, y enseguida su marido comenzó a controlar su forma de vestir, su teléfono y quiso que dejara su trabajo como administrativa porque en la empresa trabajaban hombres. Ella decidió separarse, a pesar de que en la cultura marroquí una mujer divorciada es señalada por todo el mundo. Cuenta que en ese momento “murió Imane y nació Raisa”.

Hizo una lista de cosas que quería recuperar: volver a jugar al fútbol, que le apasionaba, salir a correr, volver a tener amistades y reconectar con el hip hop. “La música apareció con 14 años como una vía de escape. Un compañero del instituto, Álex, me empezó a hablar de hip hop, de rap, de música, y me motivó a escribir mi primera letra. Nunca en la vida me hubiera imaginado que me acabaría dedicando a ello. Pero fue una manera de expresarme muy auténtica, sin filtros, y revolucionaria. Desde el primer momento me sentí muy bien, me sentí muy liberada después de componer letras y sacar todas las preocupaciones que tenía dentro”, explica la rapera.

Amenazas de muerte

Miss Raisa tiene más de medio millón de seguidores en sus redes sociales. En ellas publicó el verano pasado un video en el que mostraba su apoyo al colectivo LGTBIQ+. Recibió amenazas y una fue especialmente grave: un chico contaba en un video de siete minutos cómo iba a decapitarla. “En el video lancé un grito a la libertad individual y personal de cada uno, de ser y existir en libertad y armonía con la libertad de los demás, apoyé abiertamente a cualquier persona que vive su vida de manera libre. Y me cayeron amenazas de muerte. La sexualidad en general es un tema bastante tabú en la comunidad musulmana, se habla muy poco de ello y, al igual que en el resto de las religiones, la homosexualidad es pecado. La homosexualidad se castiga socialmente de muchas maneras diferentes, algunas muy violentas y otras que ejercen presión sobre ti hasta que te acabas haciendo daño a ti mismo. Verme a mí como mujer musulmana con velo, hablando de apoyar la libertad de otras personas para vivir su sexualidad de manera libre, provocó un linchamiento, una campaña de odio en mi contra. Y hubo un chico que me amenazó de muerte, fue uno y eso no le quita gravedad. He tenido protección policial, he tenido que cambiar rutinas, cambiar a mi hija del colegio, porque recibía muchísimo acoso”, explica la cantante.

Un mes después de aquello, Imane decidió quitarse el velo. Durante años el hiyab fue una herramienta para romper con estereotipos machistas y racistas. Sentía que podía ayudar así a muchas chicas con velo que se sentían inseguras y vulnerables. Después de 13 años decidió que el velo ya no le representaba y lo comunicó en sus redes sociales con un video para explicar cómo el velo le había supuesto una fuerte presión social por la exigencia de representar a toda la comunidad musulmana. “Me lo he quitado para desvincularme completamente de representar a nadie, porque uno de los problemas, según esta gente, es que yo salgo con velo hablando de la homosexualidad y diciendo que yo la apoyo. Dicen que como musulmanes no debemos de apoyar algo que es pecado, como la homosexualidad, como si no existiera la homosexualidad dentro de la propia comunidad”, reflexiona Miss Raisa, que añade: “La mayor parte de mi vida he reprimido mis opiniones. Y no quiero representar a nadie, ni a esta comunidad ni a la otra. Me represento a mi misma: esta soy yo y esas son mis ideas. Quien las comparta, genial, y quien no, también genial, mientras sea con respeto. La violencia que se ha ejercido contra mi por pensar diferente, por pensar con criterio propio, ha sido terrible”.

Raisa se pregunta hasta cuándo será considerada una inmigrante, si existe un plazo de tiempo tras el que por fin se le considerará ciudadana española. “Para mí integración es hacer del espacio y del lugar donde tú estés algo tuyo, fomentar la participación ciudadana para que seas un activo en tu sociedad, que hagas cosas, que aportes. Para mí eso es una persona integrada, me importa un bledo si lleva equis cosa de vestimenta o no, porque eso entra en la libertad individual de cada uno. Hay gente que lleva rastas, hay un montón de gente que se tatúa todo el cuerpo, hay gente que lleva un velo o lleva otras cosas, y mola que haya tanta diversidad, porque eso es algo muy enriquecedor para todos, el saber, la perspectiva y la historia de vida que hay detrás de cada uno de nosotros”, sostiene Imane Raissali.