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Sara Mesa: “Cuando dejé de vivir, empecé a escribir”

EFE

Barcelona —

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Cuenta Sara Mesa, una de las nuevas voces más firmes de la literatura española, que empezó a escribir a los 30 años sin tener la pretensión de ser escritora: “Cuando dejé de vivir, cuando la vida se me calmó un poco, empecé a escribir, antes estaba demasiado ocupada”.

Desde entonces no ha parado: después de novelas como “Cuatro por Cuatro” y de “Cicatriz”, obra que ya va por la cuarta edición, Mesa presenta “Mala letra” (Anagrama), un libro de 11 relatos con un alto componente autobiográfico que busca inquietar al lector y desmitificar tópicos, ha explicado la autora en rueda de prensa.

Así, esta escritora de textos “indóciles” deja atrás el universo simbólico de sus anteriores novelas y se adentra en la infancia y la adolescencia -nueve cuentos están protagonizados por niños, y siete de ellos por mujeres- desde una visión “más realista”.

En el libro, Mesa pone el foco en la infancia como “etapa conflictiva internamente”, especialmente para las chicas “indóciles” que son frecuentemente calificadas de “malas” y los problemas que tienen para “ser como son y sortear las dificultades que se les imponen”, afirma.

La escritora explica que de la misma forma que en su novela “Cicatriz” intentaba “darle al vuelta al tópico del amor”, en los relatos que presenta se adentra en la familia y pone sobre la mesa los peligros de la sobreprotección y la coacción de la propia personalidad en las relaciones padre-hijos.

“Los relatos sirven para explicarme a mi misma”, explica Mesa, que asegura que el componente autobiográfico de los relatos “no reside tanto en los hechos como en los sentimientos” y ideas que transmiten.

Por ello, en el último cuento, “Mustélidos”, Mesa expresa a través de un personaje que es la escritura para ella: “No es que esa chica sea yo pero esta chica dice lo que yo pienso”, subraya la escritora.

Es más, el título del libro “Mala letra” se refiere a los problemas que tuvo con un profesor en concreto que la castigaba por coger mal el lápiz, cosa que a día de hoy sigue haciendo, afirma orgullosa la escritora.

No obstante, el título no se refiere sólo a esta anécdota, reflejada en el relato “Mármol, sino a su escritura ”indócil“, ”libre“ y ”acelerada“, de esta autora que busca inquietar con sus textos.

Para Mesa la escritura es “libertad”: lo importante cuando uno escribe no es si el texto es bueno o malo, algo que decidirá el público, “lo importante cuando escribes es ser tu mismo”, remarca.

Mesa, que busca que los cuentos de “Mala letra” tengan una unidad interna, “como un hilo que cose los relatos”, reivindica el relato corto como un género de calidad y asegura que para ella, “la única diferencia entre el cuento y la novela es la extensión”.

Nacida en Madrid pero residente en Sevilla, Mesa sitúa sus relatos en la periferia, en pequeñas ciudades, o barrios de las afueras de ciudades más grandes: “Esto se relaciona con mi propia vida: yo siempre he vivido en la periferia”, afirma.

La escritura, opina, está saliendo de los círculos más habituales y se está acercando a la vida rural, algo que para Mesa es “un reflejo de un cambio social” más que “una voluntad social de hablar de las periferias (...) Hablo de la periferia porque es lo que conozco y lo hago sin tremendismo, sino narrando otra manera de vivir”.