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Marruecos desmantela y quema en Oujda un campamento con 80 inmigrantes

Durante los días 15 y 16 de diciembre las Fuerzas de Seguridad marroquíes desmantelaron a la fuerza uno de los asentamientos de inmigrantes subsaharianos que pueblan la periferia de la ciudad magrebí de Oujda, fronteriza con Argelia.

Concretamente, los más de cien efectivos de los diferentes cuerpos de seguridad del reino alauí destrozaron las cuarenta tiendas de campaña, donde sobrevivían 80 nigerianos, distribuidas en un pequeño espacio en el frondoso bosque de Sidi M'Afa, cerca del barrio Al Massakine –que significa 'los pobres'-, uno de los más humildes y deprimidos de toda la provincia.

Entre los inmigrantes desalojados se encontraban 27 mujeres, algunas de ellas en estado de gestación, y 11 niños, la mayoría de los cuales de corta edad, que ahora tendrán que volver a mendigar y a buscar un nuevo refugio para pasar uno de los inviernos más duros que se recuerdan en la región, con temperaturas cercanas a los cero grados centígrados y porcentajes de humedad relativa en el ambiente superiores al 70% durante la noche.

Miembros de la sección de la región 'La Oriental' de la Asociación Marroquí de Derechos Humanos (AMDH) han puesto de manifiesto la crueldad de los agentes actuantes que se ensañaron con las rústicas tiendas de palos y plásticos para luego amontonar todos los enseres de los indefensos inmigrantes –incluidas las ropas y comida- y quemarlos sin compasión.

“Destruyeron 40 tiendas de plástico y con ellas todas las provisiones de primera necesidad, vestidos, mantas, alimentos, humildes juguetes para los más pequeños, una barbarie”, según narra lo sucedido Hassan, uno de los miembros de la AMDH en Oujda, presente en el desalojo.

En la operación, el Gobierno marroquí no escatimó recursos y desplazó al lugar un helicóptero de la Gendarmería Real, además de una veintena de vehículos pertenecientes tanto al citado Cuerpo como a la Policía de Aduanas y a las Fuerzas Auxiliares. En total, más de un centenar de agentes armados, en algunos casos, con material antidisturbios para desmantelar la improvisada vivienda de un grupo pacífico de subsaharianos que se refugiaban del frío.

Mohamed Embarke, presidente de la AMDH en Oujda, ha denunciado los hechos ante el ministro del Interior, Mohamed Assad, en una carta que ha remitido también a los ministros de Justicia y Libertades, y de Asuntos Exteriores del reino alauí, además de al presidente del Consejo Nacional de los Derechos Humanos, en donde narra cómo sucedieron los hechos entre los que destaca la quema de un pequeño espacio alfombrado y cubierto de plástico que los nigerianos utilizaban de improvisada mezquita o lugar de oración y que destrozaron sin titubeo alguno.

Una medida desmesurada, según describe Embarke, que únicamente sirve para acercar a estas familias a una posible muerte por hipotermia, inanición o malnutrición y que ha provocado gran estupor y frustración en la comunidad subsahariana que sobrevive en Marruecos.

A la mañana siguiente, miembros de la Asociación Marroquí de Derechos Humanos se desplazaron al lugar de los hechos con objeto de realizar un seguimiento sobre el terreno de los daños y ver la posibilidad de poder rescatar algunos enseres o de volver a ubicar en el bosque a algunas de las familias expulsadas de allí. Pero las Fuerzas Auxiliares no permitieron el acceso de los activistas al lugar ni quisieron darles información de dónde habían llevado los materiales sustraídos ni a los inmigrantes que se llevaron por la fuerza.

Para complacer a Europa

Desde la AMDH se insiste en que un ataque tan cruel e indiscriminado no puede deberse a más que a una muestra de “lealtad y complacencia” a Europa. Y que en ningún caso tiene sentido el uso de la fuerza contra inocentes, pero menos después de la anunciada “nueva política migratoria” propugnada por el Gobierno de Benkirán desde septiembre de 2013 en la que se debía de haber puesto en marcha una campaña de regularización de inmigrantes en situación irregular, que finalmente no ha tenido el desarrollo anunciado y prometido.

Además, la quema de las viviendas de estos inmigrantes tenía lugar justo después de la duodécima sesión del Consejo de Asociación Unión Europea-Marruecos, celebrada en Bruselas, en donde Europa volvió a insistir en apoyar económicamente las políticas migratorias y de asilo desarrolladas por su socio magrebí.

Desde la AMDH se cree que es una muy mala forma de celebrar el Día Internacional del Migrante, que se celebró el pasado 18 de diciembre, y señala que el Gobierno alauí no debería “alardear de haber ratificado la Convención de Derechos Humanos ni acoger el Foro Mundial de los Derechos Humanos” si luego “pierde toda credibilidad” con métodos “inhumanos, racistas y discriminatorios” contra personas indefensas y expuestas al peligro, “sacándolas de su único refugio en vez de salvaguardar su dignidad humana”.