Aunque hace años que el ladrillo no marca la economía española y el Ejecutivo de Mariano Rajoy se ha encomendado al sector exterior y al consumo interno para sortear la crisis, el ministro de Economía, Román Escolano, se ha estrenado ante los periodistas en una rueda de prensa tras el consejo de ministros extraordinario que ha aprobado los Presupuestos de 2018 para destacar “la transformación del patrón de la economía española” por la que “hay diez puntos más de aportación de la exportación a la economía española, hasta el 33% del PIB, somos una potencia exportadora, y se ha producido una caída de otros diez puntos en la contribución de la construcción a la economía española. Estamos en la economía de la competitividad y del sector exterior y no del ladrillo”.
El ministro de Economía ha destacado estos elementos como factores para hacer “un alza en las estimaciones de crecimiento en 2018 de cuatro décimas que llevaran la previsión de crecimiento económico al 2,7%, que sitúa a España en cabeza del crecimiento económico de los países europeos”. La previsión de crecimiento tendrá lugar en “un contexto de estabilidad de precios”, con una previsión de inflación en el 1,5%, una “cifra razonable”, según el ministro.
Este incremento del PIB llevará, según Escolano, a convertir 2018 en otro año “particularmente intensivo en la creación de empleo, con 475.00 nuevos empleos”, de manera que el Gobierno espera que a fin de año se alcance la cifra de “19,473 millones de ocupados, los desempleados de la EPA bajarán en 340.000 personas y la tasa de desempleo se sitúe en el 15%, el dato más bajo del paro que no vemos desde 2008”.
La insistencia de Escolano para definir la transformación de los fundamentales de la economía española se contradecía con sus propias palabras cuando ha asegurado que se mantiene la “tendencia en los últimos años, con un proceso de expansión del crecimiento de la demanda interna, pero también de la demanda externa. Ahora la economía española ha cambiado y los dos reactores están funcionando a la vez”.
La aportación de la demanda nacional alcanza los 2,3 puntos porcentuales frente a los 1,8 puntos porcentuales en la anterior previsión, con un comportamiento más dinámico de la inversión en capital fijo y del consumo. Por su parte, la demanda externa aporta una décima menos de lo previsto en el anterior escenario, hasta los 0,4 puntos porcentuales.
El ministro no ha dudado en señalar los vientos de cola que están facilitando el despegue de la economía española. Por un lado, ha destacado “la mejora del marco económico exterior, especialmente en Europa y en el conjunto de la economía mundial” que favorece al sector exterior. Las tensiones comerciales que está provocando la imposición de aranceles por parte de Estados Unidos y la respuesta de la Unión Europea todavía no tienen efecto sobre los intercambios comerciales, según ha admitido Escolano, que ha añadido que como contrapartida están impulsando la formalización de los convenios comerciales entre la UE y México y Mercosur.
Las hipótesis en las que se basa el cuadro macroeconómico parten de un mayor crecimiento del PIB mundial, excluida la zona euro, hasta el 4,1% respecto a las proyecciones de octubre, y también un mayor crecimiento en el PIB de la zona euro, 2,4% frente al 1,8% anterior. El precio del petróleo sigue ayudando a la política económica del Gobierno, aunque se trabaja con la estimación de un encarecimiento del barril de Brent, la previsión con la que se trabaja es de 66,4 dólares el barril, todavía lejos de precios que podrían provocar tensiones.
Por otro lado, el Gobierno asume que el problema político en Catalunya ya está amortizado “por la menor incertidumbre política existente tras la aplicación del artículo 155”, de manera que lo han eliminado como elemento de desestibilización económica, pese a las últimas detenciones y encarcelaciones de políticos independentistas que han provocado movilizaciones y protestas.
Además, Escolano ha destacado la “mejora de la formación brutal del capital, de la inversión, especialmente de la inversión empresarial”, como otro factor importante como “creador de empleo e impulsor de la demanda, capacidad de oferta”.
En este sentido, el ministro de Economía ha subrayado el desempalalancamiento del sector privado, que “ha reducido deuda en 60 puntos del PIB”, a lo que añadió la capacidad de financiación sin tener que ir al exterior. Las dudas que lanzó el Banco de España cuando puntualizó que España incumplirá hasta 2020 sus objetivos de déficit y que este año se situará en el 2,5%, tres décimas por encima del objetivo, no serán un obstáculo ya que Escolano ha insistido en que este año se saldrá del proceso de déficit excesivo (por debajo del 3%) pero además se cumplirá con el objetivo del déficit del 2,3%.