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La inflación se come la reducción de la desigualdad y lleva la carencia de carne y la pobreza energética a máximos

La inflación se ha comido la reducción de la desigualdad en España en la recuperación económica del shock de la pandemia. La crisis de precios que se inició en 2021 y que se exacerbó con la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022 ha llevado a máximos la carencia de carne, pollo y pescado, hasta el 6,4% de los hogares, y la pobreza energética, algo por encima del 20%.

La Encuesta de Condiciones de Vida del INE, que recogió datos entre febrero y mayo de 2023, deja ver el daño de la inflación pese al crecimiento de los ingresos de las familias por el incremento del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), la fortaleza del mercado laboral o la revalorización de las pensiones según el IPC (Índice de Precios de Consumo).

Al golpe de la escalada de los precios, hay que sumar el asfixiante mercado de la vivienda y la austeridad monetaria del Banco Central Europeo (BCE), y su agresiva política de aumento de los tipos de interés, que ha elevado el coste de las hipotecas y del resto de préstamos.

La desigualdad y la pobreza han bajado con contundencia en España tras el repunte por la pandemia. Con renta de 2022, un 20,2% hogares está en riesgo de pobreza, un mínimo no visto desde 2008. En cambio, según el mismo sondeo, casi 4 de cada 10 familias “no tiene capacidad para afrontar gastos imprevistos”. Mientras, un tercio “no puede permitirse ir de vacaciones al menos una semana al año”. Y, como se muestra en el primer gráfico de esta información, 1 de cada 5 hogares “no puede permitirse mantener la vivienda con una temperatura adecuada”.

Todas estas cifras son consecuencia de los estragos que las subidas de precios de la energía y los alimentos hacen en las familias más vulnerables, puesto que son estas las que gastan una mayor proporción de sus ingresos totales tanto en las facturas de la luz o de la calefacción como en el supermercado.

Eso sí, la pobreza energética ha aumentado en todos los grupos sociales desde 2019, según señala la encuesta. Hay que tener en cuenta que el INE realizó las preguntas al final del invierno y el principio de la primavera de 2023, cuando las precios de la electricidad solo habían comenzado a bajar y las mejoras de los salarios estaban empezando a acelerar.

De hecho, en esos meses se abarató sobre todo el mercado regulado de la luz, mientras que el mercado libre siguió encareciendo algunas facturas. El verdadero alivio empezó a notarse en la segunda parte del año pasado.

La Encuesta de Condiciones de Vida sí que refleja que las medidas anti inflación y el incremento del SMI o el Ingreso Mínimo Vital (IMV) han evitado que el daño haya sido mayor para las familias con menos ingresos. De hecho, los mayores golpes en los últimos años se los han llevado los siguientes grupos de renta, el segundo decil más pobre, el tercero, el cuarto y el quinto.

Si se analiza la evolución de la pobreza energética según la actividad (ocupados, parados, pensionistas...) se aprecia que los incrementos de las pensiones de los últimos años no ha evitado que el aumento de pensionistas que “no puede permitirse mantener la vivienda con una temperatura adecuada” esté en línea con el resto de grupos.

Las distintas medidas desplegadas por el Gobierno sí han conseguido reducir la pobreza relativa. Por ejemplo, las familias en riesgo de pobreza han bajado hasta el 20,2%, con datos de renta de 2022, desde el 21,7% que se alcanzaron con las preguntas del INE sobre los ingresos de 2020.

Si se observa la evolución de la desigualdad de los ingresos de las familias más pobres y más ricas, se extraer la misma conclusión. Los esfuerzos del Ejecutivo han logrado que el 10% de hogares más pobres haya recuperado la brecha que se generó durante la crisis económica de 2008, evitando un golpe mucho más acusado de la crisis de inflación.

El último gráfico de esta información señala la contundente caída de la desigualdad en España en los últimos años. La renta del 20% más rico multiplicó por 7 veces la de los más pobres en 2014. Esta relación se ha reducido a 5,5 veces. La tendencia debería seguir avanzando en el mismo sentido por la menor precariedad del mercado de trabajo, las subidas del SMI y de las pensiones y las mejoras salariales que se han dado en general, en las empresas, en los últimos meses.