El presidente de CaixaBank, José Ignacio Goirigolzarri, ha presentado su renuncia voluntaria como presidente no ejecutivo de la entidad financiera, según ha comunicado el banco en una información que ha adelantado el diario 'La Vanguardia'.
No deja de forma inmediata el cargo. Permanecerá en él hasta el próximo 31 de diciembre. A partir de 2025 le sustituirá Tomás Muniesa, actual vicepresidente del banco. Las funciones ejecutivas seguirán en manos de Gonzalo Gortázar, consejero delegado de Caixabank. Muniesa es un histórico de la casa y ya es consejero de la entidad en calidad de dominical, en representación de CriteriaCaixa, el holding de la Fundación Bancaria La Caixa, primer accionista de CaixaBank porque controla el 31,7% del capital.
Caixabank explica que el consejo de administración ha valorado como “enormemente positiva” la gestión llevada a cabo por José Ignacio Goirigolzarri, y ha destacado su “contribución fundamental en el ejemplar y exitoso proceso de integración de Bankia”. Por su parte, Gonzalo Gortázar, consejero delegado de CaixaBank, ha agradecido “el gran compromiso y dedicación de José Ignacio” y ha destacado “la enorme complicidad profesional y personal que han mantenido durante estos años”, según explican a través de un comunicado.
Goirigolzarri ha ejercido una presidencia de carácter ejecutivo, un cargo con poder decisión que al Banco Central Europeo (BCE) le genera dudas por concentrar funciones ejecutivas y de representación, que prefiere que recaigan sobre el puesto de consejero delegado. Esto es habitual en la banca española. Santander y BBVA, mantienen este puesto de presidente ejecutivo, que ocupan Ana Botín y Carlos Torres, respectivamente.
El 17% de Caixabank es del Estado
Jose Ignacio Goirigolzarri ejerce el cargo de presidente ejecutivo de CaixaBank desde 2021, cuando la entidad absorbió a Bankia, donde también ocupaba el cargo de presidente desde el año 2012. La integración de ambas entidades creó el mayor banco del mercado español.
El 17% del accionariado de Caixabank está en manos del Estado a través del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB). Una participación que tiene visos de continuar en el tiempo, a pesar de que el Estado tendría que ir liquidando su participación a finales de 2025. Sin embargo, esa fecha puede ampliarse para maximizar el valor de la participación y los dividendos.
“Caixabank se ha revalorizado un 50% en el último año y un 250% desde la fusión”, aseguró hace unas semanas el presidente del FROB, Álvaro López Barceló, durante una comparecencia en el Congreso de los Diputados. “Desinvertir [antes] hubiera supuesto menores ingresos y menor recuperación de ayudas públicas”. De ahí, explicó el presidente del FROB, la necesidad de valorar el potencial al alza de la acción, el valor de la entidad, la capacidad de absorción de la demanda, la perspectiva de cobro de dividendos y la volatilidad del mercado en cada momento.