Nicolás González Casares (A Coruña, 1972) va a tener poco tiempo libre en los próximos meses. El eurodiputado del PSOE va a ser el ponente para la reforma del mercado eléctrico que Bruselas quiere que esté en vigor a finales de año o, como muy tarde, en febrero de 2024, cuando las instituciones europeas entren formalmente en modo campaña. Su designación es un triunfo para los socialistas, que pilotarán también el grueso de las conversaciones desde la presidencia rotatoria de la UE. Pero el parlamentario gallego no quiere mostrar mucha ambición por las resistencias que hay dentro del Parlamento Europeo y también de los 27 a dar la vuelta al sistema. Aún así, se muestra optimista respecto al futuro de la reforma al dar por hecho que no habrá vetos. En esta entrevista avisa de que “la inacción es más peligrosa para los gobiernos que una reforma del mercado eléctrico que modere los precios” y desgrana los ajustes que se pueden poner en marcha para evitar que los precios de la energía se disparen como ocurrió hace unos meses.
¿Qué objetivos se ha marcado el Parlamento Europeo respecto a la reforma del mercado eléctrico?
El Parlamento como tal no tiene unos objetivos. Ahora tendremos que fijar la posición. En el momento en que empezó la crisis de los precios, en el verano de 2021, incluso antes de la invasión de Ucrania, algunos en el Parlamento empezamos a decir que había cosas que no funcionaban bien y que las restricciones de suministro de gas estaban afectando de una manera muy rápida a los precios del mercado mayorista. En España, ese contagio del precio de mercado mayorista se trasladaba muy rápidamente a las facturas de los consumidores y tardó más tiempo en pasar en el resto de países europeos. Por eso fuimos los primeros en detectar eso e hicimos aquí una lucha bastante importante.
A medida que se iban dando pasos solucionando la crisis energética, los problemas de suministro de gas, poniendo unos niveles de suministro de gas, luego vino la excepción ibérica, fue calando la idea de que era necesaria una reforma del mercado eléctrico europeo. Pero, ojo, había gente a favor y claros detractores de que se abriera este melón, y muchos de los detractores eran precisamente los que más estaban ganando en ese momento: las empresas eléctricas, que estaban haciendo mucho negocio no querían ni oír hablar de que se abriera una reforma. Hay que saber bien por qué se hace esta reforma: porque hubo una crisis energética que dio lugar a una crisis de precios. Tenemos que proteger nuestro mercado europeo de esos vaivenes y de esa volatilidad, y que eso no provoque un daño muy grande en los consumidores y en las pequeñas y medianas empresas.
La vicepresidenta Ribera ha dicho que esa propuesta que ha hecho la Comisión Europea es insuficiente. ¿Está de acuerdo? ¿Qué le parece la la propuesta? Si es un punto de partida, poco ambicioso, ¿puede perjudicar a la hora de negociar?
Tenemos una reforma. Eso era lo primero más importante. Coincido con Ribera, evidentemente, en que la reforma no es todo lo ambiciosa que debería de ser. Hay puntos positivos en la propuesta de la Comisión, no digo que sea una mala reforma, pero es muy superficial. Si se volviera a repetir, seguiríamos sin herramientas para abordar de una forma clara una crisis de precios como la que hubo. Por lo tanto, hay que poner elementos, ir más profundo, ser más ambiciosos en esta reforma, aunque yo también considero que hay elementos positivos, como el derecho a compartir energía.
Hay otra cuestión importante y es que caminamos hacia una descarbonización del sistema eléctrico, aunque a diferentes velocidades en los diferentes países, pero cada vez hay más renovables y son más baratas. Por lo tanto, esa señal de precio también se debe notar en el mercado, es decir, que los consumidores que ven que estamos poniendo muchas renovables sean conscientes de que eso trae beneficios no solo climáticos, sino también para la competitividad de las empresas, el empleo, etc. Eso sí, también manteniendo incentivos, que las renovables son más baratas, pero también necesitan una remuneración para que las empresas sigan invirtiendo en ellas.
¿Cómo se puede incluir en la reforma esa señal a las renovables?
En la propuesta de la Comisión ya hay algo de esto y es que si buena parte del mercado la sacas de la negociación del momento, es decir, del mercado mayorista y buena parte del volumen del mercado de electricidad lo pasas a contratos a largo plazo, lo que se llaman acuerdos bilaterales (PPA), que son estables en el tiempo y normalmente se hacen con renovables, se evita volatilidad, garantizas unos precios a las renovables, pero también unos precios estables a los consumidores. ¿Qué pasa? Que los PPA están muy bien, pero prácticamente no son accesibles ni a las pequeñas y medianas empresas ni a los pequeños consumidores. Creemos que hay que ir más allá e introducir más transparencia en esto y buscar la manera de que sea más accesible.
Después hablamos mucho de los beneficios caídos del cielo. Hubo momentos en los que tecnologías ya amortizadas, como podrían ser la nuclear o la hidroeléctrica, tienen unos beneficios extraordinarios muy elevados y creo que se hizo bien en su recorte; pero también es cierto que tenemos que dejar que las renovables den una señal de que tienen un precio más bajo, pero al mismo tiempo garantizarles una remuneración continuada.
¿Cómo se puede hacer eso?
Una parte los PPA, luego hay contratos por diferencia. Y vamos a trabajar de qué manera promocionamos el almacenamiento. Eso posibilita que cuando se utilice esa energía almacenada se haga en un buen momento de precio y que eso ayude a la remuneración. También queremos introducir mecanismos de capacidad, que no están suficientemente recogidos en la propuesta de la Comisión y que aseguran una remuneración a tecnologías que ayudan en la flexibilidad y el almacenamiento. Va a haber un momento, ya está pasando en España, en que tú no puedes aprovechar todas las renovables. Si no tienes suficiente capacidad de almacenamiento para coger esa sobrante y dedicarlo a almacenarla, está claro que el precio va a tender a cero, que va a bajar mucho el precio y nadie va a querer invertir en renovables. Tenemos que buscar soluciones para esto.
Eso también lo va a conseguir el hidrógeno, porque es un gas que puede almacenarse, pero no vamos a tener un mercado de volumen suficiente hasta pasado 2028-2030. Por eso creo que hay que buscar que un sistema de almacenamiento, como el bombeo hidráulico o grandes baterías, también tenga su sitio en esta reforma.
La principal propuesta de España fue poner precios fijos a la hidráulica y a la nuclear, pero se ha quedado fuera de la propuesta de la Comisión. ¿Ve margen para introducirla en la negociación?
Vamos a buscar elementos que en situaciones de urgencia, es decir, en situaciones donde los precios se puedan disparar, compensen a los consumidores. Lo que propone la Comisión no ayudaría en una crisis similar como la pasada y, además, algunos de los que proponen están pensados para regímenes de ayudas en países que tienen mucho músculo financiero, como puede ser Alemania. Tiene que ser una solución que valga para todos los países europeos y no solo para unos pocos que tienen mucho dinero. Las interconexiones aquí son un elemento importante a tener en cuenta. Un país bien interconectado puede encontrar más soluciones. Pero los países que tienen bajo nivel de interconexiones tienen mayores dificultades para buscar cómo amortiguar esos precios en otra zona de oferta.
¿Sin esa medida se puede acabar de alguna forma con los beneficios caídos del cielo que actualmente tienen las empresas eléctricas?
Voy a decir una cosa que suena un poco mal: no estoy totalmente en contra de beneficios caídos del cielo cuando son para tecnologías renovables, siempre que estén dentro de los márgenes de aceptabilidad. Lo que vimos en esta crisis es que había tecnologías que estaban ganando por el megavatio hasta seis, siete u ocho veces más de su coste normal y eso no es aceptable. ¿Cómo puedes actuar ante eso? Poner elementos que en una emergencia lo amortiguan, pero también lo puedes hacer en el mercado normal. Eso sucedía porque el mercado mayorista estaba contagiado por los precios del gas. Si se consigue que el volumen que se negocie en el mercado mayorista disminuya y se vaya más a contratos a medio o largo plazo y a todos esos mecanismos de capacidad o contratos por diferencia, la influencia del mercado mayorista será menor finalmente en la fijación del precio. No quiero decir que deje de existir ese mercado porque siempre va a tener que haber una señal de mercado, pero que ahí se negocie mucho menos volumen de energía, con lo cual se negocie más en la parte que es estable y menos en la parte que es volátil.
La propuesta de España era para de poner precios fijos era para instalaciones que ya estaban amortizadas. Lo que alega la Comisión Europea es que se puede poner en riesgo las inversiones.
En parte comparto lo que dice la Comisión por una razón: cada país es dueño de hacer su mix energético siempre que cumpla con sus compromisos climáticos y de descarbonización. Por lo tanto, cada país puede decidir que tecnologías usa. Puede haber un país que quiera invertir en nucleares y tiene todo su derecho a hacerlo asumiendo sus riesgos, tanto de inversión o de precio. El arreglo del mercado va a ser para los 27. Entonces no puedo decirle a ese país: “Oiga, usted no remunera sus nucleares, que las acaban de construir hace cinco años, porque las mías las construimos hace 40 y ya están amortizadas”. Tengo que poner un elemento común para todos y que eso no limite inversiones.
¿Cree que con esta reforma del mercado eléctrico los consumidores van a notar mejores precios?
Ojalá te pudiera contestar que sí, pero ese es uno de los objetivos. Uno de los objetivos fundamentales es que si en el mercado poco a poco van introduciéndose fuentes de energía que son más baratas, el consumidor note que esas fuentes de energía son más baratas. Porque si no nos pasa lo siguiente, que ya pasó y que yo no quiero que pase, y que estamos viviendo en España: instalamos muchas renovables que a priori son mejores en precio, más asequibles, pero al mismo tiempo la gente pagaba más y eso significaba que la gente incluso se vuelve en contra de las renovables. Yo creo que a medida que entran renovables en el sistema, la gente tiene que notar menos precios y vamos a tratar de que esto sea así.
Pero, ¿y eso cómo se va a conseguir? Porque al final sigue teniendo más peso el sistema marginalista y está en el que la energía más cara marca el precio final.
Bueno, esa es la parte marginalista del mercado mayorista. Pongamos como ejemplo que el 80% de la energía está en el mercado mayorista y el 20 está en contratos bilaterales, en otras herramientas. Ahí el mercado mayorista es el que da la mayor señal de precios, pero si yo estimulo que ese mercado más estable, le robe espacio y volumen al mercado mayorista, la señal de precio de mercado mayorista va a ser menos importante y eso va a contribuir en que los precios sobre todo sean más estables y que a medida que entren renovables sean más baratos. Es una teoría bastante acertada.
¿No se va a acabar con el marginalismo?
Me gustaría proponer algo diferente al marginalismo, y buscaremos intentarlo pero no vemos mayorías suficientes, a día de hoy, en el Parlamento Europeo.
¿Qué plazos se marca el Parlamento para tener una posición?
Los plazos están bastante acotados. El 22 de mayo tenemos que presentar al resto de ponentes en comité nuestro borrador y en julio está previsto que se vote en el Comité de Energía y que se vote en el Pleno de septiembre para que, a partir de ahí, se comience la negociación en trílogos. Nos gustaría acabar en este año, con la presidencia española a ser posible. Si no es posible, desde luego sí que es prioritario, y esto es un objetivo de todas las instituciones europeas (Parlamento, Consejo y Comisión) es acabarlo antes de que remate esta legislatura, es decir, en febrero del año que viene como muy tarde.
España se había marcado como objetivo de la Presidencia la reforma del mercado eléctrico, ¿lo ve factible dado que Alemania ha dicho que no corre tanta prisa?
Bueno, dependerá de si la reforma le gusta más o menos a Alemania. Creo que todos los países son conscientes de que es mejor acabarlo antes de que pase otro ciclo más de invierno, porque va a dar también serenidad al mercado. Imagina que se vuelven a repetir los elementos de precios elevados, porque hay que ahora rellenar otra vez los depósitos de gas, China se incorpora otra vez porque está fuera del covid y vuelve otra vez su industria a funcionar. ¿Qué puede pasar si volvemos a ver estos precios elevados? Volverá a haber presión sobre los políticos y también sobre los gobiernos de los estados y la inacción es más peligrosa para los gobiernos que una reforma del mercado eléctrico que modere los precios. Por tanto, dejar pasar el tiempo también puede ser peligroso.
Ha dicho que dependería de si a Alemania le gusta la reforma. Por el momento, la propuesta de la Comisión le gusta tanto a Alemania como a las empresas eléctricas. ¿Es un punto de partida negativo para usted de cara a empezar la negociación?
Más que negativo es estimulante. Si yo quiero una reforma que vaya un poquito más allá, sea más profunda y más ambiciosa de lo que dice la Comisión, tendré que trabajar para convencer a los grupos políticos, también a los stakeholders, en este caso las industrias, y cómo no, también a Alemania. Trataremos de convencerlos por la vía de la razón y los argumentos para que traten de ir un poquito más allá. No puede ser que no demos soluciones ahora y luego haya que volver a abrir este melón otra vez.
¿Que el grueso de la negociación vaya a estar en manos de un socialista en el Parlamento Europeo y de la presidencia española, por tanto, también en manos socialistas, allana el camino para conseguir esa mayor ambición?
Los vericuetos y los caminos son tortuosos. Cuando presides el Consejo, debes tender más hacia la neutralidad. Y en el Parlamento yo represento a un grupo político, no sólo a mi país, con lo cual tengo que tener a mi grupo siempre conmigo. Desde luego da influencia y sobre todo significa una cosa clara y es que a España se le escucha en el campo de la energía y la transición ecológica y tiene influencia. Vamos a hacer todo lo posible para que sea una reforma beneficiosa para la gente de todos los estados miembros y que, por consiguiente, también sea beneficioso para España, pero una reforma europea.