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Una nueva estadística de horas trabajadas cuestiona el bajo crecimiento del PIB registrado por el INE

Daniel Yebra

14 de noviembre de 2023 23:22 h

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Un nueva estadística sobre el mercado laboral vuelve a cuestionar el crecimiento del PIB (Productor Interior Bruto) registrado por el Instituto Nacional de Estadística (INE) desde el shock de la COVID. La Seguridad Social ha construido un índice de “horas efectivas trabajadas” que muestra que han aumentado un 7,3% desde el nivel prepandemia (último trimestre de 2019). Mientras, la Contabilidad Nacional, que se basa principalmente en la Encuesta de Población Activa (EPA) del INE, refleja que están casi dos puntos por encima.

El 18 de septiembre, el INE revisó en 1,3 puntos el crecimiento económico entre 2020, 2021 y 2022 y confirmó que la recuperación del PIB precovid se completó el año pasado. Con esta actualización, Estadística admitió el desacoplamiento de la Contabilidad Nacional con la creación de empleo (hasta alcanzar el récord de 21,3 millones de trabajadores en el tercer trimestre de este 2023) o la recaudación de impuestos por el inédito shock de la pandemia en 2020 y la rápida reapertura y el intenso rebote de la actividad de 2021.

En ese mismo momento, distintos expertos consultados por elDiario.es –entre ellos Francisco Melis y Miguel Artola, que vienen advirtiendo desde hace meses sobre los desajustes entre el PIB y otras estadísticas en el propio periódico– coincidieron en que las nuevas cifras seguían infravalorando la creación de puestos de trabajo o el aumento de los ingresos por impuestos. Es decir, que la revisión fue incompleta.

El 22 de septiembre, el INE actualizó también al alza los datos de crecimiento del primer y del segundo trimestre de 2023, hasta situar el PIB dos puntos por encima del nivel anterior a la pandemia.

El 27 de octubre, Estadística publicó la primera estimación del avance de la economía en el tercer trimestre, señalando un incremento del 0,3% que destacó en toda la eurozona y que se justifica precisamente en la resistencia del consumo, tanto público como privado. En este último caso, el gasto de las familias se apoya principalmente en la estabilidad del mercado de trabajo de nuestro país, pese a que el paro sigue siendo muy elevado, cercano al 12% y por encima de la media europea, y en la recuperación de los ingresos disponibles por las subidas de salarios y las medidas del Gobierno.

Según la última publicación oficial del PIB, la actividad ya superaría en 2,2 puntos los niveles precovid. Pero las cifras continúan sin cuadrar entre las diferentes fuentes y metodologías. “Indagar en los datos del PIB es necesario porque, más allá de un mero debate de cifras, existen importantes conclusiones para las autoridades, los agentes sociales y la opinión pública”, defendió en septiembre Miguel Artola.

La fortaleza del mercado laboral

Las estimaciones de Artola y Melis apuntan a que la brecha entre la Contabilidad Nacional y los datos registrados de creación de empleo, de aumento de las ventas de las empresas o de la recaudación de impuestos sigue existiendo. Concretamente, en alrededor de otros 60.000 millones: 5 puntos más que todavía no registra el PIB y que cambian por completo el relato de la recuperación económica y de la legislatura del primer Gobierno de coalición.

El nuevo índice de la Seguridad Social de horas efectivas trabajadas, calculado a partir de los datos de cotizaciones sociales abonadas por las empresas, insiste en las incoherencias estadísticas. Y, al mismo tiempo, en la fortaleza del mercado laboral.

La Seguridad Social expone que “la evolución que muestra este índice coincide en gran medida con los datos correspondientes a la Encuesta Trimestral de Coste Laboral (ETCL) del INE, que muestra un aumento del 8,1% en las horas efectivas trabajadas respecto al periodo prepandemia”.

“En cambio, como puede apreciarse en el mismo gráfico, ambas estadísticas son significativamente más elevadas que las observadas en la Encuesta de Población Activa (EPA) y la Contabilidad Nacional Trimestral (CNTR), según las cuales en el segundo trimestre de 2023 las horas efectivas trabajadas apenas habrían aumentado entre un 1,2% y un 1,4% las horas trabajadas respecto al nivel previo a la pandemia”, continúan desde la Seguridad Social. La brecha entre los distintos cálculos es de casi siete puntos porcentuales.

Además, “se observa también que se produce una ruptura de la relación de estas series a partir de finales de 2021”, destaca el mismo informe, difundido este martes. Respecto a los detalles metodológicos, hay que tener en cuenta que la Contabilidad Nacional, el PIB, extrae los datos de las horas trabajadas de la EPA con la excepción de los empleos en la Administración pública, en la educación y en la sanidad.

La EPA es una encuesta dirigida a las familias (se estudian 65.000 hogares al trimestre que equivalen aproximadamente a 160.000 personas). Por su parte, la muestra de la ETCL se obtiene a partir del Directorio de Cuentas de Cotización a la Seguridad Social. Entre ambas, hay diferencias al clasificar a los trabajadores.

Sobre el nuevo índice, la Seguridad Social explica que el “incremento en las horas efectivas trabajadas se debe fundamentalmente a la combinación del aumento del número de personas afiliadas a la Seguridad Social en este periodo, y al hecho de que las horas efectivas por cada cotizante son un 2% superiores a los niveles pre COVID”.

De esta manera, aclara que “para calcular las horas efectivas trabajadas, es necesario descontar las horas de los trabajadores en situación de ERTE, incapacidad temporal y percibiendo otras prestaciones (prestación de nacimiento y cuidado del menor, riesgo durante la lactancia natural y riesgo durante el embarazo)”.

Estas cifras hacen resonar las incoherencias en la cuantificación del PIB, incluso tras la revisión de los datos de 2020 a 2022: “Apenas se han registrado modificaciones en el consumo de los hogares y la perspectiva que prevalece sigue siendo extraordinariamente pesimista. Esta situación contrasta con la más favorable evolución del gasto final sujeto declarado en el IVA, que, como hemos argumentado en anteriores ocasiones, indica un mayor dinamismo del consumo de las familias”, señaló en su artículo Miguel Artola.

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