“El etiquetado nutricional de los alimentos en la Unión Europea es un desastre, pensado para que ni se mire ni se entienda”
Miguel Ángel Martínez-González (Málaga 1957), es uno de los investigadores más reconocidos mundialmente en el campo de la nutrición y la medicina preventiva. Catedrático de la Universidad de Navarra y profesor invitado en Harvard, está considerado el mayor experto en la dieta mediterránea. Ahora el doctor Martínez-González ha publicado el libro Salud a ciencia cierta Salud a ciencia cierta(Planeta, 2018), una guía de consejos esclarecedora sobre la importancia de una buena dieta y unos hábitos saludables para prevenir el auge de las actuales epidemias de obesidad, diabetes y problemas cardiovasculares, que él considera un serio problema de cara al futuro sostenimiento de la salud pública española.
Según Martínez-González, el libro nace de la conciencia sobre la “mucha desinformación existente hoy en día en materia de nutrición” y hace hincapié en la importancia de la educación, tanto pública como doméstica, sobre todo para prevenir la obesidad entre los adolescentes: “es fundamental el papel de los padres”, apostilla el médico: “Me refiero a padres cuyo ejemplo nutricional y de buenos hábitos cunda sobre sus hijos”. Martínez-González reconoce que este tipo de figura se da más entre las clases altas que entre las de menor estrato socio-económico.
¿Qué es y a quién se dirige el libro Salud a ciencia cierta? Salud a ciencia cierta
Lo dirijo al conjunto de la población general española, y me refiero a personas que no están enfermas pero cuyos hábitos pueden hacerles padecer alguna enfermedad en el futuro. La nutrición es una pieza fundamental de la medicina preventiva, ya que a peor nutrición mayor riesgo de enfermedad. El sobrepeso de hoy puede ser indicador de la obesidad de mañana, de la diabetes o de un posible infarto. Los consejos que damos en el libro están pensados para tomar conciencia de que necesitamos un cambio.
Usted es uno de los mayores expertos en la dieta mediterránea: ¿decir dieta mediterránea es hablar de un menú, de un conjunto de hábitos o de una cultura alimentaria?
En griego la palabra diaita (dieta) significa estilo de vida, por lo tanto la dieta mediterránea incluye además de la buena alimentación la actividad física y los hábitos saludables. Pero en un sentido mas amplio pretende fijar un patrón alimentario saludable. Por desgracia hoy en día seguir la dieta mediterránea es más quitarse determinados alimentos y hábitos que añadir otros. Implica comer menos o ninguna carne roja o procesada, prescindir de los hidratos refinados y el azúcar y reducir todos los lácteos enteros, salvo yogures, así como limitar el consumo de queso. A cambio se debe aumentar el consumo de legumbres y hortalizas, aceite de oliva, fruta fresca en piezas, pescado, frutos secos y finalmente carne de ave.
Este verano, viajando por Japón, me llamó la atención el que apenas haya gente con sobrepeso; ¿se debe a factores genéticos o a la dieta que siguen?
Es aventurado asegurarlo al 100%, pero se debe en buena manera a la dieta; comen muy poca grasa saturada, apenas prueban la carne roja, no consumen lácteos y sí muchas legumbres y tubérculos, y obtienen la proteína de alta calidad del pescado o bien del pollo. Comen además varias veces y no en grandes cantidades.
Tienen mucho control de sí mismos, en contra de la cultura norteamericana de atiborrarse sin control. Además, son activos; se mueven mucho, andan, corren, hacen deporte, etc. El único punto que considero un peligro es el consumo de arroz y fideos que tienen; mientras se mantengan activos es un aporte de energía positivo, pero cuando se entra en el sedentarismo, puede ser una fuente peligrosa de azúcares que inicien el camino a la diabetes, tal como ha pasado en China, donde las tasas se sitúan en un preocupante 10%.
¿No cree que vivimos un momento de emergencia nutricional en España?
Claramente, sí; y este es uno de los motivos por los que he escrito el libro y creo que deberían sumarse más iniciativas. Estamos ante una amenaza fortísima para la sostenibilidad del sistema nacional de salud. El nuestro es un sistema muy bueno, pero de cara al futuro no se sostendrá con las tasas de obesidad que tenemos y que crecen, al igual que la diabetes y otras enfermedades relacionadas con la mala alimentación.
¿Cree que el Ministerio de Sanidad debería tomarse más en serio la creación de campañas de choque para concienciar de lo importante que es una buena alimentación y lo lejos que nos estamos situando de ella?
Creo que lo primero es limitar la influencia de la industria alimentaria en los organismos del ministerio. Aquí ha habido un error de entrada, que es el de colocar cargos de la industria al mando de agencias ministeriales, como ocurrió con una alta ejecutiva de Coca-Cola durante la época de Ana Mato, que fue nombrada directora de AECOSAN. Dicho esto, creo que el ministerio tendría que coger el toro por los cuernos y apoyarse en investigadores independientes para ofrecer recomendaciones objetivas y libres de cabildeos a la población.
¿Está a favor de un impuesto a bebidas y alimentos con azúcares añadidos?
Por supuesto que sí, y en este sentido el que ya existe en Catalunya se tiene que extender al resto del Estado; además también deben ser gravados otros alimentos igualmente insanos. Y la recaudación del impuesto debería ser destinada a la promoción de una dieta saludable.
¿Qué le parecería la idea de introducir clases de cocina en la educación de niños y adolescentes, al nivel de otras asignaturas?
Estaría totalmente a favor, se trata de un asunto de formación culinaria, que es básica para tener una buena nutrición. Por otro lado, también hay que introducir una asignatura de nutrición en las facultades de medicina, porque el hecho de que no exista es para llevarse las manos a la cabeza.
¿Qué le parece el actual etiquetado nutricional de los alimentos en la Unión Europea?
Es un desastre, pensado para que ni se mire ni se entienda. Es un triunfo del lobby de la industria sobre la razón y el interés general.
¿Qué opina sobre el hecho de que los expertos de la EFSA (Agencia Europea de Seguridad Alimentaria) trabajen para la industria a la que deben controlar?
Totalmente negativo; de hecho yo no le hago mucho caso a la EFSA, me fío más de las recomendaciones de organismos y publicaciones independientes como The Nutrition Source, o la Scientific Advisory Board of Dietary Lines.
La pregunta del millón para terminar: ¿tan mala es una copita de vino o una cerveza diaria?
La cerveza es ajena a la dieta mediterránea y en cuando al vino, en varones de más de 45 años y mujeres de más de 55, el vino consumido de forma limitada durante las comidas, preferentemente si es tinto, se ha demostrado como positivo para reducir la mortalidad.