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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Los riesgos de ponerse mucha crema hidratante

La baja humedad en el aire, común sobre todo durante el invierno, contribuye a reducir también la humedad en la piel. Seguramente durante estos días hayas notado más picor en zonas del cuerpo como las piernas o los brazos porque la piel está más seca y, por tanto, más sensible durante los meses más fríos. 

Así que es tentador pasarnos con la hidratación en nuestro afán por proteger la piel en invierno. Pero existe la falsa creencia que cuanta más crema hidratante usemos, mejor, porque nuestra piel estará más hidratada y se verá mejor. 

Pero esto no es así. Las hidratantes faciales, por ejemplo, están diseñadas para ser concentradas, por tanto, usar más de la cuenta no produce mejores resultados sino que en ocasiones puede hacer lo contrario: estropear nuestra piel y causarnos problemas de salud. 

Efectos de la sobre hidratación

Debemos tener en cuenta que la piel es un órgano vivo que respira y, si no la cuidamos bien, pueden aparecer irregularidades en el funcionamiento biológico normal. Aplicar capas y capas de hidratante a la vez, sin limpiar, no es la mejor estrategia porque la piel solo puede absorber una cantidad, es como una esponja que se empapa lo que necesita y el resto lo rechaza.

La piel es una chivata y nos lanzará mensajes de que no lo estamos haciendo del todo bien. Algunas de las reacciones que tendrá la piel son:

  • Piel escamosa: con una hidratación excesiva, el proceso de reparación se estresa y el estado de la piel se deteriora. Este deterioro puede manifestarse de muchas maneras, como piel seca, escamosa, irritación y enrojecimiento.
  • Acné: en personas con la piel seca, es común usar cremas hidratantes más densas para que nutran en profundidad y eliminen la sensación de tirantez y escozor. Pero este tipo de cremas también pueden facilitar la aparición de acné o eczema en personas con predisposición. 
  • Exceso de sequedad: aunque parezca contradictorio, la hidratación excesiva puede hacer que la piel no puede formar una barrera cutánea eficaz, lo que acaba en sequedad continua. En un estudio del British Journal of Dermatology, los expertos aplicaron hidratante en un antebrazo a varios voluntarios y dejaron el otro sin tratar durante siete semanas. Al final de la investigación, el brazo tratado estaba más seco que el que no recibió tratamiento.
  • Poros obstruidos: un exceso de hidratante puede hacer que se acumulen residuos en la piel, lo que ayuda a que los poros se obstruyan. 

También existe la creencia de que, si usas demasiada crema hidratante, con el tiempo, la piel puede volverse perezosa, lo que ayuda a alentarla a producir menos humedad por sí sola porque no reconoce los signos externos que le indican que debe acelerar su actividad de autohidratación. 

La hidratación excesiva le indica a la piel que tiene suficiente agua, lípidos y proteínas (los componentes básicos de la piel) y que puede ralentizar su producción. La Asociación Española de Dermatología y Venerología (AEDV) recomienda, en invierno, hidratar la piel a diario, pero, solo el caso de personas con algún tipo de dermatosis, hacerlo como máximo dos veces al día. 

Cuándo y cómo aplicar la crema hidratante

La cantidad y frecuencia deben ajustarse a la sequedad de la piel, la humedad del aire, que varía en función de la estación del año, los ingredientes de la crema hidratante y de si se combinan con otros productos como mascarillas nocturnas en la cara. 

La Asociación Americana de Dermatología (AAD), en sus siglas inglesas) recomienda:

  • Aplicar la crema justo después de secarte tras una ducha, cuando la piel está rehidratada y en el estado de humedad idóneo. Hazlo con movimientos suaves hacia arriba, evitando frotarla de manera agresiva, y presta atención a las zonas más secas como rodillas y codos.
  • No esperar a que tu piel esté seca y escamosa para aplicar la crema hidratante. Lava y rehidrata la piel y aplica una crema que contenga al menos glicerina, ácido hialurónico, ácido láctico, lanolina o aceite mineral.
  • No todas las pieles son iguales, por tanto, es importante encontrar la hidratante que mejor se adapte a la nuestra (pieles grasas, secas, etc.). Para una piel más seca, lo más recomendable es usar un producto que bloquee la humedad, una ligera, con bajo porcentaje de grasa (oil-free); para una piel más sensible se aconseja una crema humectante que proteja, nutra y repara las células del cutis.
  • La piel debe estar hidratada, no grasa. Cuando aplicas la crema, esta debería absorberse de forma completa y no debería tardar mucho en filtrarse en la piel. 

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